jueves, 13 de enero de 2022

Lo que Djokovic está poniendo en juego

 

 

Juegue o no juegue el Open de Australia, la imagen de Novak Djokovic ha quedado tocada para siempre. Tanto dentro de la ATP, donde ya son varios los tenistas que se han quejado del comportamiento del jugador durante la pandemia (es el único del top 50 que no se ha vacunado), como ante la opinión pública. Como João Sousa, entre otros, que contaba a la prensa portuguesa que Djokovic “tiene una actitud un poco egoísta hacia sus compañeros”, por su posicionamiento antivacunas. La prensa australiana vaticina la hostilidad abierta contra el jugador si consigue pisar la pista, y su conversión en rostro del movimiento antivacunas sólo ha servido para polarizar aún más su figura. ¿Es algo que pueda poner en riesgo sus ganancias?

Por un lado, está el propio Open. Si Djokovic repitiese la gesta que ha logrado en otras nueve ocasiones, se llevaría 2,75 millones de euros. En otras circunstancias, eso sería lo de menos. En Ganar el Open en Melbourne convertiría a Djokovic en el jugador que más torneos del Grand Slam haya conseguido nunca, rompiendo el empate a 20 grandes que mantiene con Rafa Nadal (que jugará, aunque no en sus mejores condiciones tras un año marcado por una lesión crónica) y Roger Federer (ausente de la competición y al que ya no le quedan muchas esperanzas de volver a ganar un grande). Ese título 21 abriría la puerta a uno de los grandes defectos de la carrera del jugador, que no ha tenido mucha suerte con los patrocinios. 

A Djokovic se le estima una fortuna de algo más de 190 millones de euros. La mayor parte viene del tenis: a lo largo de su carrera profesional, Novak Djokovic se ha embolsado 135 millones de euros sólo en torneos y premios. Pese a sus récords –mayor número de semanas consecutivas como número 1 del mundo, por ejemplo– y la certeza de que es, como mínimo, uno de los tres mejores jugadores de tenis de todos los tiempos, Djokovic nunca ha tenido el gancho de Federer en sus mejores tiempos. El suizo era capaz de embolsarse 50 millones de euros en un buen año sólo en patrocinadores, mientras que el serbio tiene en juego este año unos 26 millones de euros. Tras haber sido el mejor jugador del mundo durante varios años.

Djokovic siempre ha sido problemático, algo que como jugador ha beneficiado a su particular mentalidad competitiva –se crece más cuanto más anima la grada al contrario–, pero que no le hace precisamente el embajador perfecto para las marcas. El mejor ejemplo es que en enero de 2021 el jugador acabó contrato con Seiko (con quien cobraba cerca de 4,5 millones de euros al año), y hasta agosto de ese mismo año no pudo encontrar relevo: Hublot –la única marca que se ha querido posicionar sobre el embrollo australiano, diciendo que no entran en las “decisiones personales” de su reciente embajador–. Ocho meses para encontrar un sponsor decente cuando eres el mejor ya dice bastante sobre la percepción pública de un jugador que siempre ha tenido problemas para conectar con el público fuera de su Serbia natal (donde cuenta con varios patrocinios, de alimentación y telecomunicaciones, además de su propia cadena de restaurantes, con tres locales).

Su principal contrato, con Lacoste, por cinco años, caduca este 2022, y le ha supuesto 8,2 millones de euros anuales hasta ahora. Ambas marcas son, junto con Asics –con quienes firmó una extensión de contrato el año pasado, que incluye tener sus propias zapatillas signature–, los principales patrocinadores del astro. Unos acuerdos que ahora no parecen tan positivos: el rechazo frontal de la opinión pública, empezando por la australiana, a la insensibilidad del jugador, puede costarle caro. 

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