jueves, 15 de febrero de 2018

Los cambios de Zidane devuelven el voltaje de Champions

Los blancos dieron la vuelta al partido en los últimos minutos. Marcaron Cristiano (2) y Marcelo; Rabiot por los franceses. Deslumbró Neymar, pero los de Emery volvieron a dejar dudas sobre su madurez en Champions



El Madrid volvió a encontrar esa otra cara de sí mismo que parecía perdida. Los minutos de Morata, la épica, el 93... Estaba sufriendo más que nunca pero tenía lo que no tenía o no quiso agotar Emery: alternativas en el banquillo. Consumido el juego del equipo, secos Isco y Casemiro, y sin noticias de Benzema, aún podía intentar otra cosa con Asensio y Lucas. De ellos sacó el Madrid otra velocidad. Y se puede concretar: el partido lo cambió Asensio.
Zidane Zidane salió con el equipo que ganó en Cardiff y no con el 4-3-3 al que que nos han estado resignando todos estos meses como su idea Era conservador (control de Casemiro e Isco) y cabezón (Benzema).
Emery arriesgó colocando a Lo Celso de director. Su toque era bueno, pero al final fue decisivo para mal. No le ayudó Verratti, que está gafado en el Bernabéu.
Se culpará de todo a Emery, pero ha sufrido lo que sufrió antes Guardiola con el Bayern: la excepcional ley de Barça y Madrid. Estuvo valiente, casi temerario en el once, y temeroso luego al quitar a Cavani.
El Madrid salió a hacer una desacostumbrada presión de vietcong a la que el PSG respondía con dudas en la media pero también con balones a Neymar y contras en las que con dos toques se plantaba en el área rival. Eso fue alargando al Madrid: loca presión, pero la defensa aculándose. De modo que la presión ya no era la mismo, y comenzó a ser Isco el argumento. 
Neymar era el recurso fundamental del PSG. Se fue cuando quiso de Nacho y gracias a las magníficas ayudas de Casemiro no hubo un destrozo mayor. Dirige el juego desde el extremo. Asume la responsabilidad y se va de todos. Es casi Messi. En el 25 se la iba a dejar por fin a Mbappé pero se resbaló, y en la respuesta el Madrid tuvo su ocasión: pase de Marcelo para Cristiano y parada con la cara de Areola. Lo mejor había llegado a la contra. 
Porque el juego se le espesó, como se lleva espesando todo el año. Muy mal en la salida inicial de la pelota, y contención en los laterales. La delantera del PSG tiraba de ellos hacia atrás.
El PSG parecía algo desubicado, nada cómodo y tembloroso en su media, pero la delantera es tan buena que arrastraba al equipo. Cada vez que Neymar o Mbappé la tenían pasaba algo. Así, en el 32 llegó el 0-1: Mbappé se va de Marcelo, centra y Nacho despeja hacia Rabiot, seguido solo por las miradas de Modric y Casemiro. ¿Cuántas veces lo hemos visto esta temporada? Contra la superstición habitual, la transformación del Madrid en Champions no es completa.
Neymar llegó mucho, pero el gol vino por donde Mbappé, que tiene cara de saxofonista de jazz genial.
Cavani pudo marcar el 0-2 tras otra genialidad de Neymar y la respuesta con coraje del Madrid encontró la fortuna de un penalti dudoso y sobre todo absurdo del inexperto Lo Celso. Cristiano marcó su gol 100 con el Madrid en la competición.

El cambio de Cavani

La segunda parte se inició con una parada milagrosa de Keylor a Mbappé. La contra del PSG era temible y el miedo fue retrasando la defensa del Madrid, cuya presión se deshacía como se esfuma la niebla. El equipo ya era largo, deslavazado, con dificultades para la combinación. Rabiot tuvo una ocasión en el 53, con más que posible penalti de Ramos. La defensa tenía problemas inenarrables.
A partir de ahí, el partido entró en una fase de poco acierto. Isco aun ayudó con una participación constante.
El peligro era francés, pero el Madrid tenía más solidez central.
Por eso Emery quitó a Cavani y se puso en un 4-4-2, pues los temblores de Lo Celso le tenían al borde del desastre. Fue su primera decisión conservadora. Liberaba a Alves, pero se quedaba sin colmillo. Tuvo mala suerte porque Mbappé y Alves no remataron por centímetros un centro de Yuri.
Zidane metió a Bale en el lugar de Benzema. No movía nada estructural, era un cambio persolista y político.
Neymar cruzaba el campo en solitario. Solo su querencia a pensarse el pase una milésima más de lo necesario salvó al Madrid. Isco desapareció en esos minutos y el partido (el balón) se lo fue quedando el PSG, llegando ya de otra manera, con largos toques.
Casi desahuciado, Zidane reaccionó con Lucas y Asensio. El Madrid iba a tener diez minutos de velocidad. Ellos habían sido los mejores ante la Real y, efectivamente, cambiaron el equipo. Una jugada de Asensio acabó en remate inverosímil de Cristiano. No sería lo último de Asensio: le dio un pase excelente a Marcelo para el 3-1. El Madrid, revolucionado por él, salía más vivo de lo que nunca había estado en el partido. Enfrente, una gran delantera, pero un equipo aun por cuajar. 

En el rostro de Emery asomó un infierno parecido al de hace un año en el Camp Nou. Su expresión era una invitación a personalizar en él la derrota. Algo fácil, pero no del todo justo.

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