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miércoles, 17 de abril de 2019

Messi, un ángel entre diablos


El delantero argentino marca las diferencias con dos goles cuando el partido se había roto a favor del Manchester United y clasifica al Barcelona para las semifinales de la Champions

Leo Messi, marca el primero ante el Manchester United. En vídeo, declaraciones de Ernesto Valverde, entrenador del barça, tras el partido. AFP | ATLAS
Barcelona 
Leo Messi no es Diego Maradona, puede que incluso no gane un Mundial y difícilmente le amargará la vida a Inglaterra. Ningún hincha del United olvidará sin embargo al 10 del Barça. El rosarino solucionó en cuatro minutos un partido que durante un cuarto de hora pintaba muy mal para el Barcelona. No hubo contienda en el Camp Nou sino que la hinchada se dedicó a contemplar las jugadas de Messi. Ya son 22 los goles que les ha metido a los equipos de la Premier. El Messi del Barça se parece al Maradona de Argentina para el país del Brexit. A efectos azulgrana, es el jugador que ha perfeccionado el fútbol después de admirar a Samitier, a Kubala y a Cruyff. También guarda parecido con Di Stéfano y Pelé. Y, si se quiere, hasta se podría decir a nivel deportivo que sigue la senda de Muhammad Ali.
Ha pasado a ser un futbolista selectivo sin dejar de ser virtuoso porque huele la debilidad del contrario, sabe cuándo tiene que sacar los puños para marcar las diferencias y después dejar pasar el tiempo, momento para que se divierta el Camp Nou. Messi marca la cadencia de la Champions para el Barça desde la presentación de curso en el Camp Nou. Nunca falló cuando el equipo le ha necesitado, y menos anoche, cuando llevaba seis años sin marcar en una ronda de cuartos, desde el empate a dos en París. Jornada a jornada, gol a gol, el 10 va ahora al encuentro del Liverpool o el Oporto en semifinales después de salvar el maldito muro contra el que los azulgrana se habían estampado las tres últimas temporadas ante el Atlético, la Juve y la Roma.


No fue rival el United. La historia del actual equipo solo había tenido sentido por sus épicas victorias en campos pomposos como el del PSG o de la Juve, no por sus tristes partidos en Old Trafford, un estadio tan legendario como caduco, vencido también por el Barça. A los red devils les había alcanzado con una última jugada, no necesitaron más que un córner o un centro para certificar sus gestas en Europa. Había quien dudaba incluso de si sabían jugar a fútbol cuando comparecieron desinhibidos en el Camp Nou. Y la zamarra del Manchester todavía da miedo cuando se la ponen velocistas como Martial, Rahsford o Lingard

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