viernes, 30 de julio de 2021

SALUD MENTAL Y BIKINIS por Manuel Pío Rodríguez

Es la controversia y lo que se lleva ahora en los Juegos de Tokio, o lo que es igual en el mundo del deporte.


Simone Bile nos ha puestos a todos a pensar con su abandono de la competición aduciendo para ello su salud mental primero que la actuación deportiva.


Pero unos meses antes fue la tenista japonesa Naomi Osaka, la misma que encendió el pebetero de los Juegos, la que esgrimió el derecho a defender su salud mental al no comparecer ante la prensa en el torneo de tenis Oland Hartos de París.


¿ Y qué es eso de la salud mental? Pues nada menos que preservar su cacumen de la presión exterior a la que se ven sometidas las figuras, no sólo del deporte sino de otras disciplinas de la vida, exigencias propias, de su entorno y de los medios de comunicación.


El caso de Osaka es genuino% fue concebida para ser tenista y de élite. Sus padres querían un descendiente, sin importar el género, que fuera destacado tenista a nivel mundial. Osaka lo es, pero se ha hartado e incluso ha perdido en sus Juegos y ante sus atonitos padres, supongo.


Padres, hermanos, amigos, compatriotas, curas y militares quieren que su figura gane una medalla y si no es así volcarán contra ella toda su frustración.


Al mejor no se le perdona un fallo. Y eso, amigos, perturba al protagonista, que sí que quiere ganar pero también quiere permitirse la libertad de ser él, o ella, mismo, y perder. O irse a tomar un helado con los amigos.


Y el bikini de las jugadoras de balonmano, o de voley playa, o de atletismo, genera ya repulsa mundial pues parece que no vamos al estadio a ver deportistas sino a verles los culos a las competidoras y fotografiarlas si son bonitas, aunque pierdan. Y las noruegas, y las alemanas, se han revelado : el bikini para la playa. Al estadio se va con mallas o pantalones, como hacen ellos. Y tienen razón.


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