El troncho, como llamaba nuestro streamer patrio Luis Padrique al trofeo del mundial, fue para Messi. Tal y como él mismo lo deseó frente a Ibai. Durante 80 minutos los argentinos movilizaron todas sus fuerzas ante una Francia hipnotizada, disfrazada de un equipo menor con una inexistente intensidad. Algunos comentaristas apuntaban a que se debió al virus del camello que había afectado a los jugadores franceses. Más bien fue La Mosca Tsé-Tsé, nunca mejor dicho, puesto que la canción Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar, que coreaban todos los seguidores argentinos, era de este grupo.
Lo cierto es que fue increíble ver cómo Les Bleus no comparecieron en la final del campeonato hasta que un penalti les despertó del letargo y apareció killer Mbbapé. O como tuiteó Carmen Lomana: «Embale forever». El delantero francés pareció imbuirse del espíritu de remontada del Madrid de la decimocuarta, el equipo al que dijo «no». La final empezó saliendo «de tranquis» y acabó en rave. Una de las mejores de los mundiales.
Los penaltis dictaron una sentencia que cayó del lado de los argentinos, en un campeonato del mundo en el que las penas máximas tuvieron especial protagonismo. Argentina se convirtió en el equipo al que más penaltis a favor le han pitado en un solo mundial y además superó dos tandas de los mismos para alzarse con el trofeo.
Resulta muy complicado resumir un mundial que ha estado lleno de sombras que poco o nada tienen que ver con lo futbolístico. Pero solo atendiendo a esto último ha habido algunos datos interesantes. Por ejemplo, la gesta marroquí al llegar a semifinales y los tres seleccionadores a los que se ha llevado con ella: el técnico de Bélgica, Roberto Martínez, el ya ex seleccionador nacional Luis Enrique y el entrenador de Portugal, Fernando Santos.
Habría sido una final inesperada la disputada entre Marruecos y Croacia, otra selección que ha forjado un mundial muy notable y que ha colgado la medalla de bronce a jugadores revelación como Gvardiol y le ha dado un cuarto puesto a otros más veteranos pero igual de sorprendentes como Amrabat.
Pero pese a ser un mundial atípico, a la final llegaron dos selecciones típicas, con las que es difícil no acertar en las predicciones. No en vano luchaban por conseguir su tercer campeonato del mundo.
Otro dato curioso es el rendimiento de los futbolistas del Atlético de Madrid con sus selecciones. Es el caso de Griezmann, pese a firmar una final para olvidar, pero también el de De Paul, Nahuel Molina e incluso Joao Félix. Y Morata. El último dato: en un país adverso para las mujeres, hemos visto a la primera mujer que ha arbitrado un partido de un mundial masculino y en TVE, a la primera que narró un encuentro. Ya es todo Historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario