Rafa Nadal

No le voy a poner ningún título añadído a su nombre porque no sería capaz de acertar. Mejor asi: Rafa Nadal.

En París, y van 14, ha ganado la Copa de los Mosqueteros, Roland Garros, de tenis, el Grand Slam sobre polvo de ladrillo o tierra batida.

Con esta victoria se coloca a uno de Serena Williams y a dos de Margaret Court como el tercer tenista con más victorias en un grande.

Detallar sus triunfos es muy prolijo, mejor me quedo con el asombro que produce su espíritu de superación, el vencer a la adversidad, al cansancio, a las lesiones, a su edad.

Asombra el que un año más esté ahí levantando un trofeo hermoso, por su historial y por quienes lo han ganado antes. Pero resulta que el que más lo ha ganado es él, Nadal. Y la historia de Roland Garros es suya. Difícil que alguien logre 14 victorias.

Hoy derrotó a un rival joven al que no dio opción alguna. Antes lo había hecho con Nole Jokovic y también, aunque de forma accidentada, con el bueno de Tserev. Ni un pero a su devenir en este torneo. Solo queda aplaudir y convencernos de que Nadal parece eterno.

No lo es, es humano pero un hombre que sí parece rozar la inmortalidad vital. La otra, la de entrar en la historia de los únicos, ya la tiene.

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