lunes, 2 de septiembre de 2019

ESQUINA DE LAS BARAJITAS Por Alfonso L. Tusa C.

# 
Esquina de la Barajitas. Mitchell Page, Topps, 1984.


     

Por Bruce Markusen

Los trabajadores del Salón de la Fama también son aficionados al beisbol y les gusta compartir sus historias. Aquí está la perspectiva de un aficionado desde Cooperstown.
La barajita Topps de Page de 1984, a través de la acción fotográfica y el retrato más pequeño, nos da una idea de su apariencia única. Con su gran cráneo, prominente mentón, y rostro rudo, Page podría ser fácilmente identificado en una multitud. Adicionalmente, casi siempre usaba anteojos o lentes de sol oscuros, de grandes monturas metálicas que se usaban mucho en los años 1970 y 80.
   Page también tenía un físico impresionante. Tenía hombros amplios y brazos musculosos, acentuados por muñequeras amarillo brillante. En un tiempo cuando pocos peloteros levantaban pesas como rutina, Page parecía uno de los peloteros más fuertes de su época. El inusual uniforme verde de Oakland en las giras completaba la pinta de un pelotero que podía señalarse a varias decenas de metros de distancia.
     Catorce años antes de aparecer en esta barajita Topps, Page parecía estar en el umbral de empezar su asociación con los Atléticos. Lo tomaron de Compton Community College en la cuarta ronda de la fase de enero del draft.  Pero Page optó por no firmar, en lugar de eso siguió su educación universitaria y retrasó su elegibilidad para ser drafteado de nuevo hasta 1973. Allí fue donde los Piratas de Pittsburgh seleccionaron al jardinero y bateador zurdo en la tercera ronda del draft de junio. Esa vez Page firmó y fue asignado al Charleston de la Western Carolinas League, donde completó su primera temporada profesional. 
    Los Piratas lo mantuvieron en Salem todo 1974. Jugó bien allí, bateó para .296, negoció 70 boletos y despachó 17 jonrones. También estafó 15 almohadillas. Con su combinación de habilidad para robar bases y poder jonronero, Page se catapultó cerca del tope de la lista de prospectos de los Piratas.
   En 1975, Page fue promovido a la Double-A Texas League, allí logró números aún mejores contra un pitcheo de nivel más alto. Con un OPS de .906, 23 jonrones, 23 bases robadas, estaba listo para seguir subiendo en 1976. Jugó para los Charlies de Charleston, la filial AAA de los Piratas, y alcanzó números similares de poder y velocidad, mientras también hacía la transición desde los jardines hacia primera base.
    Había pocas dudas de que Page estaba listo para jugar en grandes ligas para 1977. Desafortunadamente, tropezó con obstáculos en Pittsburgh. Page era primera base y jardinero de las esquinas; los Piratas estaban bien apertrechados con Willie Stargell y Bill Robinson en primera base, Al Oliver en el jardín izquierdo, y Dave Parker en el derecho. Simplemente no había espacio para que Page jugara regularmente.
   Page se reportó al entrenamiento primaveral con los bucaneros en 1977, pero no llegó a aparecer en el campamento de la franquicia. El 15 de marzo, los Piratas efectuaron un mega cambio que solventó una necesidad que tenían en tercera base. Al adquirir a Phil Garner (junto al veterano jugador del cuadro Tommy Helms y el prospecto de pitcheo Chris Batton), los Piratas tuvieron que entregar un enorme paquete de seis peloteros. El cargamento incluía a Page, junto al prospecto jardinero Tony Armas y los pitchers George “Doc” Medich, Rick Langford, Dave Giusti y Doug Bair.
   Mientras los Piratas era un buen equipo repleto de jardineros y primeras bases de calidad, los Atléticos enfrentaban un período difícil después de sus años gloriosos de 1972, ’73 y ’74. Necesitaban talento en casi todos los lugares del diamante. Los Atléticos tenían varios veteranos de renombre, pero la mayoría era peloteros que habían visto pasar sus mejores días, incluyendo los antíguos Piratas, Giusti, Medich, y Manny Sanguillén, junto a otros veteranos como Dick Allen, Earl Williams, Willie Crawford, y Stan Bahnsen. Cinco o seis años antes, eso peloteros pudieron haber hecho de los Atléticos un contendor. Pero ahora solo eran parte de un equipo que había tenido mejores días.
    Enfrentado con la tarea inmensa de la reconstrucción, el manager de los Atléticos, Jack McKeon instaló a Page como su jardinero izquierdo regular. Para sorpresa de pocos, Page destacó como punto brillante en un equipo que estuvo cerca de perder 100 juegos. Con solo 25 años de edad, Page bateó 21 jonrones, robó 42 bases y negoció 78 boletos. Alcanzó un OPS de .926, impresionante para cualquier pelotero pero fenomenal para un novato. Hacia el final de la temporada, McKeon comparaba a Page con un jugador estrella de la Liga Americana recientemente retirado que había ganado dos títulos de bateo.
   “Me recuerda mucho a Tony Oliva”, le dijo McKeon a Fred McMane de Baseball Quarterly. “Oliva tenía la facultad de aprovechar todo el terreno. Era muy difícil defenderse ante él”.
   Mientras tanto, los fanáticos de Oakland sentían que los números de la primera temporada de Page eran lo suficientemente buenos para merecerle los honores del Novato del Año,  pero los periodistas de la Liga Americana le otorgaron el premio a Eddie Murray de los Orioles de Baltimore. Page llegó segundo en la votación.
    Desde el comienzo, Page se convirtió en un pelotero popular con los fanáticos de Oakland. El narrador por mucho tiempo de los juegos de los Atléticos, Monte Moore, lo apodó “The Swingin’ Rage”, un apodo pintoresco que rimaba con su apellido y caló en el area de la bahía. Page siempre parecía tener una sonrisa en el rostro,  fuese en los jardines  o en las bases. También se tomaba algún tiempo para hablar con los fanáticos, conversaba con ellos regularmente antes de los juegos.
   Dados su popularidad y talento, Page parecía un pelotero alrededor del cual los Atléticos podían armar un equipo competitivo. Pero como muchos peloteros jóvenes, no le fue tan bien en su segunda temporada. Tuvo un año productivo en 1978, pero sus jonrones, bases robadas, y promedio de bateo, estuvieron por debajo de sus números de novato. También recibió algunas críticas por estar fuera de forma, el exceso de peso afectó su velocidad y defensa. Una lesión en el pie antes de la temporada que implicó depósitos óseos y estiramiento de ligamentos, tampoco ayudó.
   En 1979, la actuación de Page desmejoró más. Su promedio de bateó cayó a .247. bateó solo 9 jonrones. Con la irrupción del joven Rickey Henderson en el jardín izquierdo, Page empezó a jugar más y más como bateador designado. La prospectiva de ser bateador designado no le atrajo a Page.
   “Si no puedo jugar en los jardines aquí”, le dijo Page a Sporting News, “entonces espero que me dejen libre el año próximo”.
   Page no consiguió su deseo. Fue forzado a jugar como bateador designado en 1980, mientras los Atléticos mostraban uno de los mejores tríos de jardineros jóvenes del juego con Henderson, Dwayne Murphy y Armas. Mientras Page odiaba ser bateador designado, su bateó tuvo una remontada. Subió sus jonrones a 17 e incrementó su OPS a un más respetable .754.
   Un mal momento a la ofensiva al comienzo de 1981 ocasionó el regreso de Page a las ligas menores, justo antes que los peloteros iniciaran la huelga. Como resultado de esto, Page continuó recibiendo su remuneración durante el paro de los peloteros. Hacia el final de la temporada recortada por la huelga, regresó para jugar en tres juegos de los Atléticos, todos como bateador emergente. Page solo tenía aún 29 años de edad, pero el estrellato que había brillado en 1977, parecía a años luz de distancia.
   En 1982, Page compartió su temporada entre Oakland y el Tacoma AAA. Luego jugó todo el ’83 con los Atléticos, pero ese fue un año frustrante cuando solo fue usado esporádicamente desde la banca. En 1984, se reportó al campamento de los Atléticos, pero no permanecería todo el entrenamiento primaveral en Arizona. El 29 de marzo, los Atléticos despidieron a Page, para terminar su estadía de siete años en Oakland.
   En mayo, Page fue contactado por su equipo original, los Piratas, quienes le extendieron un contrato de ligas menores. Luego de mostrar un buen desempeño con el Tacoma AAA, donde bateó para .328, los Piratas lo llevaron de vuelta a las grandes ligas en agosto. Lo utilizaron como bateador emergente, un papel en el cual Page destacó. En 15 apariciones, bateó tres imparables y acumuló tres boletos, lo cual le dio un porcentaje de embasado de .417. 
   Page parecía que podía haber encontrado un nuevo papel en el cual prosperar, pero tenía 30 años de edad y jugaba para un equipo de los Piratas que enfrentaba una fase de reconstrucción. En octubre, los Piratas, lo dejaron en libertad, aunque le ofrecieron una invitación fuera del roster para el entrenamiento primaveral.
   En 1985, Page jugó la temporada completa con el Hawaii AAA, pero tuvo números mediocres, eso, lo convenció de que era la hora del retiro. A la edad de 32 años, los días de Page como jugador activo habían terminado.
   Se alejó del beisbol por completo por unos años, pero regresó al juego en la década de 1990, como instructor de bateo de ligas menores con el Tacoma. También recibió la oportunidad de aparecer en la película de beisbol, Angels in the Outfield, la cual llegó a las salas de cine en 1994. El año siguiente, los Reales de Kansas City lo llevaron de vuelta a grandes ligas como su coach de primera base. Y entonces en 2001, los Cardenales de San Luis, lo promovieron a su cuerpo técnico de ligas mayores como instructor de bateo. Allí fue donde Page encontró su verdadero nicho.
   En contraste con algunos coaches de bateo de la vieja escuela, a Page le gustaba trabajar con videos para analizar el swing de los bateadores de los Cardenales y mostrarles cualquier falla mecánica. También tenía una personalidad llevadera, lo cual le permitía socializar con los jóvenes bateadores de los Cardenales, la mayoría de ellos nunca lo vio jugar. Con su enfoque apasionado del arte de batear, Page se convirtió en favorito de los peloteros de los Cardenales.
    Page se hizo popular hasta con los fanáticos de Cardenales, algunos de los cuales lo reconocieron como el mejor instructor de bateo que la franquicia hubiese empleado. Desafortunadamente, Page también tenía problemas de adicción. Por años, estuvo bebiendo mucho, y para 2004, el problema se agudizó.
   Esa temporada, los Cardenales ganaron 104 juegos en camino a la Serie Mundial. Varios bateadores de los Cardenales tuvieron grandes temporadas bajo las observaciones de Page, incluyendo a Albert Pujols, Scott Rolen, y Jim Edmonds. Pero Page claramente tenía un problema.
   “Trabajé bajo la influencia del alcohol”, le dijo Page a St. Louis Today en 2005 en una historia donde al manager de los Cardenales, Tony La Russa le preguntaron acerca de un reportero que olió alcohol en el aliento de Page.
    Despues de la Serie Mundial, una barrida en cuatro juegos a manos de los Medias Rojas de Boston, La Russa se sentó con Page y le informó que lo estaba dejando libre.
   Page aceptó su responsabilidad, al admitir en muchas entrevistas que “Metí la pata”.
   Al reconocer que sus problemas de bebida habían alcanzado una etapa crítica, ingresó a un centro de rehabilitación. Después de completar la fase inicial del tratamiento, Page intentó rehacer su vida. En 2006, recibió una oferta para convertirse en el coach de bateo de los Nacionales de Washington. Aceptó el ofrecimiento, pero el año siguiente se ausentó por lo que describió como “problemas personales”.
   En 2010, regresó a los Cardenales como instructor de bateo de ligas menores, pero el trabajo solo duró por el entrenamiento primaveral. Aún así, Page parecía haber enderezado su vida. Se mantuvo en contacto con el coach de los Cardenales, Dave McKay, quien vio a Page en el otoño de 2010 y reportó que lucía y se sentía bien. De acuerdo a McKay, Page recientemente se había asentado y comprado una casa. Pasaba mucho tiempo haciendo trabajo voluntario para una iglesia local.
   Entonces una noche sabatina de marzo de 2011, Page se metió en su cama para el descanso nocturno. Nunca despertaría. Falleció durante la noche, solo tenía 59 años de edad. Hasta la fecha no se ha establecido una causa oficial de fallecimiento.
   Es difícil saber exactamente que ocurrió esa noche. Además de sus batallas con el alcoholismo, Page había sido un fumador de toda la vida. Quizás su cuerpo simplemente colapsó. Probablemente nunca lo sabremos.
  Ese fue un triste final, una vida que resultó muy corta, pero quizás podamos tranquilizarnos al saber que Page pareció encontrar algo de paz cerca del final de su vida. También dejó un legado como una de las personas más amigables del juego.
  Quienes lo conocieron en vida, como pelotero activo y coach, lo apreciaron por sus modales llevaderos, su voluntad para hablar y su naturaleza para hacer ajustes.
  Aunque Page batallaba con sus demonios, encontraba la manera de hacerle sentir a los demás que eran importantes para él.

Bruce Markusen es el gerente de Digital and Outreach Learning at the National Baseball Hall of Fame. Ha escrito siete libros de beisbol, incluyendo biografías de Roberto Clemente, Orlando Cepeda y Ted Williams, y A BaseballDynasty: Charlie Finley’s Swingin’ A`s, el cual fue premiado con la Seymour Medal de SABR.
Traducción: Alfonso L. Tusa C.

Nota del traductor:
   Actuación de Mitchell Page con los Navegantes del Magallanes en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional:
 Temporada 1976-77: 63 juegos. 245 VB. 48 CA. 76 H. 13 2H. 5  3H, 13 HR, 57 CI. 8 BR. .319 AVG.
Temporada 1977-78: 38 J. 138 VB. 31 CA. 41 H. 10 2H. 2 3H. 7 HR. 29 CI. 7 BR. .297 AVG.
Temporada 1978-79: 42 J. 167 VB. 23 CA. 48 H. 9 2H. 3 3H. 3 HR. 32 CI. 6 BR. .287 AVG

No hay comentarios:

Publicar un comentario