Tyler Kepner. The New York Times.
Paula Kurman conoció a su esposo, Jim Bouton, en 1977, en un evento para recaudar fondos para un hospital en un Bloomingdale de Hackensack, N.J. Ella pensó que era bien parecido, pero no entendía porque las personas querían su autógrafo. Él dijo que una vez lanzó para los Yanquis, pero para Kurman eso no era una buena razón. Ella es doctora, una científica conductual, y mientras más hablaba con Bouton, más notaba que había algo más ahí. Ella lo encontraba divertido, tal vez hasta brillante, y sabía que él le gustaba.
“Pero no pude llamar amor a eso hasta que leí el libro”, dijo Kurman este miércoles 11 de enero, “porque me di cuenta de algo que Jim aún no absorbe, lo cual es que él es uno de los mejores científicos sociales de los alrededores”.
El libro por supuesto era “Ball Four”, el cual hizo a Bouton, quien lo publicó en 1970, mucho más famoso que su carrera como pitcher. Bouton tuvo dos grandes años con los Yanquis y ganó dos veces en la Serie Mundial de 1964. Del resto, fue un pitcher promedio, con una destreza extraordinaria: observación.
Bouton se daba cuenta de todo, y lo anotó todo para la posteridad en 1969, cuando decidió escribir un diario de su temporada con el equipo de expansión Pilotos de Seattle (y, al final de ese año, con los Astros de Houston). Desde un tiraje inicial de 5000 copias, el libro ha vendido millones de ejemplares alrededor del mundo. Es probablemente el libro más honesto y comprometido escrito alguna vez acerca de las divertidas y fascinantes personas quienes juegan beisbol.
Ahora, Bouton y Kurman están subastando todos los materiales que aparecieron con la escritura y el tormentoso tiempo posterior a la publicación de “Ball Four”: cada nota que Bouton garabateó, cada cinta que grabó, el manuscrito completo y toda la caldeada correspondencia de Major League Baseball, la cual le ordenaba retractarse. Bouton rechazó hacerlo, al entender que el problema de la liga no era con sus desvergonzados cuentos de borracheras, los cuales ahora parecen más divertidos que exhibicionistas, sino con su recuento del carácter unilateral de los dueños de equipo en la era anterior a la libre agencia.
Bouton escribió notas en cualquier cosa desde tarjetas de citas, hasta bolsas de aviones para vomitar, hasta cajas de cereales.
Dan Imler, el director gerencial de SCP Auction, dijo que la colección de “Ball Four” había atraído a varios ofertantes. La oferta mínima es 50.000 $ pero Imler dijo que esperaba que subiera hasta algun lugar en el rango entre 300.000 $ - 500.000 $. La subasta cierra el 21 de enero.
Bouton también está subastando unas 29 piezas de implementos y uniformes de su carrera de 10 años con los Yanquis, Pilotos, Astros y Bravos de Atlanta. Pero el premio es el material crudo que produjo el trabajo del libro.
“Es increíble ver los huesos, de un libro como este”, dijo Imler.
Bouton, 77, tuvo un infarto hace dos años que le dificultó hablar, leer o escribir. Se ha recuperado bien, aunque no completamente, y Kurman ayuda en las entrevistas. Ella dijo que Bouton ha mantenido las notas de “Ball Four” meticulosamente organizadas en su hogar de Massachusetts occidental, y a menudo ha disfrutado sumergirse en ellas para agitar algun recuerdo viejo.
Pero después de entregar algunos artículos de beisbol a sus hijos, y mantener algunos para ellos, decidieron que era tiempo de deshacerse del resto. La familia retiene los derechos de reproducción de todas las notas, pero el comprador está en la ruta de descubrir numerosas anécdotas no publicadas, en cada cosa desde tarjetas de citas hasta bolsas de aviones para vomitar hasta servilletas de coctel hasta papel de carta del Radisson de Minneapolis.
“La idea era escribir algo que fuera interesante, así que tuve que cargar un cuaderno conmigo, pedazos de papel, cajas de cotufas”, dijo Bouton. “Yo escribía notas en la parte trasera de las cajas de cereal en el dugout. Recuerdo a Fred Talbot”, un compañero pitcher, “diciendo, ‘Sabes Bouton, ¡tomar notas así es peor que chismear!’”
“Pero había tantos personajes como ese que todo era muy divertido. Estábamos en un equipo de expansión, por lo que éramos rechazados por los otros equipos y nos estábamos conociendo. Eso era parte de la diversión”.
A través de “Ball Four”, Bouton reflexionó en más que solo la temporada de 1969; también compartió historias del resto de su vida y carrera. Por décadas, él no fue invitado al día de las viejas glorias en Yankee Stadium, supuestamente por haber escrito acerca de los hábitos de bebida de Mickey Mantle. En 1994, luego que Bouton enviara una nota de condolencia por la muerte del hijo de Mantle, recibió un sorpresivo correo de voz de Mantle, diciéndole que nunca se sintió herido por el libro y que nunca le pidió a los Yanquis que lo excluyeran. Esa cinta está incluída en la subasta.
Kurman dijo que ella y Bouton esperaban que el comprador permitiese que los materiales estuvieran accesibles para estudios, e Imler dijo que varias instituciones, que no especificó, se habían mostrado interesadas. El Salón de la Fama del beisbol no compra artefactos, pero el comprador, en teoría, podría facilitar el material a Cooperstown. Donde sea que termine el material, los antiguos compañeros de Bouton pueden descansar en paz.
“Casi 50 años después de los eventos, nadie se va a sentir herido por alguna revelación”, dijo Kurman. “Es hora de sacar todo afuera”.
Quizás el único artículo relacionado a “Ball Four” que se perdió en el tiempo es la persona quien le dio el nombre. Bouton dijo que la inspiración llegó cuando él y su editor, Leonard Shecter, fuerona una taberna en Greenwich Village después de la temporada.
“Shecter y yo teníamos el manuscrito final, y fuimos al Lion’s Head”, dijo Bouton. Estábamos entusiasmados de tener el libro en camino, ¡pero aún no teníamos un nombre! Así que le dije: ‘¿Cómo lo llamamos? Todavía no tenemos un nombre’. Y en ese momento, una dama borracha dijo en la barra, ‘¿Por qué no lo llaman “Ball Four”?’
“Nos reimos y pensamos que era muy divertido, y después mientras caminábamos en la calle, el dijo, ‘Sabes, “Ball Four” no es un mal nombre’”.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
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