CHAMPIONS LEAGUEUn Barça sumiso y acabado
El PSG, con un Mbappé descomunal, asalta el Camp Nou y abusa de un equipo moribundo que descubre su cruda realidad en Europa
La consagración europea de Mbappé
Volvió lo importante, volvió la Champions. Son los partidos sin excusa, el torneo más importante del mundo. Pochettino fue la segunda opción para sustituir a Quique Setién en el banquillo del Barça. Koeman la tercera. El PSG empezó marcando el ritmo, bajo, del partido, reservándose tiempo para pensar, conservando el balón, además de teniéndolo, que son dos cosas distintas; y el Barça no mandaba como era su obligación y actuaba como los amantes que mis amigos contactan por la red cuando de 5 a 7 no tienen nada qué hacer. Entregado, sumiso, con la voluntad anulada el Barcelona, dejaba que el PSG penetrara en su campo sin ni siquiera intuir cómo se podía defender..
Y sólo en esta dureza, y en este inclinarse dócil con que consiguen dominarles, se entiende cómo el que fue el mejor club del mundo se arrastra ante un jeque árabe y un entrenador resultadista puede intimidar a los fundadores del fútbol más brillante que jamás se había visto. También sólo así se puede comprender que a la misma hora del partido ardieran contenedores en el paseo de Gracia por la detención del rapero Pablo Hasel, condenado a prisión por más de sesenta mensajes entre 2014 y 2016 que jaleaban, entre otros, al exjefe militar etarra Joseba Arregi. Uno de sus mensajes decía: «Las manifestaciones son necesarias, pero no suficientes, apoyemos a quienes han ido más allá». Esto es hoy Cataluña. Y por eso ustedes tienen que creerme cuando les digo que, pese a todo, es una esperanza, ¡y un milagro!, que las elecciones del pasado domingo las ganara Salvador Illa.
Poco a poco el Barça fue despertando, como si de repente se descubriera en su sexualidad ambivalente, y de un arranque de De Jong sacó un penalti minucioso pero que lo era. Jugada ‘made in Koeman’ como alternativa a la combinación entre Alba y Messi, con el holandés llegando por la otra banda. Transformó con autoridad Messi, como diciéndoles a los franceses que el juego amatorio había cambiado. Pero fueron, como decía hace un instante, sólo un minuto o dos, porque enseguida Mbappé, aprovechándose de una asistencia delicadísima y al primer toque de Verratti, empató el partido de un fenomenal trallazo casi a bocajarro.
Abuso francés
El empate no significaba que la eliminatoria estuviera empatada, por el valor doble de los goles fuera de casa, y porque no parecía que un Barça se dejaba hacer, pudiera ni siquiera sostener el empate. El PSG le dominaba y el partido iba sobre lo que Pochetino quería. Messi no comparecía. Dembélé naufragaba en sus tareas defensivas.
Si Ter Stegen en la primera mitad tuvo momentos imprecisos, aunque de poca gravedad, empezó el segundo tiempo con una mano fundamental para salvar el casi gol de Icardi. Al Barça no le duraba el balón; el PSG era mejor, pero no lo materializaba. Los jugadores del Barça parecían lo que los franceses habían pedido para merendar. Y el gol finalmente llegó como inevitablemente llegan las derrotas cuando no sólo eres inferior sino que además tu actitud es la de entregarte. Kean sentenció la eliminatoria marcando el tercero de cabeza. La derrota fue contundente en el marcador, pero todavía peor en la actitud, en la inanidad, en el dejarse tomar sin capacidad de reacción, ni de nada, que tuvo un Barça sometido, sin nervio, sin músculo, sin alma, muñequito roto que se va sin que nadie le dé las buenas noches cuando ya todos han acabado de usarlo.
Si al desastre deportivo le añadimos que en lo económico la ruina es total, lo mejor para el Barça sería ni viajar a París para el partido de vuelta y así por lo menos podría ahorrar. Justo cuando este comentario corría el riesgo de parecer exagerado, Mbappé marcó el cuarto.
Koeman reconoce que el Barça no está al nivel exigido en una Champions
El PSG se puso anoche con contundencia (1-4) al FC Barcelona en el partido de ida de octavos de...
GuardarEl PSG se puso anoche con contundencia (1-4) al FC Barcelona en el partido de ida de octavos de final de la Champions. Tras el encuentro, el entrenador Ronald Koeman se mostró "triste y decepcionado" pero reconoció que el equipo nos está al "alto nivel que se pide en una Champions". "Hay que ser realistas", enfatizó. Por su parte, el técnico del PSG ensalzó la figura de Mbappé de quien aseguró que "es un top mundial" y "está contento en el club".-Redacción-
La aciaga noche de Griezmann: del rifirrafe con Piqué a una polémica escapada
Antes de llegar al descanso y con empate a un gol aún en el marcador, el francés protagonizó una llamativa escena con Gerard Piqué que ayuda a comprender el sufrimiento de los locales, sobrepasados, ante los envites visitantes.Antoine Griezmann fue testigo de excepción en el asalto de sus compatriotas del París Saint-Germain al Camp Nou en la noche de Champions del martes. El delantero francés no pudo ayudar a su equipo a sobrevivir al empuje del vigente subcampeón de Europa, que finalmente se acabó llevando el partido -y buena parte de la eliminatoria- en el feudo azulgrana.
Tras regresar el delantero a su zona defensiva acompañando a Kylian Mbappé, que consiguió forzar un córner, ambos tuvieron un agrio cruce de palabras: «¡Una p... posesión larga, joder! ¡Me cago en la p...! ¡Vamos! ¡Una puta posesión larga!», reclamó el defensor, a lo que Griezmann le respondió «tranquilo, Geri, ya, deja de gritar».
«Joder Grizzi, me cago en la p...», continuó Piqué, que obtuvo una nueva respuesta del delantero: «La concha de tu madre». «No, la concha de su madre, tú. Estamos sufriendo y llevamos cinco minutos así», agregó el central antes de que Griezmann le pidiera «no grites».
Tras el intento de Lenglet de calmar los ánimos y centrar a sus compañeros en la defensa del saque de esquina, Piqué volvió a quejarse: «La p... madre, estamos corriendo como locos». «Y yo también corro», zanjó Griezmann.
Una secuencia clarificadora de cómo se estaban sintiendo los jugadores del Barcelona ante un PSG que se estaba mostrando muy superior sobre el terreno de juego. Y eso que aún estaba empatado el partido del Camp Nou.
«Cazado» en el aeropuerto
Pero los problemas o las polémicas no acabaron para Antoine Griezmann con el pitido final y el 1-4 definitivo en el partido. Con los focos del feudo azulgrana ya apagados, el francés se marchó rumbo al aeropuerto para coger un vuelo hacia su país. Ronald Koeman había dado dos días libres a la plantilla y quiso aprovechar para visitar a su familia.
Sin embargo, por mucho que estuviese en su derecho de aprovechar los días libres como quisiese, el hecho de ser visto en el Aeropuerto de El Prat apenas unas horas después de la contundente derrota de Champions, no tuvo una buena acogida entre muchos seguidores azulgranas. Por el hecho de abandonar así Barcelona tras un resultado tan negativo del equipo, y por saltarse el toque de queda de la ciudad condal.
Griezmann fue interpelado en la terminal por el motivo de su viaje, pero evitó hacer declaraciones y únicamente contestó con un «¿Qué te importa a ti?».
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