Había llegado la oportunidad de empezar a cambiar la imagen de boxeador aburrido, anodino, de poca vistosidad, que tenía Antonio Gómez en las primeras etapas de su carrera pugilística, solo los aficionados al arte de la defensa se entusiasmaban con el estilo de Antonio. “Habían llamado a Ramiro Machado para que Cruz Marcano peleara con Dwight Hawkins, pero el Loco estaba de farra y entonces me dijeron a mí. Fui como carne de cañón a pelear con el tipo. Pedro me estuvo explicando varias cosas antes de viajar, y como él tenía más experiencia que yo, hice lo que me dijo”. La pelea estaba pautada para el 22 de agosto de 1969 en la ciudad de Los Angeles, California, Estados Unidos. No tenía mucho tiempo para realizar una buena preparación, pero tenía metida entre ceja y ceja la pelea por el campeonato mundial pluma que Pedro había perdido ante el japonés Shozo Saijo el 9 de enero de ese 1969. Se había prometido que él iba a vengar a su hermano.
Aquel grupo de púgiles voluntariosos entrenaba con efusividad con muchos silbidos y chanzas, pero también con mucha disciplina y dedicación. Cuando el Maestro Heli Montes arreciaba su voz y templaba las cuerdas del ring, José García se paraba de frente ante el saco, Alfredo Marcano miraba con precisión la pera loca, Felix Márquez afincaba con propiedad sus pasos laterales, José Luis Vallejo mordía con intensidad el protector bucal, Cruz Marcano apretaba sus saltos con la cuerda a ritmo de sesenta por minuto, Pedro Gómez se acercaba más al espejo hasta notar la profundidad y dirección de los golpes que lanzaba. Esa escena tenía un testigo constante aunque no se acercaba mucho al ring ni a los implementos. Antonio Gómez iba todas las tardes al campamento del Maestro Montes. “Me incliné por el boxeo, porque todas las tardes iba a ver entrenar a Pedro”, dijo Antonio muchos años después de retirado. “Siempre me gustó verlo pelear y entrenar, tanto que un día Heli Montes me preguntó si quería boxear. Le contesté que sí y me dijo que me fuese el día siguiente por la tarde con un pantaloncito corto y unas vendas”.
Antonio nació en el hogar de Félix Córdova y María Gómez. Ellos nunca le prohibieron practicar el pugilismo y él compartía sus entrenamientos con la venta de periódico. Pasó por el boxeo aficionado sin pena ni gloria. Nunca fue convocado a la selección nacional, aunque se apoderó de un campeonato nacional en la categoría pluma.
Saltó al profesional con 22 años de edad con el apoyo del maestro Heli Montes, él le gestionó el pase. “Mi esperanza era llegar a ser campeón nacional, no campeón mundial. Cuando conquiste el título nacional me retiro. Así lo dije varias veces”.
Debutó en el profesional el 18 de febrero de 1967 ante el venezolano Eduardo Blanco a quien noqueó en el tercer asalto. Entonces hilvanó una seguidilla de siete triunfos hasta que se encontró con Domingo Bastidas el 1 de septiembre de ese 1967, allí perdió el invicto por nocaut técnico en el tercer asalto.
Ahora estaba allí en el cuadrilátero de Inglewood, frente a un gentío que aupaba a Hawkins, a miles de kilómetros de Cumaná, nada que ver con el gimnasio de Heli Montes, ni con el Palacio de los Deportes en la avenida San Martín de Caracas. El rostro ausente de Antonio pareciera expresar nerviosismo o arrepentimiento, pero sus movimientos de cintura y el estiramiento de los brazos junto al marcaje de algunos esguinces con los guantes indicaban que sabía muy bien porqué estaba allí, no iba a perder aquella oportunidad. Sabía muy bien que la próxima vez casi seguro el LocoCruz Marcano iba a estar disponible y si él no daba la talla en esta pelea, si no se fajaba como los buenos y al menos tumbaba a Hawkins, difícilmente lo iban a llevar a pelear a Los Angeles en el futuro. Era su oportunidad, era ahora o nunca, si de verdad quería vengar a Pedro, tenía que echarle pichón y ganar, y ganar con propiedad, sin dudas ni comentarios malintencionados.
La revancha ante Bastidas ocurrió el 29 de enero de 1968 y Antonio cobró desquite al vencerlo por decisión unánime en ocho asaltos. Esa fue la cuarta de otra seguidilla de victorias (9) que esta vez fue detenida el 4 de noviembre por Gustavo Briceño en una decisión muy controvertida de ocho asaltos. Luego de vencer en sendas decisiones de 10 asaltos a Manuel Arnal y al mexicano Mario Henrique; el 30 de marzo de 1969, llegó la hora de la segunda pelea ante Briceño, quien marchaba invicto en 15 combates. A pesar de estar en desventaja de estatura y alcance, Antonio se las arregló para reaccionar en los asaltos séptimo y octavo, cuando Briceño se desinfló luego de hacerlo bien en los primeros cinco episodios. En el noveno asalto, Antonio lo arrinconó con una andanada de ganchos y luego impactó a su alto rival con un gancho de izquierda a la mandíbula que lo tumbó para un conteo de siete segundos. Briceño se levantó con piernas inestables y el árbitro Victor Rojas detuvo la pelea.
El 13 de junio noqueó al guyanés Frank Le Roy en nueve asaltos, y el 11 de julio se impuso por decisión al puertorriqueño Rocky Orengo en diez asaltos.
Gómez con marca de 21 victorias (9 nocauts) y dos derrotas. Enfrentaría al tercer clasificado de la categoría pluma de la AMB, Dwight Hawkins, con marca de 51-19-6 (35 nocauts). La pelea fue promocionada como el abrebocas del combate por el título gallo de la AMB entre el campeón Lionel Rose y el retador Rubén Olivares.
“Traje mi peleador para que muestre su talento. Es tan bueno como cualquier pluma del mundo”, dijo Ramiro Machado. “Si estuviera a mi alcance lo pusiera a pelear contra el campeón del Concejo Mundial de Boxeo Johnny Farnechon o el de la Asociación Mundial de Boxeo, Shozo Sayjo, con la fiel convicción de que ganaría sin dejar dudas”.
“Espero que Antonio maneje al veterano estadounidense (Hawkins) con muy pocas dificultades. Somos el batacazo en los vaticinios de los periódicos (3-1). Pero eso es debido a que los periodistas de boxeo de aquí nunca han visto boxear a Antonio. Se sorprenderán de lo que verán el viernes por la noche”, dijo Machado.
Durante los primeros cinco asaltos, tanto Hawkins (tercer pluma del mundo de AMB y gran favorito) como Gómez mostraron buenos movimientos en el cuadrilátero, sus destrezas pugilísticas. Cada cual marcaba rápidos jabs y veloces combinaciones de impactos a la zona media.
Pero a partir del sexto asalto Antonio empezó subir la frecuencia de muchas buenas combinaciones que hicieron retroceder a Hawkins.
Antonio castigó a Hawkins hasta el punto de mantenerlo doblado sobre su torso mediante varios impactos contundentes durante los asaltos octavo y noveno, el fin parecía inminente para el hombre de 31 años de edad.
A mitad del asalto final, Antonio estremeció a Hawkins con otra serie de combinaciones y puso a Hawkins en serios aprietos al conectarle una ráfaga de “izquierda-derecha-izquierda” en el cráneo cuando el reloj marcaba 1:50.
Hawkins se tambaleaba mientras retrocedía hacia las cuerdas y trataba de defenderse.
Entonces Antonio lo enfrentó y desplegó otra sólida combinación a la barbilla del veterano, y Hawkins salió disparado a través de las cuerdas hacia el ring-side donde recibió conteo definitivo a los 2:18 del décimo asalto.
Aquel año 1969 Antonio Gómez lo cerró con victoria por decisión en 10 asaltos ante Francisco Bolívar y otro triunfo por decisión ante Antonio Cervantes (Kid Pambelé) quien tres años después ganaría el campeonato mundial welter junior de la AMB.
Alfonso L. Tusa C. 07 de agosto de 2019.
Fuentes
__Cárdenas Lares, Carlos; García, Giner. Venezolanos en el Ring.1993
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