En el Aniversario 30 de Field of Dreams (El Campo de los Sueños), su Director Phil Alden Robinson, Revela como una Actitud de retoque de los años 1960s Creó una película Mágica.
Él es miembro de una fraternidad muy selecta. Es una fraternidad que trasciende las usuales pequeñas fraternidades de antiguos peloteros de grandes ligas. Es tan pequeña que los miembros se pueden contar con los dedos de ambas manos.
Esa fraternidad esta compuesta por los antiguos pitchers que destacaron como abridores y relevistas. Piensen en eso. ¿Cuántos pitchers pueden nombrar que lo hicieran bien en ambas especialidades? Inmediatamente unos pocos vienen a la mente: Dennis Eckersley, Jim “Mudcat” Grant, John Smoltz y Hoyt Wilhelm, pero muchos aficionados no saben que Wilbur Wood lideró a los relevistas y a los abridores de la liga en sus días con los Medias Blancas de Chicago.
La carrera de Wood con los Medias Blancas se extendió desde 1967 hasta 1978, durante ese lapso fue parte clave en tres de los equipos de los Medias Blancas más memorables de la historia.
En 1967, Wood fue parte del profundo bullpen que tenían los Medias Blancas, quienes tuvieron la Serie Mundial a la vista hasta la desastrosa semana final.
En 1972 Wood era el as de la rotación de abridores de la “Outhouse or Penthouse” de los Medias Blancas. (Nota: Esa frase fue acuñada por el jardinero de los Medias Blancas, Rick Reichart cuando hablaba de la sorprendente temporada). Aquellos Medias Blancas batallaron con los Atléticos de Oakland hasta la semana final por el campeonato de la división oeste. Si no hubiese sido por la lesión de espalda del tercera base Bill Melton, la dinastía de los Atléticos en los 1970’s podría no haber ocurrido nunca.
En 1977, Wood también era uno de los abridores importantes de los “South Side Hit Men” que destrozaron todas las marcas de bateo existentes y se han catalogado como la versión beisbolera de los Bears de Chicago de 1985.
Wilbur fue uno de los atletas más populares de Chicago en los años 1970s, en parte porque no era un tipo espigado, con cuerpo de Adonis. Wilbur se parecía a tu tío Butch o a tu primo George. Era un tipo común. Y todos los aficionados de los Medias Blancas se podían relacionar con un tipo que no parecía la escultura de un dios sino que de alguna manera dominaba consistentemente a los bateadores de grandes ligas una y otra vez..Wilbur asistió tres veces al juego de las estrellas, ganó 20 juegos en una temporada cuatro veces, y logró 57 salvados y 163 triunfos en su carrera con los Medias Blancas. Fue nombrado el relevista del año de la Liga Americana en 1968, y en 1972 fue el pitcher del año de la Liga Americana y el pitcher abridor zurdo del equipo de estrellas de The Sporting News. Wood lideró la Liga Americana en 33 categorías durante sus días de jugador activo, la mayoría de ellas en la columna positiva. Entre ellas estaban liderar la liga en apariciones, juegos iniciados, juegos terminados, innings lanzados (incluyendo 376 innings lanzados en 1972), bateadores enfrentados, triunfos, y obligar a los bateadores a roletear para dobleplay.
Tuvo seguidillas de innings sin permitir anotaciones de 29 en 1973 y 27.2 en 1972. Lanzó tres juegos completos de dos imparables, dos de esos desafíos llegaron al undécimo inning. También agregó nueve juegos completos de tres imparables. Wood inició los dos juegos de una doble cartelera dos veces. (Nota: Una vez la lluvia permitió que hubiera un día de receso entre ambos juegos, Wilbur terminó el juego suspendido contra Cleveland que empezó el 26 de mayo de 1973, luego de un descanso de 30 minutos, inició el juego de la programación regular. Esto ocurrió el 28 de mayo de 1973, y fue seleccionado para el equipo del siglo de los Medias Blancas.
Nunca habrá otro pitcher como Wilbur Wood.
Cuando hablé con Wilbur, los tópicos fueron variados, desde como y por qué aprendió a lanzar la bola de nudillos, hasta como se convirtió en lanzador abridor y su rechazo inicial a hacerlo, hasta las carreras por el banderín en 1967, 1972 y 1977, su relación con Eddie Stanky y Chuck Tanner, haber lanzado tantos innings y las historias de sus compañeros durante esos grandes años.
Es un hombre único con una historia única.
Mark Liptak: Wilbur, llegaste a los Medias Blancas el 12 de octubre de 1966. Juan Pizarro fue el pelotero enviado a los Piratas por ti ¿Por qué no empezamos hablando de cómo te enteraste de la negociación y como reaccionaste?
Wibur Wood: Me enteré por un amigo. ¡Yo estaba en casa y alguien me llamó diciendo que lo habían oído en la radio! Calculo que más adelante ese día los Medias Blancas me llamaron para hacerme saber eso.
ML: Tu carrera estaba tambaleándose con los Medias Rojas y los Piratas, pero entonces en 1967 (51 juegos, cuatro triunfos, cuatro salvados y efectividad de 2.45) de pronto todo cambió. ¿Cómo ocurrió eso?
WW: Había pasado partes de siete temporadas en las grandes ligas, y mi registro mostraba cosas que no estaban saliendo bien. Fui firmado como pitcher de rectas y curvas y me fue muy bien con eso en las ligas menores, pero esos lanzamientos no fueron suficientemente buenos en las mayores. Estaba bien durante tres o cuatro innings, pero después de haber recorrido una vez la alineación empezaba a ser bateado. Decidí aflojar la curva y todo lo demás e ir 100% con la bola de nudillos. En realidad había lanzado ese pitcheo por mucho tiempo; empecé a usarlo en la escuela secundaria y en la pelota semi profesional. De vez en cuando lanzaba una recta para sacar de paso al bateador, pero eso era solo muy de vez en cuando.
ML: Hoyt Wilhelm y Eddie Fisher ya estaban con los Medias Blancas en ese momento y lanzaban mucho la bola de nudillos ¿Te enseñaron algo de ella que no sabías?
WW: Hablamos mucho de los puntos positivos del pitcheo. Es divertido, todos los nudillistas tienden a lanzar el pitcheo de la misma forma. Recientemente hablé con Tim Wakefield en un torneo de golf para caridad, y él hacía el pitcheo de la misma manera que yo lo hacía, la cual es igual a como lo hacían Hoyt y Fisher.
ML: ¿En qué se diferenciaba tu bola de nudillos de la de Hoyt y la de Eddie?
WW: Mi pitcheo tenía tendencia a romper hacia abajo y afuera ante los bateadores derechos. El de Eddie tendía a romper hacia abajo y adentro ante ellos. El de Hoyt era impredecible: Cuando lo lanzaba, podía ir a cualquier lugar de la zona de strike. El viento también podía cambiar la trayectoria del envío. El area alrededor del plato en la mayoría de los estadios donde yo lanzaba estaba donde el viento soplaba después de rebotar de las tribunas, o en algunos estadios como el viejo Metropolitan Stadium de Minnesota, venía directo alrededor del envío. Una bola de nudillos flota cuando el viento la empuja por las costuras.
ML: Solía sentir pena por los catchers de los Medias Blancas. Tipos como J.C. Martin, Gerry McNertney, Ed Herrmann. Tenía que ser duro tratar de recibirle no a uno, ni dos, sino tres pitchers nudillistas.
WW: Bien, recuerda que los catchers de los Medias Blancas, y mencionaría también a Pete Varney, pasaban por todo el sistema de granjas de los Medias Blancas y en el entrenamiento primaveral nos recibían. En la primavera, como tienes tantos pitchers a disposición, llevan a todos los catchers de la organización. Así que esos tipos tenían la oportunidad de ver bolas de nudillos por unos tres años. Luego cuando llegaban a los Medias Blancas, estaban acostumbrados a eso. Ahora, si los muchachos venían de otra parte mediante un cambio, y nunca antes habían visto ese pitcheo, era duro.
ML: Hawk Harrelson ha comentado que no entendía porque otros pitchers no habían tratado de aprender ese lanzamiento. Mencionó que el mismo podría ayudar aquellos tipos que tienen problemas o se recuperan de una lesión. Cuando lanzabas, Wilhelm, Fisher, Phil y Joe Niekro y Jim Bouton, entre otros, lanzaban la bola de nudillos. ¿Algo que decir sobre por qué la bola de nudillos se ha convertido en arte perdido?
WW: Si tratas de aprender el pitcheo porque has tenido una lesión, es muy tarde. Solía recibir muchas llamadas cuando jugaba de los pitchers que se lesionaban, preguntaban como lanzar ese envío. La bola de nudillos no es algo que se aprende de la noche a la mañana. La lancé por años, desde cuando estaba en la secundaria. Toma mucho tiempo ajustarse a ella ¿Qué organización de ligas mayores le va a dar a un pitcher tres o cuatro años para aprender ese pitcheo?
ML: Esa temporada de 1967 fue la campaña cuando los Medias Blancas casi ganan el banderín. Ha pasado mucho tiempo, pero imagino el disgusto de aquella semana final (donde los Medias Blancas perdieron todos sus cinco juegos ante los desahuciados Atléticos y Senadores) aún persiste.
WW: Ese fue mi primer buen año en las ligas mayores, y recuerdo haber permanecido en la lucha toda la temporada. Estuvimos ahí hasta la última semana.
(Los Medias Blancas cerraron la temporada de 1967 con dos juegos en Kansas City y tres en casa ante Washington, los dos peores equipos de la liga. Después de barrer a Cleveland ese fin de semana, los Medias Blancas viajaron a Kansas City donde tuvieron el lunes libre. El juego del martes fue pospuesto por lluvia y jugaron una doble cartelera el miércoles en la noche. Los Medias Blancas de hecho estuvieron tres días sin jugar, porque su último juego había sido el domingo en la tarde, algo inaudito en una carrera por el banderín. Chicago perdió ambos juegos, y luego estuvieron libres otra vez el jueves antes de recibir a los Senadores. Los Medias Blancas fueron vencidos 1-0, y quedaron eliminados de la carrera de cuatro equipos por el banderín, entonces jugaron sin motivación y perdieron los dos juegos del fin de semana para terminar la temporada).
Algo que particularmente recuerdo de 1967 fue lo que ocurrió luego que el manager Eddie Stanky hiciera aquellos comentarios acerca de Carl Yastrzemski. (El cinco de junio antes de una serie en Chicago, Stanky comentó que Yastrzemski “Puede ser una estrella del cuello para abajo, pero para mí es un jugador de estado de ánimo. Y no me gustan esos jugadores”). Fuimos a Boston y jugamos una serie ante ellos. Los aficionados de Fenway Park se llevaron todos los tomates de Boston, cuando Eddie salía a cambiar pitchers se lo hicieron saber…¡y no pudo esquivarlos todos! Yo estaba sentado en el bullpen riendo a carcajadas al ver eso.
ML: Fuiste un aprendiz aventajado de la bola de nudillos, porque en 1970 resultaste uno de los principales relevistas de todo el beisbol, incluyendo tu temporada estelar de 1968. (En 1968, Wood lideró la liga con 88 apariciones, mientras conseguía 13 triunfos, 16 salvados con efectividad de 1.87 para un equipo que solo ganó 67 juegos. Wood también salvó 15 juegos en 1969 y 21 en 1970, ambas veces para equipos terribles) ¿Por qué piensas que fuiste capaz de aprovechar las virtudes de ese pitcheo mientras otros lanzadores no pudieron?
WW: Fui afortunado, porque siempre fui capaz de lanzar strikes con la bola de nudillos. Ese fue mi activo más grande. Siempre colocaba la pelota alrededor del plato. Eddie Herrmann nunca tuvo que hacer señas, sabía lo que yo iba a lanzar, yo sabía lo que iba a lanzar, y los aficionados sabían lo que iba a lanzar.
En los años 1970s cuando Carlton Fisk estaba con los Medias Rojas y jugábamos ante ellos, le gritaba desde el montículo porque tardaba mucho. Le decía, “Entra a batear; voy a lanzar una bendita bola de nudillos, nada de recta. ¡Lo sabes!” Me refería a ¿por qué prolongar la agonía? (Risas).
ML: Los Medias Blancas tuvieron tiempos dificiles a finales de los 1960s y 1970. Perdieron más juegos en ese período de tres años que en cualquier otra época en la historia de la franquicia. Nada más en 1970 perdieron 106 juegos. Tenía que ser una agonía ir al estadio todos los días. ¡No sé como ustedes se mantuvieron sanos!
WW: Eso fue muy duro. Te diré que tan malo era. Los únicos juegos donde quería lanzar eran donde tenía oportunidad de salvar. Nunca quería entrar en juegos donde el marcador estuviese igualado, porque sabía, y todos en el equipo lo sabían, que encontraríamos la manera de perder el juego. No teníamos oportunidad. Los pitchers y los jugadores de posición lo sabían.
ML: Joe Horlen me contó de su lesión en el entrenamiento primaveral de 1971, lo cual causó que perdiera la mayor parte de la temporada. Pero eso es solo la mitad de la historia, porque como resultado directo de su lesión, Chuck Tanner empezó a considerar la opción de convertirte en pitcher abridor. He oído que estuviste en contra de ese movimiento pero por el bien del equipo decidiste intentarlo. ¿Por qué ese rechazo inicial?
WW: Esa fue una situación extraña, porque aun antes de la lesión yo estaba casi cambiado. Es verdad; los Medias Blancas tenían una negociación en curso con Washington. Yo iba a ser cambiado por Darold Knowles. Pero ese año me estaba aguantando. Estaba luchando por más dinero, y nunca firmé un contrato. Así que el cambio fue nulo y vacío. Era muy aparente que Chuck no me quería en el bullpen. Quería tipos que lanzaran duro, y teníamos peloteros como Terry Forster y “Goose” Gossage que venían subiendo, así que me convertí en abridor. Roland Hemond dijo esto una vez, y es verdad: “A veces los mejores cambios son los que no se hacen”.
ML: Como pitcher, ¿puedes hablar un poco de las diferencias de preparación entre iniciar y venir a terminar el juego?
WW: Disfrutaba lanzar como relevista, porque sabía cuando iba al estadio que había oportunidad de participar en el juego. Cuando se es pitcher abridor, lanzas, luego te sientas por cuatro días. Solía tomar roletazos en el infield los días cuando no lanzaba solo para mantenerme ocupado, y corría un poco, pero estar sentado no era para mí.
ML: La temporada de 1971 fue el inicio de una increíble carrera de éxitos para ti. (42 aperturas, siete blanqueos, un salvado, 334 innings lanzados, 210 ponches, 22 victorias y una sorprendente efectividad de 1.91). Muchas personas sienten que deberías haber ganado el Cy Young porque lanzabas un envío muy impredecible, la bola de nudillos, mientras que Vida Blue, quien ganó el premio, tenía un arsenal de pitcheo convencional ¿Pensaste que tenías oportunidad de ganar el premio, y como te sentiste esa temporada? (Wood nunca enfrentó a Blue cara a cara esa temporada. Wood terminó tercero en la votación, detrás de Blue y Mickey Lolich)
WW: Honestamente, en aquellos días no pensaba en el Cy Young. En ese momento, eso no era importante para mí. Mirando hacia atrás ¿Me hubiera gustado haberlo ganado? Seguro.
ML: Imagino que para el final de la temporada, te sentías cómodo iniciando juegos.
WW: Al principio estaba algo aprensivo haciendo eso, era como antes de cualquier juego, siempre estás algo nervioso. Pero cuando empiezas a tener éxito, te sientes cómodo, y tuve éxito abriendo juegos desde el principio. Estaba ruborizado de que las cosas hubiesen resultado como salieron.
ML: Los Medias Blancas hicieron grandes avances desde el desastre de 1970 hasta 1971, pero cuando se preparaban para la temporada de 1972, ¿esperaban que el equipo fuese tan bueno como fue, aún con Dick Allen a bordo?
WW: Pensé en la primavera que tendríamos un buen equipo porque los muchachos no eran egoístas. Hacían lo que debían para ganar los juegos. Sabía que ganaríamos muchos juegos, pero no sabía cuantos. En cuanto a Dick, él hizo toda la diferencia del mundo. Fue un tremendo bateador. (La temporada de 1972 recortada por la huelga, vio a los Medias Blancas ganar 87 juegos y terminar a 5 ½ juegos detrás de los eventuales campeones mundiales Atléticos de Oakland. Allen ganaría el premio al jugador más valioso de la Liga Americana, y perdió por muy poco la triple corona de bateo. Terminó con promedio de bateo de .308, 37 jonrones y 113 carreras empujadas).
ML: Para el 04 de junio de 1972, la fecha del famoso “Dick Allen Chili-Dog Game” contra los Yanquis (en el juego nocturno de una doble cartelera con Nueva York, los Medias Blancas perdían 4-2 con dos hombres en base y dos outs en el noveno inning. Tanner quería que Allen saliera de emergente pero él se estaba comiendo un perro caliente picante. Soltó su merienda, y el picante se le regó en el uniforme. Al tercer envío de Sparky Lyle, Allen descargó un jonrón de tres carreras para ganar el juego), los Medias Blancas tenían una sorprendente marca de 18-2 en casa. Como alguien que ocasionalmente permitía algunos elevados largos, me imagino que te gustaba jugar en un estadio favorable a los pitchers.
WW: Absolutamente. Adoraba pitchear en Comiskey Park. Tenía unos jardines espaciosos y te daba margen para los errores. A veces se me escapaba un lanzamiento y un tipo la conectaba fuerte, aún así, la mayor parte del tiempo nuestros jardineros eran capaces de alcanzar el batazo porque había suficiente espacio para atrapar las pelotas.
ML: Fuiste seleccionado para tu segundo juego de estrellas, y esa vez lanzaste. ¿Cómo fue esa experiencia para ti? (En el juego de 1971 en Detroit, ni Wood ni su compañero Melton participaron. En el de 1972 en Atlanta, Wilbur lanzó dos innings, permitiendo una carrera y dos imparables, además de recetar un ponche; la Liga Nacional ganó 4-3, en 10 innings).
WW: Fue una gran experiencia para mí. Me divertí mucho. Había estado en el juego del año anterior, pero fue muy satisfactorio participar en uno de esos juegos.
ML: Wilbur, lanzaste muchos grandes juegos, pero para mí, este fue el mejor tuyo con los Medias Blancas. El domingo, 12 de agosto de 1972, en Oakland, los Medias Blancas habían recortado la ventaja de los Atléticos desde 8 ½ juegos hasta uno. Los Medias Blancas habían dividido los dos primeros juegos de la serie, y subiste al montículo contra Blue Moon Odom. Dos horas y cuarenta y cinco minutos después, caminaste desde el montículo como ganador de un juego que terminó 3-1 en 11 innings, solo permitiste dos imparables. Los Medias Blancas ahora estaban igualados en el primer lugar de la división. ¿Qué recuerdas de esa tarde? (El juego completo de Wilbur fue su vigésima victoria del año).
WW: Lamento no recordar más detalles, además de cuando Ed Spiezio descargó el jonrón ganador del juego. Para mí, aunque ese juego significó un empate en el primer lugar, fue solo otro día. Como dije, me ponía algo nervioso antes de los juegos, pero una vez que vas al bullpen y empiezas a soltar el brazo, entras en el flujo del día y te olvidas de todo lo demás.
ML: Cuando hablé con tu catcher y compañero Ed Herrmann, me dijo que sintió que cualquiera que ganara esa serie, ganaría la división, pero eso tomó tanto de ustedes conseguir esa división que quedaron extenuados y los Atléticos fueron capaces de alejarse.
WW: Ed está en lo correcto. Eso fue extenuante, especialmente para los jugadores de posición. En una serie grande como la que tuvimos con Oakland, se espera mucho de los peloteros. Es extenuante. Además, habíamos estado tocando la puerta toda la temporada, tratando de alcanzar a esos tipos y eso también se hace extenuante. Debido a que estábamos en una carrera por el banderín, teníamos que poner a jugar a todos nuestros peloteros regulares todos los días. Esa carrera fue tan cerrada, que no podías descansar a tus muchachos.
ML: Si Bill Melton no se hubiera perdido por el resto de la temporada con una hernia en la columna vertebral, el 28 de junio de ese año, ¿hubiesen ganado los Medias Blancas la división oeste? (Melton, el campeón jonronero de la liga Americana en 1971, se cayó del techo de su garaje el noviembre anterior mientras bajaba a su hijo que retozaba allí. Cayó sobre su espalda, lo cual le dañó un disco de la columna. Bill fue al entrenamiento primaveral y jugó los primeros meses del año, pero su condición empeoró, el dolor se extendió a sus piernas debido a la presión en un nervio).
WW: No sé si hubiéramos ganado, pero sé que nuestra oportunidad habría sido mucho mayor.
ML: Lanzaste casi 377 innings en 1972, un total insólito, con ocho salvados, 24 triunfos, y efectividad de 2.51. Aunque la bola de nudillos era tu lanzamiento principal, ¿estuviste preocupado por haber lanzado tantos innings?
WW: No pienso mucho en eso. Estaba lanzando bien; había estado bien encarrilado toda la temporada. Quería dar lo mejor de mí, lo disfruté. No me gustaba la inactividad, estar sentado todo el tiempo. Por eso cuando me decían. “¿Quieres lanzar cada dos o tres días?” Yo respondía: “Seguro”.
La gente decía que yo no tenía dolores porque todo lo que lanzaba era bolas de nudillo, pero eso no es verdad. Tenía rigidez y dolor, y en aquellos días los pitchers no usaban hielo. No sentía tanto dolor como cuando lanzaba, digamos, la slider, porque no ponía presión en mi codo y hombro, pero si sentía dolor.
ML: Las esperanzas nunca fueron más grandes que en 1973. Los Medias Blancas eran los favoritos de acuerdo a la prensa, Melton estaba de regreso y el equipo tuvo una estupenda arrancada. Para finales de mayo, los Medias Blancas tenían marca de 26-14, con ventaja de 3 ½ juegos sobre los Angelinos. Pero aun antes de que las lesiones asolaran al equipo (usaron la lista de incapacitados 38 veces), los Medias Blancas no era muy felices. La política de una línea dura salarial del gerente general Stu Holcomb disgustó a muchos peloteros. Jugadores como Rick Richardt, Mike Andrews, Jay Johnstone y Spiezio fueron dejados en libertad cuando no pudieron llegar a un acuerdo contractual, y eso diezmó la profundidad del equipo ¿Como era el ánimo en el clubhouse esa temporada?
WW: No recuerdo las instancias exactas del clubhouse donde los peloteros se enojaron, pero estoy asombrado por el número de veces que usamos la lista de incapacitados. No me había dado cuenta que la usamos tan a menudo.
ML: En cuanto a ti en lo personal, ocurrió una rareza el 28 de mayo de 1973, cuando iniciaste la continuación de un juego suspendido contra los Indios y luego de haber ganado ese juego, saliste y los venciste otra vez en el juego regular de la jornada ¿Cómo fue esa experiencia? (Los números de Wood de esa noche: 14 innings, una carrera, siete imparables, nueve ponches, para alcanzar marca de 13-3 y ¡todavía no era junio!)
WW: Cuando un juego se extiende tanto, todos piensan que terminará dentro de un inning o dos. Era la noche de mi turno en la rotación de abridores, así que pensé que podía darles un inning o dos. Resultó que el juego suspendido se prolongó por cinco innings. Me sentía bien y sabía que podía lanzar al menos unos pocos innings más, así que empecé el segundo juego. Todo estaba saliendo viendo, así que seguí lanzando y fui capaz de terminar el juego.
ML: No sé si estas dos cosas están relacionadas o no, quizás puedas aclarar eso. Los Medias Blancas de 1973 fueron arruinados por las lesiones. Parecía que todos desde Brian Downing hasta Allen, Ken Henderson, Carlos May, estuviesen lesionados. El 20 de julio de 1973 en Nueva York, iniciaste los dos juegos de una doble cartelera contra los Yanquis. ¿Eso se debió a las lesiones del equipo, quizás en el cuerpo de pitcheo, o tú y Tanner tenían algo más en mente? (Wood no estuvo en plenitud de condiciones ese día al perder 12-2 y 7-0. Se convirtió en el primer pitcher en abrir los dos juegos de una doble cartelera programada en el calendario desde Fred Toney de Cincinnati el 23 de junio de 1918).
WW: No, eso no fue planificado. Chuck iba a poner a abrir a alguien más en el segundo juego, pero yo había salido muy temprano en el primer juego. Le dije a Chuck que no lancé mucho; puedo volver a pitchear si me necesitas. Tal vez, no debí haber dicho eso, porque ¡también me derrotaron en el segundo juego! (risas). Eso fue extraño, porque yo siempre tenía éxito ante los Yanquis. (Wilbur ni siquiera pudo sacar un out en el primer juego, al permitir cuatro imparables y cinco carreras limpias. En el segundo duró 4.1 innings, de nuevo permitió cinco carreras limpias).
ML: A pesar de que los Medias Blancas tuvieron años mediocres en 1973 y 1974 ganaste 20 juegos esos años, extiendo tu seguidilla de temporadas con veinte triunfos a cuatro. Fuiste de nuevo al juego de estrellas en 1973, pero había algo que le faltaba a los Medias Blancas de esos años. No era como en 1971 y 1972 ¿Alguna idea de lo que estaba equivocado?
WW: Bien, las lesiones influyeron mucho, y sobre todo estábamos envejeciendo. El equipo no era tan jóven cómo en 1971 y 1972.
ML: Cuando Bill Veeck tomó control de los Medias Blancas otra vez en diciembre de 1975, dejó ir a Tanner ¿Cómo era jugar para Chuck? Parecía ser el opuesto exacto de tu primer manager en los Medias Blancas, Eddie Stanky.
WW: Chuck era un manager de los peloteros. Yo disfrutaba jugando para Chuck, todos lo hacíamos. Chuck era el tipo más positivo con el que jamás haya compartido. No importaba que las cosas estuvieran saliendo mal, Chuck siempre encontraba algo por lo que ser positivo, algo para tratar de mantenerte avanzando. De hecho, Chuck pasaba más tiempo con los muchachos que tenían problemas en una mala racha que con quienes les iba bien. Yo pensaba que eso era muy inteligente. Recuerda que en beisbol solo tienes 25 jugadores, si dos o tres tipos están decaídos o teniendo un mal momento de pronto tu nómina es muy pequeña. Chuck trataba de mantener a todos listos para jugar porque eso nos daba una mejor oportunidad de ganar.
ML: En 1976, los Medias Blancas sin dudas no eran nada mejor que las versiones de 1974 y 1975, pero tú tuviste un gran comienzo. El dia inaugural por ejemplo, blanqueaste a los Reales 4-0. Para principios de mayo de ese año estabas lanzando brillantemente de nuevo; cinco juegos completos en siete aperturas, una efectividad por debajo de 2.50 y una marca ganadora. Todo se descalabró en Detroit, cortesía de un linietazo de Ron LeFlore. ¿Qué recuerdas de esa lesión y que se rompió?
WW: Ron me golpeó en la rótula con una línea, y eso la dislocó. Él golpeó la pelota con un swing de adentro hacia afuera. Esos son los batazos más difíciles de tomar para un pitcher, porque parece como si el bateador estuviera halando la pelota. En vez de eso, él bateó justo por el medio. Nunca vi la pelota. No estaba tratando de atraparla, solo trataba de salir del camino.
Originalmente la rótula fue vendada para mantenerla en su lugar. No me pusieron yeso. Los médicos sintieron que de esa manera soldaría más rápido, y tal vez podría regresar en septiembre. Ese septiembre, estaba trabajando en casa tratando de ponerme en forma para regresar cuando me resbalé en la grama y la rótula se volvió a dislocar. Esta vez, tuvieron que poner algunos alfileres para mantenerla en su lugar y me pusieron yeso, así que para mí había terminado la temporada.
ML: Mi padre tuvo el mismo tipo de lesión, una rótula rota, y supe que tan duro fue eso para él. Era más viejo que tú cuando se lesionó, pero dado que tenías 35 años en ese momento, ¿hubo alguna duda acerca de regresar para la temporada siguiente?
WW: No, porque me quedaba un año de contrato. Había firmado una negociación de dos años con los Medias Blancas en 1976, así que iba a regresar.
ML: La temporada de 1977 resultó mágica para los Medias Blancas, una que todavía es recordada por los aficionados de los Medias Blancas. ¿Hubo alguna señal en los entrenamientos primaverales de que ese equipo sería tan bueno como terminó siendo?
WW: No, no en los entrenamientos primaverales, pero teníamos muchos tipos que querían jugar. Teníamos tipos como Eric Soderholm quien venía de una lesión, y teníamos muchos fajadores.
ML: Iniciaste 18 juegos esa temporada y lanzaste algunos buenos, incluyendo el llamado juego de Lamar Johnson del 19 de junio de 1977. (Los Medias Blancas jugaban una doble cartelera ante los Atléticos y ganaron 2-1 y 5-1 con pitcheo de Wood y Francisco Barrios. Wood abrió el primer juego, trabajó ocho entradas en las que permitió seis imparables. Sin embargo el juego fue nombrado en honor a Lamar Johnson, porque el primera base y bateador designado cantó el himno nacional, y luego bateó los únicos tres imparables de los Medias Blancas, dos de ellos jonrones solitarios). Todavía se siente esa magia.
WW: Bien, tal vez, pero sinceramente le habia tomado respeto a los pelotazos. Lo admito. El batazo de LeFlore me atemorizó. Le lanzaba adentro a todo el mundo. No iba a permitirles que me batearan por el medio otra vez. Es duro lanzar así.
ML: Ese equipo electrificaba a los aficionados de los Medias Blancas por su habilidad para golpear la pelota y ganar juegos dramáticos. Los aficionados pedían algo nunca antes visto hasta entonces en el beisbol, el llamado para que los peloteros salieran a saludar. El cántico de Nancy Faust de “Na Na Hey (Kiss Him Goodbye)” desataba el frenesí en la multitud. Algunos de tus compañeros de equipo me han dicho que eso no era gran cosa; otros han dicho que se sentían incómodos con eso porque sentían que los rivales estaban siendo ridiculizados. ¿Como te sentías con eso?
WW: Tendría que ubicarme con el grupo que estaba incómodo con todo eso. Siempre había dicho, “No despiertes a los perros dormidos”. Déjalos tranquilos, que se vayan con una derrota 5-4. Ellos dirían “Bien jugamos un buen juego, y si hubiéramos hecho esa jugada, habríamos ganado”. No los despierten, déjenlos regresar a casa felices. Por supuesto que ahora se ven mas llamados para que los peloteros salgan a saludar, pero en aquella época la historia era diferente.
ML: La temporada terminó muy rápido para los aficionados de los Medias Blancas, no pudieron mantenerle el paso a una increíble arremetida de Kansas City (los Reales tuvieron marca de 35-4 desde el 17 de agosto hasta el 25 de septiembre). Cuando los Medias Blancas perdieron a Richie Zisk y a Oscar Gamble en la libre agencia, todos sabían que la magia se había ido. El equipo fue muy malo en 1978, pero aun así tuviste una temporada respetable con marca de 10-10 para un equipo que solo ganó 71 juegos ¿Cuándo decidiste que era tiempo de retirarse?
WW: En septiembre de 1978, los Medias Blancas me cambiaron a Milwaukee, pero no quise irme. Estoy seguro de que eso molestó a la gente de Chicago, pero yo quería probar el mercado de la libre agencia de ese receso y ver que ocurría. Bien, ¡nadie me hizo una oferta! Ese fue el fin. Era tiempo. Ya no era yo. Tenía miedo de los pelotazos desde el impacto de LeFlore.
ML: Fuiste nombrado por los aficionados como miembro del Equipo del Siglo de los Medias Blancas ¿Cómo recibiste la noticia, cual fue tu reacción?
WW: Roland Hemond me llamó para informarse eso. Eso fue durante el verano, viajamos a Chicago. Fue un gran honor. ¡Gracias a la bola de nudillos que hizo posible todo eso! (risas)
ML: Pasaste 12 años con el uniforme de los Medias Blancas. Esto va a ser difícil, pero ¿Cómo resumirías tu tiempo en el South Side y esos años fantásticos?
WW: Fui afortunado. Pasé 12 años agradables en Chicago. Tuvimos algunos años decentes. Claro, nunca ganamos un campeonato, pero más que a menudo estábamos en la pelea por uno. Esas eran temporadas donde empezabas a jugar en abril y cuando te dabas cuenta ya era septiembre. Cuando te preguntas, ‘¿Cómo te fue todo ese tiempo?’ Esos fueron los años cuando me divertí más y siempre los recordaré.
Perfil del autor:
Mark Liptak es oriundo de Chicago y ha sido aficionado de los Medias Blancas desde 1960. Él y su esposa Zoe residen en Pocatello, Idaho, donde es la voz radiofónica como parte del programa deportivo de Idaho State en voleibol, futbol americano, baloncesto femenino y softbol.
Mark asistió a la University of Kentucky. Ha ejercido la profesión de periodista deportivo desde 1978, trabajó en deportes televisados en tres mercados entre 1978 y 1994. También escribió para numerosos periódicos además de sus ocupaciones en la radio.
Liptak ha cubierto un Super Bowl, dos Kentucky Derby, un Final Four NCAA de baloncesto femenino y trabajó con CBS-TV durante su cobertura de las rondas iniciales del torneo de baloncesto masculino NCAA efectuadas en Boise en 2001.
También es historiador de los Medias Blancas de Chicago, ha escrito para varios sitios web en los últimos 17 años incluyendo el Chicago Baseball Museum and Chicago Now/Sox Net, una serie de blogs y páginas web asociadas con el Chicago Tribune.
Traducción. Alfonso L. Tusa C. 10 de septiembre de 2020.