Fundador de una empresa de energías renovables, Riquelme procede de una familia bien posicionada dentro del mundo de los negocios inmobiliarios y de las canteras tanto en Murcia como en Alicante.
POR NURIA HERNÁNDEZ
30 DE MARZO DE 2021 · 11:59
Socio del club blanco desde que era un niño, Enrique Riquelme tiene un sueño: convertirse en presidente del Real Madrid. A sus 32 años recién cumplidos en enero, este empresario alicantino se postula como un posible rival para el hasta ahora ‘imbatible’ Florentino Pérez en las elecciones que se llevarán a cabo en el equipo madrileño el próximo verano, según publica El Confidencial. Pero, ¿quién es este joven que aspira a ‘quitarle el puesto’ a Florentino “ahora o en un futuro” no muy lejano?
Para empezar debemos contar que solo la idea de presentarse a las elecciones no es algo que pueda hacer cualquiera. Para optar a la presidencia del Real Madrid hay que cumplir al menos dos requisitos casi inalcanzables: llevar 20 años como socio y avalar el 15 por ciento del presupuesto del club -unos 92,5 millones de euros–. Parece que Enrique Riquelme cumple los dos, ya que es socio desde niño y su empresa, Cox Energy, estaría valorada en unos 300 millones, según el citado medio.
Riquelme procede de una familia bien posicionada dentro del mundo de los negocios inmobiliarios y de las canteras tanto en Murcia como en Alicante. Nació en 1989 en Cox, un municipio alicantino de algo más de 7.000 habitantes donde el comercio de frutas y verduras siempre ha sido una importante fuente de ingresos. Su padre, Enrique Riquelme de la Torre, es empresario y formó parte de la directiva del club merengue en la época de Ramón Calderón entre 2006 y 2009, por lo que el fútbol siempre estuvo muy presente en la infancia y juventud de su hijo.
El valor del esfuerzo, siempre presente
Desde que cumplió los dos años, Enrique se desplazaba cada día en autobús a Torrellano para ir al colegio de Fomento Aitana. Los veranos iba con su familia a la piscina del pueblo y allí daba clases de natación y disfrutaba del agua con sus amigos de toda la vida, a los que hoy sigue viendo y con los que de vez en cuando juega alguna ‘pachanga’. Cuando entró en la adolescencia se fue a vivir a Torrevieja y allí iba a un colegio religioso solo para chicos y los fines de semana volvía a Cox para ver a su familia. Como a cualquier chico de su edad le gustaba disfrutar de las fiestas populares y hasta fue miembro de una comparsa llamada Los Zíngaros, como él mismo contaba en la web Aquí Medios de Comunicación. De su tierra recuerda con cariño la gastronomía, sobre todo la ensaladilla y la leche merengada.
Desde muy joven empezó ayudando a su madre en el sector del hormigón mientras estudiaba. Limpiaba cristales en la gasolinera o iba al almacén de su abuelo a echar una mano. Con esa experiencia profesional, decidió no ir a la universidad y seguir trabajando. Se formó en Dirección de Empresas en Alicante durante los fines de semana y lo compaginaba trabajando en el sector del hormigón con su madre. Su espíritu emprendedor le llevó a buscar un proyecto propio con el que poder independizarse y apostó por buscarse la vida en Brasil.
El rey de las energías renovables
Durante uno de sus viajes pasó por Panamá y allí conoció a Lenin Sucre, empresario del sector inmobiliario y bancario panameño, y vio oportunidad de quedarse allí a montar una empresa. Tenía solo 21 años. Sus padres le apoyaron a nivel psicológico y material, ya que su padre le cedió maquinaria, y además, el propio Enrique hipotecó un apartamento que tenía en Torrevieja para conseguir fondos. Ya en Panamá, en 2010 creó el Grupo Sol (que hoy tiene más de 1.500 empleados), centrado en minería, infraestructuras y para empezar a funcionar se llevó allí a trabajadores de Cox y camioneros de su tierra e hizo que la compañía se convirtiera en el mayor proveedor de arena para las obras de ampliación del Canal de Panamá.
Dos años más tarde, Riquelme lideró el desarrollo del mayor proyecto fotovoltaico de Latinoamérica, Rainbow 50, en Guatemala y con una inversión de cien millones de dólares. En 2014, Enrique decidió fundar Cox Energy, compañía española del sector de las energías renovables con proyectos en Chile, México, Colombia, España, Portugal y Panamá, y está preparando su expansión en Italia o El Salvador. Además de su trabajo como CEO de la empresa, en 2016 se convirtió en el mayor accionista de Ezentis, compañía global de servicios industriales con 15.000 empleados en varios países de Latinoamérica.
En 2018 ganó el Premio Nacional al Joven Emprendedor de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios y ese mismo año, Forbes le presentaba en su portada como El Hombre de la Energía Solar por sus logros en el sector en apenas cinco años. En noviembre de 2019 era elegido como uno de los cien latinos más influyentes comprometidos con la acción climática por la organización Sachamama y el año pasado, Forbes le incluía entre los cien españoles más creativos del mundo de los negocios.
Colaborador del papa Francisco
Uno de los intereses de Enrique Riquelme desde niño ha sido el fútbol y cuando comenzó a crecer y ganar dinero como empresario tuvo claro que quería ayudar a los demás a través de proyectos relacionados con el deporte y la empresa. Un buen día, mientras estaba en su despacho de Madrid, un abogado de la Fundación Scholas, creada en Argentina por el papa Francisco cuando aún era arzobispo Jorge Bergoglio, con el objetivo de acercar a los jóvenes a la educación, se presentó para proponerle un proyecto. “Pensé que se habían equivocado de oficina. Entonces me cuentan que el papa iba a ir a la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. Querían que la sede de la fundación estuviera allí y que yo la presidiera. No creía ser la persona idónea, aunque siguieron insistiendo. Incluso estando en Panamá me dijeron que Su Santidad quería verme. Tenía, por supuesto, muchas ganas de conocer al papa, y claro… asumí que si cedía para ir a verlo ya no podría entonces decirles que no (risas)”, comentaba en la citada entrevista.
En ese primer intento, no fue pero después le invitaron a Roma y accedió a su propuesta, ya que estaba creando su fundación y quería fomentar el emprendimiento entre los más jóvenes. Desde la Fundación estuvieron de acuerdo y Enrique se hizo cargo de la parte de Centroamérica y Caribe “y a nivel mundial, de la sección de emprendimiento y tecnología”. Ahora, tres veces al año comparte el trabajo que realiza con el papa Francisco, ya que es un proyecto del Pontífice a título personal.
Conciertos, golf y amigos VIP
Pero no todo es trabajo en la vida de este exitoso empresario alicantino. Entre sus aficiones, además del fútbol (le encanta viajar donde sea necesario para ver a su equipo, el Real Madrid), es un apasionado del golf, el esquí (que practica en estaciones como Sierra Nevada) y de la Fórmula E, una categoría de competición de monoplazas eléctricos organizada por la Federación Internacional del Automóvil, que sirve como laboratorio de investigación y desarrollo de vehículos eléctricos.
Los veranos le gusta disfrutar de unos días de sol y playa en Marbella, donde es habitual verle en los conciertos del Festival Starlite, ya que es además buen amigo de Sandra García-Sanjuán y su marido Ignacio Maluquer, fundadores tanto del festival de música como de la Starlite Gala que se celebra con fines benéficos cada mes de agosto en la localidad malagueña y que se ha convertido en una cita ineludible para celebridades nacionales e internacionales. Ibiza, Palma de Mallorca o Saint Tropez están entre sus destinos vacacionales favoritos y en ellos suele pasar unos días de relax con sus amigos de siempre.
Riquelme presume en sus redes de amigos VIP como los actores Antonio Banderas, con el que comparte entretenidas cenas en la época estival, Paula Echevarría o Iván Sánchez, o el futbolista del Barcelona Lionel Messi, al que conoció en las vacaciones de 2019 gracias a su amigo Gaby Álvarez, un conocido relaciones públicas afincado en México, país que el empresario visita a menudo por temas laborales. Esos continuos viajes hacen que Enrique Riquelme eche de menos a su familia y también la comida de su tierra, a la que pese al éxito sigue volviendo siempre que puede.
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