OPINIÓN
Definitivamente, el partido ante el Al Jazira había sido tan sólo un espejismo. El Real Madrid lleva un tiempo encontrándose poco a poco consigo mismo. El partidazo ante el Sevilla fue ya un serio aviso, y aunque en la semifinal del Mundial de Clubes tuvo que recurrir a Bale desde el banquillo en la segunda parte -después de 37 disparos-, ante Gremio no hubo opción a la sorpresa. El Madrid fue el Madrid de la temporada pasada. El ganador. El campeón.
Gremio saltó al césped con todo, presionando a los blancos en su propia área incluso. Agresivos, queriendo marcar territorio y zafarse así de los hipotéticos complejos cuando estás ante el club más laureado de la Historia. Pero era el día del Real Madrid, lo sabían, y no dejaron que nadie lo arruinase. La clave fue la velocidad. En el sentido más amplio de la táctica: para presionar, para pasar, para robar, para correr, para disparar. Los blancos iban en un deportivo mientras que los brasileños iban en triciclo. Y así, poco a poco, el Real Madrid fue amarrando el partido. Gustándose. Asfixiando a Gremio en sus propias dudas. El equipo español era mejor, y lo demostró con creces.
A una primera parte excelsa del Real Madrid sólo le faltó el gol entre la media decena de ocasiones creadas. No importó. Porque nada más reanudarse el partido, Cristiano Ronaldo por fin acertó con las mallas rivales. Él mismo provocó una falta en el balcón del área, y él mismo la materializó con su clásico remate seco. No fue precioso, pero sí preciso, colándose por un hueco mínimo entre la barrera. En el último mes ha marcado ocho goles en ocho partidos disputados. El genio de la lámpara ha salido definitivamente.
El gol cerró por completo las opciones brasileñas al título. Quizás nunca las tuvieran desde el pitido inicial, pero con el gol de Cristiano era ya una quimera. Y ni siquiera el 1-0 fue fiel reflejo de lo que pasó sobre el césped. El Real Madrid completó uno de sus mejores partidos de la presente temporada justo en el mejor momento posible. Antes de un Clásico vital para La Liga. Y en la final que le sirve para entrar en la Historia. Por cerrar un triple triplete en los últimos cuatro años. Pero sobre todo, por ser la primera vez que el club blanco suma cinco títulos en un solo año. Es el indiscutible campeón de campeones. En todos los sentidos. En el mundo, y en la historia merengue. Legendarios.
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