Esta vagancia mía hace que muchas veces se me amontone el trabajo, o las cosas de las que quiero comentar. Quise decir algo sobre la victoria de Nadal en el Open de Australia de Tenis, después pensé en la Vinotinto contra Uruguay y ahora me llega la eliminación del Real Madrid frente al Athletic Club de Bilbao en la Copa del Rey de España y todas tiene su enjundia y segunda o tercera lectura. De Rafa Nadal no vamos a descubrir nada y sólo ratificar que es un tenista que no se da nunca por perdido.
Cada vez que juega nos brinda una lección de vida. Su recuperación es una masterclass para cualquiera. Ese es su mérito.
Algo de eso vimos en la nueva Venezuela de Pekerman, en el segundo periodo del partido contra Uruguay, pues cuando nos esperábamos una goleada de escándalo, el equipo reacciona, se mete en el juego y sin ser brillante es coherente. Lástima esa primera mitad en que me pareció ver a la vieja selección de 30 años atrás.
Y qué decir del Madrid en Bilbao.
Caminando no se puede ganar. Sin profundidad no se puede ganar. Sin ofrecerse a su compañero no se puede ganar.
El Madrid tendrá que hacérselo ver, ir al médico a que le cuente que la Copa no es la Liga, que ante el Bilbao y a partido único hay que dejarse el aliento, como hizo Nadal cuando todos sólo le daban un 4% de éxito. Dos sets y medio después alzaba su 21 Grande.
Es así de fácil.
Cada vez que juega nos brinda una lección de vida. Su recuperación es una masterclass para cualquiera. Ese es su mérito.
Algo de eso vimos en la nueva Venezuela de Pekerman, en el segundo periodo del partido contra Uruguay, pues cuando nos esperábamos una goleada de escándalo, el equipo reacciona, se mete en el juego y sin ser brillante es coherente. Lástima esa primera mitad en que me pareció ver a la vieja selección de 30 años atrás.
Y qué decir del Madrid en Bilbao.
Caminando no se puede ganar. Sin profundidad no se puede ganar. Sin ofrecerse a su compañero no se puede ganar.
El Madrid tendrá que hacérselo ver, ir al médico a que le cuente que la Copa no es la Liga, que ante el Bilbao y a partido único hay que dejarse el aliento, como hizo Nadal cuando todos sólo le daban un 4% de éxito. Dos sets y medio después alzaba su 21 Grande.
Es así de fácil.
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