El inefable y usurpador Ministro del Deporte, en una de sus acostumbradas ruedas de prensa, se refirió a lo que según su “científico” criterio seria la actuación de nuestro país en los venideros Juegos Deportivos Panamericanos a celebrarse en la ciudad de Lima Perú. Según sus inflados pronósticos alcanzaríamos “Un total de 10 medallas de Oro y 20 más entre Plata y Bronce, para un total de 30 preseas”. Como es su costumbre, adornó su intervención resaltando las políticas revolucionarias en materia deportiva que sin lugar a dudas nos llevan a alcanzar, cada vez más, sitiales superiores en el campo internacional del ciclo olímpico. Según sus palabras, la “Generación de Oro” producto de la revolución bolivariana, no se detiene en la búsqueda permanente y progresiva de medallas (en especial de oro) en los Juegos del Ciclo Olímpico: Bolivarianos, Centroamericanos, Panamericanos y Olímpicos.
Los enchufaos que lo rodeaban aplaudían a rabiar las palabras de su jefe y gritaban consignas para ganar puntos con su jalabolismo….”Con Infante y Maduro el triunfo olímpico está seguro”
Pero, la realidad es otra.
Los atletas, entrenadores y dirigentes por el contrario calificaban a ese irresponsable discurso como “El pronóstico de una derrota anunciada” basados en las dificultades que han tenido en la preparación de las selecciones nacionales que han de representarnos en los Juegos Panamericanos Lima 2019: Juegos Nacionales suspendidos desde hace más de seis años, la no entrega de los recursos para el desarrollo de los Planes Operativos Anuales (POA) de las federaciones, el engaño permanente para la entrega de los pasajes aéreos necesarios para asistir a los eventos de preparación o clasificación que se realizan en el extranjero, las becas de hambre asignada a los atletas, la falta de comedores, el desastre de las instalaciones deportivas por la falta de mantenimiento, la inseguridad social por la falta de seguros HCM para los deportistas, el engaño permanente con la asignación y pago de los viáticos, la inseguridad laboral de los entrenadores con salarios de hambre y el no reconocimiento de sus derechos contractuales y por último, el triste espectáculo de quedarnos varados en los aeropuertos sin poder asistir a competencias previamente programadas y por ello nos califican “No como la generación de oro sino como la Generación Forfait”.
Además, hay que enfatizar que los discursos de este usurpador ministro, están llenos de falsedades que solo buscan engañar a las personas para tratar de esconder sus incapaces desempeños como encargados de la gestión deportiva. Señalar que en Lima 2019 obtendremos 10 medallas de Oro y presentar ese hecho como algo extraordinario, no pasa de ser un acto demagógico sin fundamento alguno que se cae por su propio peso frente al histórico del medallero panamericano. Ese resultado, representa una regresión de doce años, puesto que el mismo fue obtenido en los Juegos de Rio 2007. Ahora pretende decirnos con toda pomposidad que 10 medallas resulta ser una meta extraordinaria de la revolución cuando resulta ser todo contrario.
Más sorprendente, por falso y demagógico, es el anuncio de las 30 medallas en total que se aspiran lograr en Lima 2019. Si se compara, el histórico de medallas obtenidas en estos veinte años de “revolución” podemos darnos cuenta de cuan profundo, sistemático y progresivo es el fraudulento anuncio ministerial:
1999- Winnipeg 40 medallas
2003-Santo Domingo 64 medallas
2007-Rio de Janeiro 69 medallas
2011- Guadalajara 72 medallas
2015-Toronto 50 medallas.
2019-Lima el pronóstico es de 30 medallas.
El cuadro comparativo demuestra fehacientemente que el “científico” pronostico del usurpador ministro del deporte, no es sino el “Pronóstico de una derrota anunciada” con un balance regresivo en 22 medallas con relación a los últimos Juegos Panamericanos.
La crisis deportiva comenzó a mostrarse con mayor fuerza a partir del año 2007cuando comenzamos a descender en la cosecha de medallas y tuvo su punto más alto en el año 2013 cuando perdimos frente a Colombia nuestra hegemonía en los Juegos Deportivos Bolivarianos. Situacion esta, que se reflejó y se sigue profundizando en las actuaciones posteriores a esa fecha, frente a Colombia, a nivel de juegos Panamericanos:
En el 2007 Colombia obtuvo 14 medallas de Oro. Pero, a partir de ese momento su crecimiento fue cada vez mayor: 24 medallas en 2011 y 27 medallas en 2015. Sin lugar a dudas estos resultados permiten señalar que en Lima 2019 volveremos a estar por debajo de la hermana república.
Ahora bien, es importante señalar que la responsabilidad absoluta del desastre deportivo venezolano recae sobre los hombros de quienes han tenido la conducción del mismo y solo han demostrado, además de su incapacidad, un desempeño marcado por la corrupción. A manera de síntesis, pudiera decirse que los 20 años del régimen chavista en materia deportiva, se han caracterizado por una constante violación de la autonomía de las Federaciones Deportivas y del Comité Olímpico, el encubrimiento de los ilícitos ocurridos con todo lo relacionado al transporte, alimentación y viáticos de las delegaciones que representan al país en eventos internacionales. La no transparencia en el manejo de los cuantiosos recursos económicos del Fondo Nacional del Deporte. La estafa continuada con la solicitud de divisas a Cadivi. El encubrimiento de los ilícitos ocurridos con la construcción de las instalaciones deportivas para los Juegos Nacionales o para eventos internacionales como lo fue el caso del Estadio Iberoamericano de Atletismo en Maracay. El grave y progresivo deterioro y abandono en que se encuentra más del 80% de nuestras instalaciones deportivas, lo cual ha generado el alejamiento de las comunidades y población en general de las mismas, consolidándose además serias restricciones para el desarrollo del deporte de rendimiento por carecerse de instalaciones adecuadas. La no homologación y pago de los pasivos laborales de los pensionados y jubilados del Instituto Nacional de Deporte. La solicitud irresponsable de sedes de eventos deportivos internacionales con el solo propósito de continuar con la apropiación indebida de los recursos económicos destinados para tal fin, ejemplo de ello lo ocurrido con la Copa América de Futbol, Juegos Bolivarianos de Playa, Iberoamericano de Atletismo, Mundial de Softbol femenino entre otros. La no asistencia a eventos internacionales programados, por incapacidad gerencial que pretenden esconderlas con señalamientos contra el imperio norteamericano y la guerra económica. La entrega de divisas a la dictadura cubana a través de leoninos convenios de contratación de “entrenadores”, los juegos del “Alba” y la permanente suspensión de los Juegos Nacionales.
Un pronóstico democrático para que el deporte venezolano supere el actual estancamiento, sin lugar a dudas, estaría representado por el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.