Al enterarme de la noticia de su muerte, afloraron en mi pensamiento un torrente de recuerdos sobre los diferentes momentos compartidos con el amigo Oscar. Nos conocimos al comienzo de la década de los años setenta, cuando atendimos conjuntamente, el llamado de Carlos Sánchez para organizar a escala nacional el Colegio de Entrenadores Deportivos de Venezuela (CEDV). Muchas fueron las reuniones en que coincidimos y tuvimos la oportunidad de compartir y discutir sobre los problemas que afectaban al deporte venezolano y las condiciones socio-económicas que regían para ese entonces las relaciones laborales de los Entrenadores Deportivos al servicio del Instituto Nacional de Deporte. En múltiples ocasiones su asistencia a los Consejos Consultivos del CEDV, era acompañado por los colegas Pedro Miranda, César Pérez, Manuel Fortoul y José Bautista Medina entre otros.
Como hombre de compromiso siempre estuvo a la vanguardia de las acciones llevadas a cabo por la organización gremial. Cabe destacar el papel desempañado por Oscar en la Huelga de Hambre de 1975 que dio paso a la firma de las “Bases Normativas” que regularían las relaciones laborales de los entrenadores al servicio del IND.
En su diario desempeño como docente deportivo contribuyó a elevar el nivel técnico del béisbol, no solo en su estado natal Táchira sino también a nivel nacional e internacional. Fue uno de los entrenadores de la Selección Nacional que nos representó en “El Campeonato Mundial de Béisbol Juvenil” celebrado en Argentina 1977.
La jubilación no hizo mella en su espíritu de combatividad gremial, por el contrario, en este nuevo rol, alzó su voz de protesta frente a las reiteradas violaciones de los derechos laborales por parte de las autoridades: Desconocimiento del contrato, la no homologación de las jubilaciones, el insuficiente seguro HCM y el retardo de la entrega de las cotizaciones a la Caja de Ahorro por la parte patronal.
Sin descanso en su labor de atender las distintas áreas del deporte, también contribuyo a la creación de la fundación “Héroes del Deporte” llegando a ser uno de sus presidentes. Igualmente colaboro con el Instituto de Deporte del Táchira para la reapertura del “Salón de la Fama del Deporte Tachirense”
Como hombre de conducta integral, también al lado de su esposa e hijos logró un hogar armónico y estable para la familia.
Hoy no lloro su muerte, por el contrario celebro su vida, celebro su presencia combativa en las luchas por la dignificación del Entrenador Deportivo Su recuerdo permanente, es una fuente de engría positiva para seguir en la búsqueda, como él lo hizo, de “Un Deporte Mejor en una Sociedad Mejor”.
Oscar descansa en PAZ.
Jesús Elorza
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