El mundo deportivo no se sorprendió con la decisión a última hora de los señores de los anillos representados en el Comité Olímpico Internacional COI, de suspender los Juegos Olímpicos Tokio 2020 para el próximo año. Hasta el día de hoy, martes 24 de marzo, los dirigentes olímpicos, habían mantenido una absurda posición de espaldas a la desvastadora realidad que atraviesa el planeta por la pandemia del Coronavirus.
El Comité Olímpico Internacional COI no encontraba como hacer frente a la pandemia del coronavirus covid-19, que continúa expandiéndose a distintos países del continente asiático y el mundo.
A pesar, de que muchos de los eventos deportivos habían sido suspendidos, como en la NBA, Fútbol, Hockey sobre hielo, Tenis y muchos de los eventos preolímpicos clasificatorios para Tokio 2020, las autoridades del Comité Ejecutivo del COI seguían con su terca posición de mantener la realización de los juegos en las fechas previstas sin tomar en cuenta la grave crisis de salud por la que atraviesa el mundo entero.
Lo más risible del caso, por no decirlo de otra manera, eran las propuestas que estos dirigentes olímpicos daban cada vez que tenían que referirse a la realización de los juegos: Los juegos van en las fechas previstas. Hasta el momento no hemos recibido ninguna observación por parte de la Organización Mundial de la Salud OMS. Los juegos van por que sí. Falta mucho tiempo para la fecha inaugural (24 de julio). Luego, hablaron de tres meses y por ultimo de 30 días.
Al ver aquella ambigüedad de los señores de los anillos, muchos comparaban la actuación de esos dirigentes con «Los músicos del Titanic» que aun viendo el inminente hundimiento del barco seguían tocando como si nada. La realidad, era otra, el COVID 19 continuaba progresivamente afectando de manera exponencial a la casi totalidad de los países del mundo, con un creciente número de infectados y muertes.
A toda estas, el Presidente del COI, Thoms Bach, se le ocurrió la inverosímil idea de «Pedirle a los atletas que continuaran entrenándose como pudieran» pasando por alto las medidas de cuarentena que se aplicaban en los países afectados.
Estas palabras, resultaban una burla para los atletas de alto rendimientos, que afectados por las medidas se preguntaban como podían continuar sus entrenamientos en sus casas: Solo basta imaginar cómo entrenar natación en una bañera o lanzamiento de jabalina en un apartamento por solo citar dos ejemplos.
Sin lugar a dudas, que los dirigentes olímpicos solo demostraron con su terquedad la falta de realismo y compromiso social frente a una pandemia que afecta al mundo entero y solo buscan medidas artificiales sin ninguna aplicación para favorecer intereses distintos al espíritu deportivo.
En este sentido, los hechos solo demuestran que la irracional posición de las autoridades del COI en no suspender los Juegos Olímpicos Tokio 2020, sólo obedecía a la protección de los negocios económicos que giran en torno a ellos.
Los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 podrían generar un impacto económico de 284,000 millones de dólares y por lo tanto el show debía continuar. Pero la posición de los atletas de varios países y los gobiernos de Canadá, Australia, Alemania y Estados Unidos de no asistir a los juegos y solicitar la celebración de los mismos en el 2021 llevó a los señores de los anillos a decretar lo que pudiéramos llamar «La Cuarentena Olímpica» y atender el reclamo mundial de suspender los juegos.
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