Richard Sandomir. The New York Times. 07 de agosto de 2017.
Don Baylor, un respetado jardinero y bateador designado quien ganó el premio al jugador más valioso de la Liga Americana en 1979 y destacara en el arte de ser golpeado por un pitcheo, falleció este lunes 7 de agosto en Austin, Tex.
Su deceso fue reportado por MLB.com. Baylor supo que tenía mieloma múltiple en 2003.
Baylor jugó para seis equipos en 19 temporadas, incluyendo a los campeones mundiales Mellizos de Minnesota de 1987. También dirigió a los Rockies de Colorado y los Cachorros de Chicago.
Poco peloteros mostraron menos temor por los pitchers que el musculoso y corpulento Baylor. A través de los años, mientras tomaba su lugar en la caja de bateo, se encimaba al plato, y le quitaba la parte interna de la zona de strike a los pitchers. Y si era impactado por un pitcheo, no le importaba.
“Mi primer objetivo cuando voy al plato es conseguir un imparable”, dijo en el libro “The 1986 Boston Red Sox: There Was More Than game Six” (2016). “Mi segundo objetivo es conseguir un pelotazo”.
Para el momento cuando se retiró en 1988, había sido golpeado 267 veces, una marca moderna para la época. (Fue superada por Craig Biggio de los Astros de Houston).
La carrera de grandes ligas de Baylor empezó en 1970 con los Orioles de Baltimore, quienes habían ganado la Serie Mundial en 1966 y la volverían a ganar en 1970. Su mentor fue el futuro inquilino del Salón de la Fama, Frank Robinson, un pelotero agresivo e intimidante quien dirigiría a Baylor en el equipo de Santurce de la liga invernal puertorriqueña después de la temporada de 1970.
“Principalmente me enseñó a pensar mientras bateaba”, Baylor fue citado en el libro acerca de los Medias Rojas de 1986. “Él decía, ‘Si un tipo te lanza adentro, batea esa pelota por toda la raya de cal’. Frank también quería que yo empezara a usar más mi fuerza. Frank sabía que en algún lugar dentro de mí había un bateador que halaba la pelota”.
Pero justo cuando Baylor empezaba a mostrar el alcance completo de su talento, los Orioles lo enviaron a los Atléticos de Oakland en una negociación de seis peloteros antes de la temporada de 1976 que llevó a Reggie Jackson a Baltimore. Baylor fue afectado por el cambio cuando el manager Earl Weaver se lo comunicó durante un juego de exhibición. No quería salir de los Orioles.
Luego de una temporada mediocre con los Atléticos, su logro principal fue robarse 52 bases, firmó un contrato como agente libre con los Angelinos de California. En su primera temporada con los Angelinos estaba pasando por momentos muy difíciles con el madero, y el equipo contrató a Robinson, quien había sido cesanteado como manager de los Indios de Cleveland, como insructor de bateo. “Don está cometiendo muchos errores y necesita trabajar mucho”, le dijo Robinson a Sports Illustrated.
Baylor se recuperó para tener una buena temporada. Destacó en 1978 y 1979, cuando largó 36 vuelacercas, empujó 139 carreras, bateó .296 y ganó fácilmente el premio al jugador más valioso.
Para entonces, Baylor se había establecido como líder dentro y fuera del terreno.
No había nadie más temido en la liga cuando corría hacia segunda base”, le dijo Bobby Grich, quien jugó segunda base como compañero de Baylor en los Orioles y los Angelinos, a The Los Angeles Times en 2002. “Él avanzaba como una locomotora. Y no tenía debilidades. Era un lider tranquilo. Nunca alardeaba. Jugaba lesionado. Resistía el dolor”.
Baylor nunca quiso admitir que los pelotazos le causaban dolor. Pero cuando el lanzallamas Nolan Ryan lo golpeó en la muñeca, le pidió al fisioterapeuta de los Orioles que le pusiera hielo en la zona afectada, la cual se mantuvo débil por un año.
Bert Blyleven, un pitcher del Salón de la Fama quien jugó con y ante Baylor, recordó golpearlo con un envió que pareció colgarse bajo el brazo de Baylor.
“Él tomo la pelota y me la lanzó de vuelta”, dijo Blyleven en una entrevista telefónica este lunes. “La miré para ver si tenía una marca”.
Don Edward Baylor nació en Austin el 28 de junio de 1949. Su padre, George, era manejador de equipajes en la Missouri Pacific Railroad; su madre, Lillian, era cocinera escolar y supervisor de cafetería. Él fue uno de tres estudiantes afroamericanos durante la integración de O. Henry Junior High School.
Jugó baloncesto, futbol americano y beisbol en Austin High School y fue reclutado para jugar futbol americano por varias universidades, incluyendo la University of Texas. Pero el se decidió por el beisbol y fue seleccionado por los Orioles en 1967.
Baylor tuvo que esperar hasta tarde en su carrera para jugar en la Serie Mundial, en 1986 con los Medias Rojas de Boston.
Había jugado tres temporadas con los Yanquis, desde 1983 hasta 1985, pero el equipo no avanzaba a la postemporada, y él fue enviado a Boston a finales de marzo de 1986. (No se había llevado bien con George Steinbrenner, el tempestuoso dueño de los Yanquis).
Aunque solo bateó .238 ese año con Boston, despachó 31 jonrones, empujó 94 carreras y alcanzó un tope vitalicio con 35 veces golpeado por los lanzadores.
Los Medias Rojas enfrentaron a los Mets en la Serie Mundial y estuvieron cerca de ganarla en el sexto juego hasta que el roletazo de Mookie Wilson pasó entre las piernas del primera base Bill Buckner. Los Mets ganaron ese juego y terminaron ganando la Serie Mundial en el séptimo juego.
Pero 1987 fue diferente. Baylor tuvo dificultades la mayor parte de la temporada hasta que los Medias Rojas lo cambiaron a Minnesota, donde bateó .286 en el mes final. Más importante, bateó .385 en la Serie Mundial ante los Cardenales de San Luis y empató el sexto juego con jonrón de dos carreras. Los Mellizos ganaron ese juego 11-5, y también el séptimo.
Blyleven dijo que la llegada de Baylor al equipo le había inyectado veteranía. “Liderazgo fue lo que nos trajo”, dijo él. “Teníamos muchos tipos jóvenes, y él trajo su pasado de gran jugador, y la manera como asumía su negocio. Él era puro carácter y dignidad”.
Baylor jugó una temporada más, regresó a Oakland, antes de empezar una carrera como manager (con los Rockies, donde fue el manager del año de la Liga Nacional en 1995, y los Cachorros) y coach de muchos equipos, el más reciente, los Angelinos.
A Baylor le sobreviven su esposa, Rebecca Giles (nombre de soltera); su hijo Don Jr., su hermano, Doug; su hermana, Connie, y dos nietas. Su matrimonio con Jo Cash terminó en divorcio.
Durante los primeros años de Baylor con los Orioles, él conoció la corte de los canguros, donde sus compañeros de equipo eran multados por cometer infracciones en su manera de jugar al beisbol. Con los Medias Rojas, el era el juez de la corte. Cuando Roger Clemens ponchó a 20 Marineros de Seattle a finales de abril de 1986, él multó a Clemens con 5$ por permitirle un imparable a Spike Owen en conteo de dos strikes sin bolas.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.
Nota del traductor: Antes de la temporada 1974-75 tenía varias expectativas: ¿Podrían por fin los Navegantes del Magallanes clasificar a los playoffs luego de tres eliminaciones seguidas? ¿Había Rubén Mijares hecho un buen negocio al cambiar a Bob Darwin a un equipo de la liga dominicana por un tal Dave Parker? ¿Rendiría Don Baylor con Magallanes al mismo ritmo que había mostrado con los Orioles de Baltimore en grandes ligas y los Cangrejeros de Santurce de la liga puertorriqueña? Lo que más recuerdo de Baylor en aquella temporada 1974-75 es el jonrón que le bateó a Jim Todd en el quinto inning del primer juego de la serie final ante los Tigres de Aragua. Ese batazo empató el juego y dio esperanzas de que si se podía batallar ante aquel blindado equipo aragüeño. Luego en el inicio del noveno episodio, Dave Parker se la desapareció al relevista Mike Pazik con Bob Bailor en segunda base para darle cifras definitivas al encuentro: Magallanes 3 – Aragua 2.
En 2012 escribí una biografía condensada de Don Baylor junto a Malcolm Allen para el libro: “Pitching, Defense, and Three-Run Homers” editado por Mark Armour y Malcolm Allen para la Society For American Baseball Research. Y luego también fue publicada en el Biography Project de SABR. https://sabr.org/ bioproj/person/dbdccbfa
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