miércoles, 7 de noviembre de 2018

El Atlético encuentra la luz en la noche de Champions

 Gran partido de los rojiblancos ante el Borussia Dortmund, con goles de Saúl y Griezmann. El pase a octavos, encauzado

El tiempo siempre pone a cada cual en su sitio. Y el Atlético se redimió del descalabro de hace unos días en Alemania, de la mayor goleada recibida por Simeone, aquel 4-0 que escoció, pero que solo fue un accidente. Ayer vio la luz el grupo madrileño ante el Borussia Dortmund en una actuación sobresaliente durante muchos tramos, vigorosa en la actitud y atinada en la elaboración del juego. El fútbol son goles y el Atlético refrendó su estado de salud con los tantos de Saúl y Griezmann. Es la primer derrota del curso para los germanos. La tropa del Cholo tiene encauzada la clasificación para los octavos de la Champions.
El Wanda empieza a adquirir cuajo en la Champions. Nada que ver con el estadio imponente pero desangelado de su origen, algo más de un año hacia atrás. Esa sensación de hogar impostado, nuevo y extraño chalet en las afueras para la gente atlética. La Champions es, como decía el clásico, lo más importante de lo menos importante de la vida. Un espectáculo que irradia alegría, contagia entusiasmo y ejerce un magnetismo sin igual. Se agitaban los cimientos del Wanda Metropolitano, unas cuantas noches de la paliza del Borussia Dortmund en Alemania, exagerada y desmedida para la proporción del juego.
Algún resorte se activó en el plantel del Cholo, poseído por ese gen competitivo que lo hace intransferible desde su banquillo, porque el Atlético recordó durante muchos minutos de la primera parte a ese grupo codicioso, febril en la presión y elástico como una goma para estirarse hacia al ataque nada más robar el balón. Enérgico y voraz por momentos, el Atlético desarboló a los germanos en una arrebato final en el primer acto. Al menos seis ocasiones claras de gol en ese periodo, profundo el equipo por la banda de Filipe, hilando juego por el centro con Rodrigo (el público está enamorado de este chaval), Thomas, Griezmann y Correa.
Le está costando al grupo de Simeone mezclar tanta calidad con el brío que había en los tiempos de abstinencia. No es la tropa adiestrada que impedía el control del balón a cualquier enemigo en cualquier parte del campo. Ya no está Gabi, con su pierna poderosa y sus carencias en el reparto. Está Rodrigo, que no empuja tanto ni tiene el carisma del capitán pero hacer jugar al Atlético a otra cosa.
Correa emergió saliendo desde la media punta y encontró a Griezmann, siempre sociable con sus compañeros en el buen manejo del balón. Apretó Saúl con ese don físico de superdotado y el Atlético acorraló al Dortmund a partir del minuto 25. Saúl hizo el gol por una sutileza, el pase atrás de Filipe estilo Jordi Alba. Enorme el brasileño en ese trance.
Del Borussia se supo que son flechas con pista libre (Achraf, Reus), hábiles en la finta (Sancho) y duros como el pedernal por el centro (Delaney, Akankji). Su intención de dormir el balón, al público y al Atlético fracasó en el primer periodo. La personalidad de los rojiblancos lo impidió.
El conjunto español se encontró en su elemento con el bendito e inefable 1-0 de tantas noches de éxito. Supo qué hacer con el partido, las líneas juntas, el ánimo firme, la vida en cada balón... Por la lesión muscular de Giménez, jugaron dos centrales zurdos en la segunda mitad: Lucas y Montero. A ninguno inquietó Paco Alcácer, invisible ayer en el Wanda hasta ser sustituido por su inacción con la pelota. Simeone lo vio claro: quiso devolver el golpe de Dortmund con velocidad. Gelson entró por Kalinic, un jugador polémico con el balón en los pies, de apariencia torpe, pero fajador incansable que aguanta lo que le echen y, que según dicen los modernos, debe fijar a los centrales.
El Borussia no percutió contra Oblak, desprovistos los teutones de imaginación o temple para generar peligro sin emplear la velocidad. La zaga, con el novel Montero despejando sin contemplaciones, se complicó lo mínimo. Y Gelson estiró la zancada del equipo, mucho más profundo con el portugués que con Kalinic. 

Simeone encontró lo que buscaba en un contragolpe bien gestionado por Thomas que culminó Griezmann con propiedad y grandeza: aguantó la embestida del zaguero, levantó la ceja y la puso dulce y lejos del portero.

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