Los problemas económicos son parte importante del telón de fondo de la participación del país en los Juegos Olímpicos de Río de este año
CARACAS.-EUMAR ESAÁ
DIARIO LAS AMÉRICAS
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Venezuela se asoma al año olímpico en medio de la peor crisis económica de su historia. El chorro de divisas sobre el que se edificó la llamada “Generación de Oro”, apenas gotea, entre reducción de los precios del petróleo, compromisos de deuda y un aparato productivo reducido a su mínima expresión, que mantiene a la mayor parte del consumo atado a la importación. Y todo eso coincide con un ciclo en el que todas las etapas, de Bolivarianos a Panamericanos, han visto mermar el rendimiento deportivo.
El Comité Olímpico Venezolano (COV) y el Ministerio de Juventud y Deporte coinciden en augurar una cifra de clasificación que supere a los 69 de Londres 2012. Hasta ahora sólo 32 cupos se han apartado, aunque más de 100 atletas se mantienen en ruta, aparentemente con la temporada blindada, al menos en lo económico, pues en teoría los deportes del programa olímpico están a salvo de los recortes.
“La situación económica no es la mejor, pero hay que separar la ruta clasificatoria”, advierte el presidente del COV Eduardo Álvarez. “El programa fue presentado el año pasado y ya le fue aprobado un presupuesto de 31 millones de dólares. Estimo que esos fondos deben estar apartados, de modo que no tenemos ningún inconveniente para la participación”.
Sin embargo, el blindaje tiene sus fisuras. El taekwondo, el segundo deporte más exitoso para Venezuela en Juegos Olímpicos, después del boxeo (con un oro y tres bronces), dejó de asistir entre 2013 y 2015 a 27 eventos clasificatorios, por falta de apoyo oficial, perdiendo así la posibilidad de lograr cupos por la vía del ranking mundial.
Otros deportes, como las pesas, que en los últimos años han dado un bronce y tres diplomas olímpicos (reconocimiento a los ocho primeros de cada prueba), han visto restringidos sus aportes debido a procesos legales. La elección de la directiva de la federación fue impugnada ante el TSJ, y por ello sus autoridades no pudieron administrar ni un centavo de su presupuesto, manejado por el ministerio a través de administradores o entregado directamente a los atletas.
Otros, por fuera
La política de dar prioridad a los deportes del programa olímpico, en detrimento de los llamados no olímpicos, deja a Venezuela en rezago con respecto a un escenario cambiante después de la aprobación de la Agenda 2020, la bitácora que orienta la renovación del olimpismo mundial y recomienda agregar nuevas disciplinas al calendario a partir de Tokio 2020.
La propuesta unificada de béisbol-softbol, el karate do, el surf, la escalada y el skateboard sólo esperan el visto bueno del COI, luego de que el Comité Organizador de Tokio 2020 recomendara su inclusión. Cuanto apenas resta un ciclo olímpico para preparar a una generación competitiva, las tres últimas disciplinas todavía entran dentro de la categoría de no olímpicas, discriminadas bajo el actual sistema de recortes, mientras que las primeras sí son parte estable del ciclo, al menos hasta los Panamericanos.
Ante esa situación, Marcos Oviedo, representante de las federaciones ante el directorio del IND, ha comenzado a promover la organización de estas entidades. “El deporte no escapa de la crisis, y tenemos que buscar alternativas, porque independientemente de las políticas deportivas, nosotros somos los responsables de que la carreta avance”, asegura Oviedo, un abogado especialista en derecho deportivo. “Los dirigentes no vamos a dejar morir al deporte”.
El cambio de signo de la Asamblea Nacional, de abrumadora mayoría opositora, puede ser una oportunidad, según Oviedo. “Los federativos vamos a tomar la iniciativa legislativa, acercándonos a las dos bancadas para lograr la aprobación de las leyes especiales que quedaron pendientes después de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Deporte, la Actividad Física y la Educación Física [Lodadef]”.
Sin salida
En Venezuela, el alto rendimiento es exclusivamente dependiente de los aportes del Estado, salvo aquellos que tienen ligas profesionales como béisbol, fútbol y baloncesto. La figura del Fondo Nacional del Deporte, creada a través de la Lodafef, representó una alternativa de financiamiento para las disciplinas con más difícil acceso a los patrocinantes, pues se nutría de una contribución obligatoria de las empresas más solventes.
Sin embargo, en tiempos de vacas flacas y controles a las rentas, son cada vez menos las empresas con capacidad de aportar, y el Fondo ha sido adscrito a la Tesorería Nacional (en lugar del Instituto Nacional de Deporte, como ordenaba la Lodafef), de modo que se volvió inaccesible para iniciativas distintas a las del ejecutivo.
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