viernes, 2 de noviembre de 2018

La afición deportiva de Teodoro Petkoff por Alfonso L. Tusa C.

 

    
La voz de Héctor Becerra sonaba preocupada en el teléfono. Habíamos acordado un artículo de 2000 palabras para la edición aniversario de Tal Cual y yo había escrito un texto de 3000. El jefe de la sección deportiva del diario me informó que si no hacía el ajuste, difícilmente podrían publicar el artículo. Por más que intenté resumir el texto no hallaba la manera de hacerlo. Había demasiados elementos apasionantes, impactantes, esenciales, si sacaba alguno de ellos el artículo quedaría mutilado. Por eso en la próxima llamada de Héctor me preparé para asumir mi barranco. Esa vez la voz sonaba eufórica. “Si vamos a publicar tu artículo con las tres mil palabras. Teodoro lo revisó y le gustó muchísimo. Dice que todas las mañanas de ese año, revisaba El Nacional y El Universal para ver que había hecho Bob Gibson, si había vuelto a ganar Denny McLain, si Luis Tiant se había metido en otra seguidilla de innings sin permitir carreras o si Tom Seaver seguía quemando las garrochas de los bateadores. Le gustó mucho el título “El Año del Pitcher”. Creo que lo que hizo que aceptara el artículo con todo y las 3000 palabras fue que le hizo recordar que en ese 1968 Cesar Tovar jugó las nueve posiciones el 22 de septiembre ante los Atléticos de Oakland y en el primer inning ponchó a Reggie Jackson. También recordó un juego de veintipico de innings que terminó 1-0 que ganaron los Astros de Houston ante los Mets de Nueva York”. No supe que decir, Héctor me preguntó varias veces si estaba ahí. Apenas contesté con un “Sí” aprisionado por la sorpresa, por la pasión deportiva de un hombre cuyo día a día era la política.
   Cuando buscaba patrocinio para publicar mi libro biográfico sobre Isaías Látigo Chávez, me enteré mediante una entrevista, que Teodoro había vivido en Chacao durante su adolescencia. Quizás en medio de mi desespero o de mi imprudencia, conseguí el número telefónico de la dirección del diario Tal Cual y pedí hablar con Teodoro. Para mi sorpresa, en menos de dos minutos escuché la voz grave al otro lado del auricular. “Si, viví en Chacao pero no puedo ayudarte respecto al Látigo, no lo conocí personalmente. Con mucho gusto hubiese conversado contigo sobre él. En cuanto a patrocinio ahorita no tenemos disponibilidad. Sin embargo sigue adelante, estoy seguro de que tienes un gran libro en el horno. Eso sí, cuando lo publiques me guardas una copia, también quiero recordar esos juegos que lanzó y no pude ver”. Aún sin conseguir ninguno de mis objetivos, sentí que había logrado algo muy valioso.
   Mis publicaciones en Tal Cual habían empezado cuando envié a la redacción deportiva un texto con motivo de la desaparición del pugilista Joe Frazier. Titulé el texto “Un Tren Humeante”. Al día siguiente Becerra me envió un correo electrónico informándome que iban a publicar mi artículo, que a Teodoro le había agradado muchísimo porque él recordaba muchísimo la primera pelea Frazier-Ali, siempre lamentó que Frazier no hubiera llegado tan alto como debería y pensaba que aquel texto de alguna manera era un homenaje apropiado para Smoking Joe.
   Quizás la imagen imperecedera que siempre guardaré de Teodoro subyace en una mañana del Dia de La Chinita en el estadio Luis Aparicio El Grande. Me parece recordar que el comentarista de Radio Caracas Televisión entrevistaba a varias personalidades en la tribuna central. Cuando conversó con Teodoro, este le comentó que había seguido el beisbol desde su infancia en El Batey. Que siempre había sido seguidor de Luis Aparicio y por eso en algún momento se hizo simpatizante de los Tiburones de La Guaira. Con mucha propiedad le dijo al entrevistador que él estaba en el estadio Universitario cuando Aparicio se sacó de la alineación para poner a jugar a un novato llamado Enzo Hernández. Muchos en la tribuna lamentaron y hasta le reclamaron a Aparicio que estaba desmejorando el equipo. En la próxima jugada, Hernández tomo una pelota detrás de tercera base y pintó un strike en el mascotin de Mike Epstein. Desde ese momento lo llamaron “el segundo tomo de Luis Aparicio”. Para sorprender más aun al comentarista, Teodoro le dijo que él después se enteró que Enzo Hernández ya tenía cierto renombre desde el beisbol amateur, porque en un campeonato nacional AA, Alfonso Chico Carrasquel era manager del equipo de Anzoategui y se empeñó en llevar a las prácticas a un short stop juvenil. Cuando llegó el momento de hacer el corte, el jefe de la delegación le dijo a Carrasquel que aun cuando el muchachito del campocorto era muy bueno aun le faltaba para jugar a ese nivel y por tanto había que sacarlo. Carrasquel respondió enfático: “Si Enzo Hernández no es el short stop de mi equipo, renuncio”.

Alfonso L. Tusa C. © 02 de noviembre de 2018.

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