jueves, 23 de noviembre de 2017

CARLOS GUISASELA Madrid / Griezmann mantiene al Atlético con un hilo de vida

 

Griezmann remata de media chilena para marcar el 1-0 para el Atlético. SERGIO PEREZREUTERS
Aunque apenas quedaba un hilo de vida, el corazón no quiso dejar de latir. Puede que fuera la última noche de Champions en casa, pero había que vivirla como la primera. Como si el Chelsea no hubiera arrollado al Qarabag. Como si los octavos no pendiesen de poco menos que un milagro. El resurgir de Griezmann, de vuelta a su rutina habitual, la del gol, la de la magia, trajo consigo la primera victoria del equipo en Europa. Puede que una catarsis tardía. Porque el billete a la siguiente ronda pasa por ganar al Chelsea pero, sobre todo, porque la Roma resbale en casa. «Lo más lindo de la vida es que hay situaciones que uno no espera», dijo Simeone en la previa. Y eso es lo que le queda hoy al Atlético, después de su noche más pintona en la esquiva competición continental. [Narración y estadísticas: 2-0]
Y es que sin que el balón hubiera echado a rodar, algo ya había cambiado. Con Griezmann aún el túnel, a punto de saltar al césped, la grada empezó a corear su nombre. Como en aquellos felices días en los que tiraba sin complejos y con firmeza del Atlético. Cambió también que el francés volvió a tirar a puerta, requisito indispensable para acercarse a la redención del gol, tras una noche en blanco en el derbi. Trató de probar un par de veces a Alisson pero ninguno de sus disparos encontró portería. Puede que para empezar fuera lo de menos. Lo importante era recuperar a la estrella y por eso su nombre volvió a resonar en cada rincón del nuevo estadio, como tantas veces ocurrió en el Calderón. Así se fue agigantando hasta que finalmente llegó su momento. 
Porque antes hubo un primer acto en el que la Roma merodeó por el área gracias a las incursiones de Perotti por el lateral de Thomas, al que tuvo que recurrir Simeone por la lesión de última hora de Juanfran. El ghanés sufrió al principio pero acabó haciéndose a la nueva posición. Trató de encontrar el camino el Atlético en los primeros minutos desde el atrevimiento de Carrasco, de nuevo en el once inicial. Lo intentó por derecha e izquierda, buscando a Torres, Griezmann e incluso a Koke. Pero sus centros murieron en gritos ahogados, con los rematadores a un palmo de sus venenosas ocurrencias.

Gol anulado a Augusto

Estalló el Metropolitano al borde del descanso, con un zapatazo de Augusto Fernández desde fuera del área que, tras tocar en un defensa, despistó a Allison. Pero la fiesta se apagó rápido porque había cortado el balón con la mano previamente. El argentino pasó del sillón al césped también por la baja de Juanfran, firmando su estreno en la Champions.
Y como la noche no terminaba de ponerse de cara, a media hora del final, Simeonedecidió que era el momento de echar mano de toda la artillería. Correa y Gameiro se unieron al nutrido frente de ataque para intentar tirar abajo esa portería de la Roma que tantos quebraderos de cabeza les dio en la ida. Ya sostenidos por un hilo de vida casi invisible en la Champions. Agitó el partido ese último toque de corneta del entrenador rojiblanco y unos minutos después se produjo lo que puede ser considerado como el primer pequeño milagro en el Wanda.
Cuando el balón parecía perderse por la línea de fondo, apareció la bota de Correa con el tiempo suficiente para colgarla al corazón del área. Allí esperaba templado Griezmann, que fue siguiendo con la mirada la trayectoria del esférico y garabateando en su mente un hermoso remate. Y, claro, el francés lo bordó. Se elevó frente al resto y con una media chilena majestuosa firmó la paz con la grada y, sobre todo, consigo mismo, poniendo fin a su peor racha goleadora con el Atlético, después de ocho partidos sin ver puerta.
La Roma jugó los últimos minutos con un jugador menos por la expulsión de Bruno Peres y de esa superioridad volvió a emerger Griezmann, que para entonces, sin ese peso que sostenía en sus espaldas, ya estaba desbocado. Antoine mandó un certero pase al espacio a Gameiro y éste acabó firmando también su particular redención. El punta, que ya había dado una marcha más al equipo en el derbi, no tembló ante Alisson. Recortó, le tiró al suelo y, casi sin ángulo, firmó su segundo tanto de la temporada. Dejando claro que él no tiene pensado a marcharse. El certificado de la primera victoria europea del Metropolitano, puede que demasiado tarde. Sólo un milagro en Roma, con una victoria en Londres, puede salvar al Atlético.

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