martes, 7 de febrero de 2017

Esquina de las Barajitas: Lou Johnson 1968.




  Bruce Markusen.

   Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un aficionado desde Cooperstown.

    El marco fragmentario que Topps utilizó en su colección de barajitas de 1968 es uno de los ejemplos más creativos del trabajo artístico de la compañía. En contraste con los usuales marcos blancos o negros, este le da a las barajitas una dosis de tercera dimensión. La fotografía de la colección está generalmente bien hecha, con muchos buenos primeros planos que nos muestran que los peloteros lucían en su apogeo de los años ’60.
   Entre mis favoritas de la colección de 1968 está la barajita de Lou Johnson. Me gustan las barajitas que muestran a los peloteros sudando, como la barajita Topps de Clay Carroll de 1966 (donde aparece casi empapado luego de los ejercicios del entrenamiento primaveral) y la barajita de 1972 del toletero de los Astros de Houston, Lee May. Aunque no suda tan profusamente como Carroll o May, Johnson aun muestra cierta evidencia de humedad en su rostro. Es un buen recordatorio de que el beisbol puede ser un trabajo duro, sea en las calistenias de los entrenamientos primaverales o en las demandas de un juego de temporada regular.
   Hay algo más que es inusual en la barajita de Johnson. El movimiento de su boca la hace parecer como si estuviese silbando. O tal vez le está gritando a alguien mientras le toman la fotografía. De cualquier  manera, nos da un ángulo diferente de la barajita normal de beisbol. Al haber tantos peloteros que parecen sin expresión, y tan obviamente silenciosos, en sus barajitas. Ver a un pelotero silbando o hablando (o quizás hasta cantando) en su barajita, eso nos proporciona algo inconvencional.
   Una cosa que esta barajita de 1968 no provee es alguna evidencia del secreto que Johnson escondía en ese momento. Era un pelotero quien no socializaba con sus compañeros de equipo, un hombre quien no quería que otros peloteros vieran como era él fuera del estadio.
   Para sus compañeros de equipo, Louis Brown Johnson era conocido como “Sweet Lou”. De hecho, él es uno de tres “Sweet Lou” en la historia de las ligas mayores. El más conocido es probablemente Lou Piniella, quien tuvo éxito como pelotero y manager. Luego está Lou Whitaker,  el buen segunda base de los Tigres de Detroit y socio de dobleplays de Alan Trammell por largo tiempo. El más oscuro de los tres, al menos para la mayoría de los aficionados, sería Johnson, quien pasó buena parte de los años ’60 rebotando en las ligas menores antes de finalmente encontrar su nicho con los Dodgers de Los Angeles. Entonces cerró su carrera como pelotero disminuido con los Cachorros de Chicago, Indios de Cleveland y Angelinos de California. Aunque Johnson solo jugó tres temporadas con los Dodgers, se las arregló para convertirse en uno de los peloteros más populares en la larga historia de la franquicia.
   Además del apodo “Sweet Lou”, Johnson tenía otro remoquete, a veces lo llamaban “Slick”. Esa podría ser la palabra usada para explicar su largo camino hacia Los Angeles,  angosto y accidentado. Como joven atleta de Lexington, Ky., tenía esperanzas de jugar baloncesto con los Wildcats de Kentucky, pero la Southeastern Conference no reclutaba atletas negros en ese momento. “Mi sueño era jugar baloncesto en la University of Kentucky, donde trabajaban mi padre y mi madre, pero ellos no aceptaban negros”, le dijo Johnson a Ken Gurnick de MLB.com, “así que nunca me involucré con la universidad, y eso me afectó por mucho tiempo”.
   Desanimado por el incidente racial del baloncesto, Johnson optó por el beisbol. Firmó con los Yanquis de Nueva York en 1953 pero duró solo una temporada en su sistema de ligas menores antes de ser despedido. Antes de 1954, los Yanquis lo enviaron a un equipo de ligas menores en la Mountain States League en lo que Baseball Reference describe como una “transacción desconocida”- Antes de cada una de las dos temporadas siguientes Johnson de nuevo se movió mediante transacciones desconocidas, primero hacia los Piratas de Pittsburgh y luego hacia los Cachorros. Johnson pudo haber establecido una marca no oficial por estar involucrado en la mayor cantidad de “transacciones desconocidas”.
     Johnson también pasó parte de la temporada de 1955 jugando para los Monarchs de Kansas City en la encarnación final de las ligas negras. Para entonces, las ligas negras habían pasado su mejor momento, pero aún representaban oportunidades legítimas para los peloteros afroamericanos con esperanzas de extender sus carreras.
     Johnson sentía un orgullo especial de jugar con los Monarchs. “El punto más alto de mi carrera fue jugar con los Monarchs de Kansas City y ser seleccionado para jugar en el Juego de Estrellas Este-Oeste, frente al público de Comiskey Park”, le dijo Johnson a Sports Collectors Digest. “El calibre de la organización era grande. Aprendí a jugar beisbol ahí”. Entre los compañeros de equipo de Johnson estaba Satchel Paige. Jugó para el manager Buck O’Neil, quien luego ganaría fama por su papel en el documental de Ken Burns de 1994, Baseball.
    O’Neil, quien fue scout dos veces de los Cachorros, aconsejó a sus jefes que firmaran a Johnson y al toletero George Altman. Por recomendación de O’Neil, los Cachorros compraron el contrato de Johnson a los Monarchs. Ese movimiento le dio a Johnson la oportunidad que necesitaba. El jardinero que bateaba a la derecha pasaría las siguientes cuatro temporadas avanzando en el sistema de los Cachorros, finalmente ganándose una promoción a Chicago en la primavera de 1960. Pero solo bateó .206 en 68 turnos al bate, una decepcionante actuación que le valió el boleto de regreso a las ligas menores. Al jugar con el Houston AAA, Johnson agenció números sólidos: un promedio de bateo de .289, 12 jonrones y 13 bases robadas.
   Para ese momento, Johnson tenía 25 años y mucha experiencia jugando pelota de ligas menores. Simplemente, no tenía nada que probar en AAA. El equipo de expansión, Angelinos de Los Angeles mostraron interés, al enviar algun dinero hacia Chicago por el veloz jardinero. Él pasaría la mayor parte de 1961 en AAA antes de recibir la oportunidad de  subir a Los Angeles. Jugó exactamente un juego antes de ser cambiado, esta vez a los Maple Leafs de Toronto, un equipo de una liga menor independiente,  a cambio del jardinero Leon Wagner.
   Johnson pasó el resto de 1961 en Toronto, puso buenos números ofensivos otra vez, antes de ser vendido a los Bravos de Milwaukee ese otoño. Pero los Bravos lo enviaron de vuelta a AAA, así que empezó la temporada de 1962 en Toronto una vez más, antes que los Bravos lo llamaran a mitad de verano.
   Los Bravos convirtieron a Johnson en el abridor de su alineación y jardinero central. Eventualmente se desempeñó en las tres posiciones de los jardines, Johnson lo hizo bien con los Bravos. Bateó .282 y tuvo un OPS justo por encima de .800. También jugó bien en los jardines, mostrando alcance y elegancia. Eso debió haber sido lo suficientemente bueno para mantenerlo en Milwaukee en 1963,  pero todo terminó en un viaje de regresó a las ligas menores. Los Bravos lo pusieron a jugar muy poco durante la primavera y luego lo bajaron a Denver antes de la inauguración de la temporada. Por alguna razón, la gerencia de los Bravos consideraba a Johnson una pobre influencia para los jugadores jóvenes del equipo.
   Años después, Johnson revelaría públicamente algunas de las razones tras esa reputación. “Yo había estado bebiendo desde que tenía 13 años”, dijo Johnson al afamado periodista deportivo Jerome Holtzman. “Siempre fui muy inseguro”.
   Esencialmente vetado de Milwaukee, Johnson permaneció en las menores por las próximas tres temporadas, al rebotar desde los Bravos, hacia los Tigres de Detroit y a los Dodgers de Los Angeles. Johnson casi abandona el juego, mientras hablaba de renunciar al beisbol por la relativa seguridad de vender carros. Pero se mantuvo en el juego y regresó a la actividad de ligas mayores en 1965 con los Dodgers. Johnson empezó la temporada en AAA, pero recibió un llamado para subir en mayo cuando Tommy Davis sufrió una severa fractura en el pie. El manager Walter Alston llamó a Johnson para reemplazar a Davis en el jardín izquierdo, tomando su lugar junto a Willie Davis y Ron Fairly en el talentoso outfield de los Dodgers.
   Etiquetado el “vagabundo de las menores” por el Sporting News, Johnson sustituyó maravillosamente a Davis, un doble campeón de bateo. Johnson bateó solo .259, pero bateó 12 jonrones (lo cual lo igualó en el liderato del equipo), robó 15 bases, y jugó un excelente jardín izquierdo, También anotó la única carrera del juego perfecto de Sandy Koufax el 09 de septiembre  Luego de negociar boleto, robó segunda base, pasó a tercera mediante sacrificio y entonces llegó al plato por un error en tiro del cátcher de los Cachorros de Chicago, Chris Krug. Al realizar eso, Johnson se convirtió en pié de página del día perfecto de Koufax.
   En la temporada, Johnson jugó papel importante en el banderín de la Liga Nacional alcanzado por los Dodgers. Los Dodgers apreciaron la entrega y el entusiasmo de él. También les gustaba la manera como el aplaudía para celebrar durante los juegos, aun si el beisbol conservador de los años ’60 disentía de tal exuberancia. Los periodistas que cubrían a los Dodgers y los compañeros de equipo también disfrutaban al conversar con Johnson, cuya inteligencia, humor, y personalidad llevadera convirtieron a  su casillero en una parada necesaria en las giras posjuegos. Johnson se refería cómicamente a si mismo como “LBJ”, las cuales no solo eran sus iniciales sino que también le daban algo en común con el Presidente de Estados Unidos Lyndon Baines Johnson.
   Un veterano de 13 temporadas de ligas menores, Johnson era uno de los menos conocidos de los ocho regulares de los Dodgers en la Serie Mundial, pero pronto se forjaría un nombre. Al batear en el medio de la alineación de los Dodgers, Johnson atormentó al cuerpo de lanzadores de los Mellizos de Minnesota. Johnson conectó ocho imparables en 27 turnos al bate, incluyendo un par de vuelacercas. El segundo estacazo resultó decisivo para ganar el séptimo juego, de lejos el batazo más importante de su carrera. Los aficionados de  los Dodgers celebraron cantando “All the way with LBJ!” Prácticamente un desconocido al inicio de la temporada, Johnson era ahora un héroe.
   Cuando Tommy Davis regresó a la alineación de los Dodgers a finales de abril de 1966, Johnson se movió desde el jardín izquierdo al derecho. Los Dodgers también recompensaron a Johnson al colocarlo como tercer bate en la alineación. Johnson respondió con su mejor temporada, incluyendo un promedio de bateo de .272 y 17 jonrones. También fue líder en pelotazos recibidos en la liga con 14, lo cual ayudó a su porcentaje de embasado. Los Dodgers fueron de nuevo a la Serie Mundial, pero no jugaron tan bien como en el clásico de 1965, al perder el campeonato ante los Orioles de Baltimore en cuatro juegos seguidos. Johnson jugó respetablemente, al batear 4 imparables en 15 turnos al bate.
   En mayo de 1967, Johnson sufrió la fractura de un tobillo, lo cual lo limitó a jugar solo 104 desafíos en la temporada. Pero su porcentaje de embasado y su OPS subieron, mientras permanecía como un productivo jardinero derecho a medio tiempo.
   Mientras los Dodgers se preparaban para la temporada de 1968, decidieron abrir espacio para los jóvenes jardineros Willie Crawford y Len Gabrielson. Johnson se hizo canjeable, lo enviaron de vuelta a los Cachorros (su primer equipo de grandes ligas) por el joven infielder Paul Popovich y un jugador de lias menores. Johnson dijo que los Dodgers lo cambiaron por “razones personales”, las cuales eran atribuibles a sus problemas de bebida.
   Los Cachorros pensaron que tenían espacio para Johnson en el jardín derecho, pero una pelota de foul en un juego a finales del entrenamiento primaveral lo golpeó en la cabeza, le fracturó el cráneo. Johnson regresó a la alineación, pero la lesión tuvo un efecto a largo plazo. . Con solo un jonrón en sus primeros 62 juegos, la falta de poder de Johnson preocupó a los Cachorros. La estadía de Johnson con Chicago resultó miserable por otras razones. Pasaba muchas de sus noches en la versión de Chicago de “Skid Row”, vagando con mendigos en la calle. Solitario y sin compromisos, Johnson sintió que se podía identificar con las personas denominadas “vagos” por el resto de la sociedad.
   Poco después de la fecha tope para hacer cambios del 15 de junio, los Cachorros lo negociaron a los Indios de Cleveland por el jardinero Willie Smith. Después del cambio, Johnson despotricó públicamente a varios de los Cachorros, incluyendo al manager Leo Durocher y al catcher Randy Hundley. Johnson tuvo muchas dificultades para batear con los Indios, quienes salieron de él la primavera siguiente, lo enviaron a los Angelinos de California por el versátil Chuck Hinton. Al batear solo .203 en 167 juegos, se ganó su despido al final de la temporada. A los 34 años de edad, los bien viajados días de jugador activo de Lou Johnson habían llegado a su fin.
   Johnson consiguió trabajo como vendedor en una compañía especializada en sistemas de seguridad, pero eventualmente regresaría al beisbol. En 1978, los Dodgers emplearon a Johnson como instructor de ligas menores. Menos de un año después, lo despidieron. Fue incapaz de cumplir sus deberes, debido a la adicción al alcohol y la cocaína.
   Para los años ’70, Johnson estuvo metido en problemas. Uno de sus puntos bajos llegó cuando empeñó su anillo de Serie Mundial a un traficante de drogas, y solo recibió 500 $. “Hacia cualquier cosa para conseguir dinero, por el hábito de la cocaína”, le dijo a Los Angeles Times. “Emitía cheques sin fondos, usaba el dinero de mi esposa, manipulaba a las personas”.
   Él trató de suicidarse, dos veces. “Me metía en mi carro y manejaba a 60, 70 millas por hora en una via de 25 millas”, le dijo Johnson a Jerome Holtzman. “Una vez me tomé una sobredosis, una gran sobredosis de calmantes. Estaba cansado. No quería despertar”.
    Afortunadamente, Johnson despertó. Eventualmente buscó ayuda. En 1980, se piso en contacto con Don Newcombe, el antiguo gran jugador de los Dodgers de Brooklym quien se las había arreglado para vencer el alcoholismo y lideraba esfuerzos para asistir a otros. Con la ayuda de Newcombe, Johnson ingresó en una clínica de Arizona llamada The Meadows, donde inició el difícil proceso de rehabilitación. Hasta el día de hoy, Johnson agradece a Newcombe por salvar su vida.
   Luego de la rehabilitación, Johnson regresó a los Dodgers como parte de su equipo de servicios comunitarios. Se convirtió en uno de ocho antiguos peloteros de los Dodgers en aparecer en eventos comunitarios y cívicos como representante oficial de la organización. Para el efusivo, burbujeante y energético Johnson, el trabajo representó una oportunidad perfecta para sus talentos.
   Más de 35 años después; Johnson sigue siendo empleado del departamento de relaciones comunitarias de los Dodgers, trabajando como coordinador del equipo. Ahora de 81 años de edad, él continúa haciendo docenas de apariciones con los Dodgers a través del sur de California, cada año.
   Para aquellos quienes dicen que los finales felices no ocurren, Sweet Lou Johnson es la prueba viviente de que esos escépticos están equivocados.

   Traducción: Alfonso L. Tusa C.

   Nota del traductor: Números de Lou Johnson con los Industriales el valencia en la temporada 1961-62:  45 J, 170 VB,  23 CA, 54 H, 12 2H, 7 3H, 5 HR, 28 CI, 3 BR, .318 AVG. Regresó con los Tiburones de La Guaira en la temporada 1963-64

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