Messi, con molestias, trabaja al margen del grupo del Barcelona
Messi conversa con Sampaoli, en un entrenamiento de Argentina.Marcos BrindicciREUTERS
El problema muscular de Leo Messi tuvo en vilo a toda la delegación de la selección argentina en su última gira por Europa, especialmente a Jorge Sampaoli. El exentrenador del Sevilla no pudo contar con su jugador estrella en ninguno de los dos amistosos: victoria ante Italia, 2-0; calamitosa derrota frente a España, 6-1. El 10 del Barcelona llegó a la Ciudad Deportiva del Manchester City (donde se concentró la Albiceleste para el duelo ante la Azurra) con molestias en el aductor de la pierna derecha y regresó esta mañana a la Ciudad Deportiva Joan Gamper en una situación similar. Messi, que ayer tuvo el día libre, no realizó todo el entrenamiento junto al resto de sus compañeros, según informó el club azulgrana.
Cuando parecía que Messi estaba listo para jugar en el Etihad Stadium ante Italia el pasado viernes, Sampaoli lo bajó de la lista. “Preferimos que, como tenía esa molestia, no participara, y establecimos que Gio (Lo Celso) ocupara la posición de Leo para no modificar el plan”, explicó el técnico argentino, tras el triunfo ante la selección italiana. Una vez en Valdebebas, la situación del 10 no cambió demasiado. “Me molesta”, dijo el rosarino, el pasado lunes, tras el segundo entrenamiento de Argentina en Madrid (el domingo no había trabajado junto a sus compañeros). Su problema muscular no mejoró y miró la cachetada de España a Argentina desde el palco del Wanda Metropolitano.
Después de intentar levantar la moral de sus compañeros en el vestuario, Messi regresó el martes por la noche a Barcelona, junto a Piqué, Iniesta y Jordi Alba. Ayer descansó y hoy volvió al trabajo. “Creo que no es importante”, dijo Ernesto Valverde este miércoles en la presentación de la 14ª edición del libro Relatos Solidarios del Deporte. “Estoy tranquilo, él se conoce muy bien. Terminó bien el último partido (ante el Athletic), pero es verdad que tenía una pequeña molestia”, completó el entrenador azulgrana. El Barça enfrentará al Sevilla el sábado (20.45 horas). Será el primer partido del apretado trajín que le espera al Barcelona: cinco por la Liga, dos por la Champions (cuartos ante la Roma) y la final de la Copa del Rey frente al Sevilla. En Barcelona piensan como Sampaoli, con la Liga media asegurada (el Barça le lleva 11 puntos al Atlético) y la Roma a la vista (la ida es el próximo miércoles en el Camp Nou), con Messi es mejor no arriesgar.
Además de esta prohibición, el equipo ha sido sancionado con una multa de 63.000 euros y con la resta de tres puntos, lo que le hace caer hasta el tercer puesto en la clasificación de la liga. El propio Savvidis, un influyente hombre de negocios greco-ruso, tendrá que abonar una sanción de 100.000 euros. La sanción puede ser recurrida.
La sanción llega a pesar de que el presidente del PAOK pidió disculpas por irrumpir en el terreno e juego con una pistola en el cinto. "Quiero presentar mis disculpas a los aficionados del PAOK, a todos los aficionados griegos y a toda la comunidad internacional del fútbol", escribió Savvidis en un comunicado distribuido por su club. "Lamento mucho lo sucedido. Claramente no tenía derecho a ingresar en el campo de juego de esta manera", ha añadido para intentar justificar que su intención era pisar el césped para evitar la invasión por parte de los hinchas.
La liga de fútbol griega, suspendida desde hace tres semanas por varios incidentes violentos, se reanudará este sábado, después de que la Superliga aceptara una serie de condiciones impuestas por el Gobierno.
El ministro de Deportes, Yorgos Vassiliadis, anunció este martes en un comunicado de prensa que, tras la aceptación unánime por los 16 clubes que conforman la Superliga de las condiciones impuestas, se levanta inmediatamente la suspensión de los partidos de fútbol profesional. Entre las medidas figura que a partir de ahora la policía tan solo velará por la seguridad fuera de los estadios, y serán los clubes los que deberán responsabilizarse de la calma en su interior.
Visto en términos de deportes modernos, la pelota mixteca es una mezcla de tenis, beisbol y volibol. G L Askew II para The New York Times
Cada domingo, los hombres se reúnen en un campo abierto que se encuentra dentro de una zona recreacional del valle de San Fernando, en California, y ponen gis en el suelo polvoso para dibujar las zonas usadas en un juego que ha sido un ritual semanal para muchos de ellos prácticamente desde que son niños. Cuando el trazado queda listo, estos hombres y otros que se terminan sumando forman equipos y calientan lanzándose una pelota de caucho de unos 2,5 kilogramos.
Un domingo reciente, uno de ellos, Jorge Cruz, de 39 años, levantó en el aire un guante adornado con estoperoles y otras ornamentaciones. Volteó a ver a sus compañeros de equipo y les preguntó en zapoteco, una lengua indígena oaxaqueña: “¿Están listos?”. Después hizo rebotar la pelota en una losa de cemento para hacer el saque y la golpeó hacia el equipo rival.
Así comienza un juego de pelota mixteca, el cual, según sus jugadores en California, se originó hace cientos de años en Oaxaca, México; algunos afirman que se trata de una variante de un antiguo juego mesoamericano, mientras que otros teorizan que derivó de un deporte europeo que se trajo al Nuevo Mundo. Sin importar su origen, no tiene como único propósito ser un pasatiempo: también es una forma de mantener viva la cultura de sus jugadores y sirve como una red para una comunidad de inmigrantes en toda la costa del oeste estadounidense. Incluso hay un torneo internacional.
“Mi papá me trajo aquí cuando tenía 17 años, pero ahora vengo por mi cuenta y traigo a mis hijos”, comentó Jorge Cruz, durante un descanso entre uno de los juegos. “Siempre me decía que esta era una de las maneras en que podíamos preservar nuestra cultura”.
Cruz no está solo. Cada semana, más de dos decenas de jugadores oaxaqueños que hablan zapoteco o mixteco viajan a los pasajuegos, como se conoce a los partidos, desde ciudades del sur y el norte de California, y cada uno hace el viaje al valle de San Fernando por muchas de las mismas razones.
Jorge Cruz, de 39 años, es parte de un grupo de amigos que se reúnen para jugar en el valle de San Fernando en California.G L Askew Ii para The New York Times
El padre de Cruz, Reynaldo, de 71 años, le enseñó a su hijo el juego para preservar la cultura oaxaqueña y la lengua originaria de su familia. El mayor de los Cruz habla una lengua oaxaqueña conocida como valle y también habla zapoteco, una lengua que hablan unas 400.000 personas.
“Me siento empoderado y emocionado de estar jugando el mismo juego que practicaron mis ancestros”.
Jorge Cruz
Debido a que la mayoría de los jugadores de la pelota mixteca vive en comunidades donde se habla español o inglés en vez de zapoteco, es menos probable que se transmita esa lengua a los niños oaxaqueños de segunda generación en Estados Unidos, o cualquiera de las otras lenguas indígenas que se hablan durante el juego.
“Suelen avergonzarse de hablar su lengua por el legado de racismo, el cual los obliga en ocasiones a ocultar y disfrazar sus identidades”, comentó Rafael Vásquez, de 37 años, un académico que trabaja en un libro sobre la etnicidad y elmultilingüismo en México. “Cuando están en un lugar seguro, suelen sentirse más libres para hablar sus lenguas nativas”.
La mayoría de los hombres que juegan pelota mixteca son inmigrantes de primera generación que fueron parte de olas sucesivas de oaxaqueños que se instalaron dentro y alrededor de Los Ángeles a comienzos de los ochenta. Como Reynaldo Cruz, muchas de estas personas escogieron vivir en comunidades oaxaqueñas.
Hay diez jugadores para cada partida de pelota mixteca.G L Askew II para The New York Times
Para los jóvenes oaxaqueños de segunda generación en Estados Unidos, hablar lenguas indígenas en la escuela o en espacios públicos a menudo conlleva ser ridiculizados debido a los estereotipos negativos que hay sobre los mexicoestadounidenses, mencionaron los académicos.
“Muchos hablantes de español en México tienen bastantes prejuicios en contra de la gente que habla lenguas indígenas”, dijo Pamela Munro, profesora de Lingüística de la Universidad de California en Los Ángeles. “En México, el término indio conlleva un alto grado de prejuicio y una buena parte de este se traslada a los indígenas que viven en Estados Unidos”.
Además, algunas familias creen que aprender español en vez de sus lenguas indígenas ofrece más oportunidades económicas tanto en Estados Unidos como en México, según Vásquez.
Jorge Cruz Jr. y Jorge LópezG L Askew II para The New York Times
Varios jóvenes oaxaqueños están haciendo un esfuerzo por revitalizar el uso de estas lenguas por medio de deportes como la pelota mixteca y de viajes frecuentes a Oaxaca. Esto les brinda un entorno libre del estigma o de la expectativa de adoptar por completo el español.
Con todo, la pelota mixteca tampoco provee el entorno perfecto para algunos integrantes de la comunidad, ya que no se ven mujeres en el campo de juego, y si las esposas de los hombres asisten a los partidos, por lo regular terminan cuidando a los hijos mientras sus maridos juegan.
Algunos de los jugadores consideran que las mujeres no pueden con la carga física del juego, señaló Paula Mota, estudiante de posgrado de 25 años de la Universidad Estatal de California en Northridge. Mota ha pasado tres años observando e investigando a este grupo de jugadores de pelota mixteca. Sin embargo, hizo notar que sí hay algunos equipos de mujeres en México.
Un guante y pelotas usadas para el deporte. Los guantes que usan los jugadores en California son importados directamente de artesanos en Oaxaca.G L Askew Ii para The New York Times
Lo que hace casi veinte años comenzó como un juego entre residentes locales de Los Ángeles ha dado paso en años recientes a un torneo internacional. Hay jugadores que viajan desde lugares lejanos como Texas y Oaxaca dos veces por año para jugar en las competencias.
Otros jugadores —sobre todo personas que son migrantes indocumentados— utilizan las redes sociales creadas a partir de los juegos de pelota mixteca como una manera para compartir información útil con los miembros de la comunidad que enfrentan la amenaza de la deportación, sobre todo cuando viajan a los torneos o de regreso a sus ciudades.
De esa manera se difundían noticias por la comunidad como las dificultades de viajar a Arizona cuando en ese estado se aprobó la ley SB1070, una medida de 2010 para que la policía investigara obligatoriamente el estatus migratorio de personas a las que detenían o incluso a las que paraban por pasarse un alto si había “sospecha razonable” de su estatus. Como complemento a lo que se discute en los partidos en sí, la accesibilidad generalizada de las redes sociales ha significado que grupos de jugadores de pelota mixteca también sean una plataforma para establecer estrategias sobre, por ejemplo, rutas seguras de viaje.
La pelota mixteca se sigue jugando todos los domingos entre comunidades migrantes sin llamar mucho la atención, aunque ha atraído a una generación más joven de jugadores a las canchas. Ahora, cada fin de semana, Cruz lleva a los juegos a su hijo Jorge, de 15 años, y a su sobrino Miguel Ángel, de 9 años, como hacía su padre hace más de veinte años.
En esta ocasión, el peloteo terminó y Jorge Cruz hijo salió del campo para tomar un descanso del calor abrasador del valle de San Fernando.
“Me siento empoderado y emocionado de estar jugando el mismo juego que practicaron mis ancestros”, mencionó, mientras recuperaba el aliento. “Si algún día tengo hijos, también les voy a enseñar este juego para que no pierdan nuestra herencia”.
La secuencia de fracasos de Brasil en las últimas Copas del Mundo hundió el prestigio de un típico producto de exportación del fútbol del país. Y es que los entrenadores brasileños prácticamente desaparecieron de las selecciones extranjeras. El número cayó tras el Mundial de Alemania en 2006.
En la clasificación para la Copa, tras la conquista del pentacampeonato, 16 países tenían a brasileños al mando de sus equipos nacionales -de Portugal a Togo. En la fase de clasificación para la Copa de este año, tres seleccionados de poco peso recurrieron a un entrenador del país: Barbados, Belice y Timor Oriental.
En las eliminatorias del mundial ruso, técnicos argentinos y españoles dominaron el mercado junto a franceses y alemanes, cuyas naciones son tradicionales exportadoras de esta mano de obra.
El único brasileño en esta función será Tite, así como Luiz Felipe Scolari fue el único representante en 2014.
Gabriel Jesus celebra después de anotar contra Alemania durante su amistoso internacional el martes
PRESTIGIO A LA BAJA
La demanda de selecciones extranjeras por técnicos de Brasil es antigua. A finales de la década de 1960, el bicampeón mundial Didi llevó a la selección peruana a la Copa del Mundo, y Carlos Alberto Parreira, a los 24 años, se convirtió en entrenador de Ghana.
En las décadas siguientes, varios países interesados en desarrollar el fútbol recurrieron a brasileños, respaldados por los currículos y también por el prestigio asociado a la selección canarinha.
La caída verificada en este siglo es motivada, según profesionales del área, por un conjunto de fracasos.
En esta lista están los resultados en las últimas ediciones de Copa del Mundo y Copa América, conocimiento limitado de los técnicos del país y dificultades para entrar en el mercado internacional.
OPTIMISMO
A pesar del declive más que confirmado, el momento es de optimismo para los entrevistados. "Los resultados momentáneos no son superiores al éxito de la escuela brasileña, un cambio, pasa por Tite, que viene rescatando la forma de juego", afirma Sebastião Lazaroni, técnico brasileño en 1990.
Gabriel Jesús encara a Antonio Ruediger durante el encuentro entre Alemania y Brasil. Filip SingerEFE
La 'canarinha' derrotó a una Alemania que llevaba 22 partidos sin perder
A Brasil no se la descifra, se la acompaña. Al cielo o al infierno, qué más da. Pocos países mezclan mejor la alegría con el tormento. La risa con el dolor. El fútbol siempre fue el espejo de un pueblo que se enorgullece de su pentacampeona. Pero que también obligó a morir en vida a un portero llamado Moacir Barbosa tras su primera tragedia deportiva, aquella del Maracanazo en 1950. "La noche anterior, nadie podía dormir; y la mañana siguiente, nadie quería despertar", que escribió Galeano. Aún queda otra fantasma imposible de olvidar, el nacido en el estadio Mineirao de Belo Horizonte en 2014. Allí donde la canarinha debía dar el penúltimo paso para ser campeona del Mundo en su hogar. Allí donde Alemania (1-7) la incrustó en la desesperación.
Los monstruos del alma, al menos por un tiempo imposible de adivinar, acostumbran a alejarse con el tiempo. Scolari se gana ahora la vida en el cementerio de elefantes chino. Por allí también andan Oscar, un chico que decían iba para estrella, o los bíceps de Hulk. La selección brasileña que ahora tutela Tite es otra cosa. Y así volvió a demostrarlo al enfrentarse contra sus propios miedos. Los que representa la vigente campeona del Mundo, Alemania, derrotada frente a la puerta de Maratón del Olympiastadion de Berlín (0-1). Trapp, suplente en el PSG y que jugó por culpa de la lesión de larga duración de Neuer y las molestias de Ter Stegen, salió señalado en el gol de Gabriel Jesús.
Es cierto. Brasil, que como aquella jornada en el Mineirao tampoco contó con el lesionado Neymar, alineó a su equipo de gala. No podía irle mal. A dos meses y medio del inicio del Mundial, la canarinha no iba a dejar pasar la oportunidad de arrancarse los complejos frente a Alemania. Por mucho que aquello no fuera más que un amistoso de preparación. Así que concedió el mando del equipo al barcelonista Coutinho, una delicia cada vez que se desplegaba por el flanco zurdo, confió el acierto al citizen Gabriel Jesús y edificó ese muro en la zona ancha sobre el que se aposentan Casemiro, Fernandinho y Paulinho. Bajo palos, un portero de verdad. Alisson. El meta de la Roma que viene encadenando exhibiciones en Europa, le sacó el empate a Draxler en el añadido.
Joachim Löw, aunque volviera a confiarle la manija a Kroos, echó mano de la cara B de la Mannschaft, insuficiente para detener a esa Brasil que sigue cargándose de razones para soñar con un gran Mundial en Rusia. Sin Hummels, Hector, Khedira, Özil, Müller o Werner, llegó el turno de chicos como Rüdiger, Plattenhardt, Sané o Goretzka. Incluso asomó Mario Gómez, reclutado a sus 32 años gracias a su buen rendimiento con el Stuttgart.
En cualquier caso, y pese a las embestidas de Goretzka por el flanco que defendía Marcelo, era Brasil quien tenía el partido en la cabeza y en los pies. En el primer tramo, gracias a su presión avanzada. Después, merced a su notable organización defensiva, necesaria para contragolpear a sus anchas. El partido lo decantó Gabriel Jesús con un testarazo que dejó en evidencia a Trapp. Paulinho, Coutinho y el propio ariete del City bien pudieron abundar en el triunfo. Poco importó. Alemania perdió después de 22 partidos sin hacerlo. Y Brasil baila. Ya sin miedo.
Por mucho que apele a la ausencia astral de Messi, una Argentina destartalada se fue del Wanda con una zurra histórica. Para colmo, no se vio aplastada por esa España de frac de otras ocasiones. Frente a una albiceleste tan desmadejada a la Roja le bastó con media docena de crochés al frágil mentón argentino. En Argentina costará rumiar un repaso semejante. Un choque en el que la única respuesta de los de Jorge Sampaoli fue enturbiar el partido rasca que rasca las piernas oponentes.
A falta de Messi, Isco. Y algunas diabluras de Asensio, varios solos de Iniesta, el descorche de Iago Aspas... Más que suficiente para una España más gaseosa de lo habitual, pero contundente como casi nunca. Por una vez, el grupo de Julen Lopetegui tuvo más mazo que juego. Y buen ojo para penalizar los errores visitantes, que no fueron pocos. Pifias que se amontonaron en el segundo acto hasta retratar a una Argentina patética a poco más de dos meses para el Mundial de Rusia.
Isco celebra su triplete con Aspas. JUAN MEDINA
4-3-3
3 golesCambioTarjeta amarilla
Isco
4-2-3-1
Sin un partido redondo-redondo, pese al estruendo del set, España tuvo atributos suficientes para sellar una goleada contra una Argentina viuda. Una albiceleste desamparada, no solo sin el diez, sino sin Agüero y Di María. Un panorama crudo para una Argentina que ya de por sí lo tiene peliagudo hasta con Leo y sus mejores camaradas. Tajo, mucho tajo tiene Jorge Sampaoli. Una selección que en el Wanda se limitó a intentar apañarse para dar una noche fastidiosa a España. Logró desteñirla solo durante el primer tiempo, cuando no fue el conjunto colonizador de la pelota que acostumbra. Ante un adversario muy agrietado, con una retaguardia tan adelantada como mal sincronizada, la selección española ni siquiera precisó de su principal sustento: el balón. De arreón en arreón dejó en la lona a los argentinos.
En el Metropolitano, una Roja blanqueada por decreto comercial de inicio no tuvo el poso acostumbrado. Un equipo impreciso, sobre todo en el sector de Thiago y Koke, el remiendo en la zona de Busquets. Demasiado en paralelo uno y otro, ninguno logró coser el juego adecuado. Tampoco servir de bloqueo por delante de la zaga. Ni doblando el puesto encontró España un rastro de Busi.
Sin ingenio y con una formación de poco vuelo, Argentina procuró que el duelo estuviera tieso, sin volumen. Lo consiguió de entrada y hasta dio el primer aviso en las áreas. Higuaín, tras una aventura de Meza, el mejor agitador argentino, tuvo el gol en la cara de De Gea. Pateó de mala manera. España no demoró la respuesta. Iniesta la robó, Asensio la ajustó y Diego Costa la remató. Un tanto muy de Costa, que sin titubeo puso en juego su tibia y la de Romero. El portero argentino no resistió y tuvo que irse a la enfermería.
En ventaja, la Roja siguió espasmódica. El chispeante Meza amenazaba hasta que Asensio se citó con Isco y el madridista enfiló hacia el primer hat-trick de su carrera profesional. Otamendi redujo la distancia y dejó un marcador más acorde con el juego desplegado. Nada que ver con la espantada albiceleste del segundo periodo.
Lopetegui dio entrada a Iago Aspas por Costa y el gallego paseó por el fango a la defensa visitante, a la que pilló una y otra vez la coronilla. Los goles comenzaron a caer como un chaparrón. Argentina ya era un guiñapo. Lo advirtieron los españoles, con Isco al frente. Y con De Gea sumado al festín, con una asistencia directa a Iago Aspas para el 5-1. De los muchachos de Sampaoli no había ni migas, solo de sus afilados tacos de sierra. Tan festiva estaba la noche para la Roja, que la gente despidió con honores a Piqué, silbado durante el discurrir del juego. Y también se celebró el debú de Marcos, la tercera generación de Marquitos. El primer caso de abuelo, padre (el Marcos Alonso de los 80) y nieto españoles que alcanzan la internacionalidad.
Todo buenas noticias para una España que va camino de Rusia con el viento a favor. Jugar ya jugaba bien casi siempre. Ahora resulta que también tiene dinamita. Nada que no sea Leo Messi tiene de momento esta Argentina escuálida, tan en los huesos.
Manchester United dejó libre a Zlatan Ibrahimovic "de forma inmediata"
El sueco tenía contrato hasta el 30 de junio.
Manchester United decidió rescindir con efecto inmediato el contrato del sueco Zlatan Ibrahimovic, que tenía vigencia hasta el 30 de junio. El futuro del delantero de 36 años estaría en la Major League Soccer de Estados Unidos.
“Manchester United confirma que decidió la finalización del contrato de Zlatan Ibrahimovic con efecto inmediato. Todos en el club desean agradecer a Zlatan por su contribución al equipo desde su llegada y le desean lo mejor para el futuro”, informó el club a través de un comunicado oficial publicado en su sitio web.
Una vez conocida la noticia, el jugador agradeció a través de su cuenta de Instagram. "Al club, a los fanáticos, al equipo, al entrenador, al personal y todos los que compartieron conmigo esta parte de mi historia", expresó. "Las cosas buenas también llegan a su fin y es hora de seguir adelante después de dos temporadas fantásticas", escribió junto a un fotomontaje en el que se lo ve caracterizado como Jesucristo y disputando una pulseada con un diablo.
Si bien era previsible que el sueco abandonara el club inglés, se esperaba que eso ocurriera al final de la presente temporada. “Todos sabemos que esta será su última temporada en Manchester United. Se ha ganado el derecho a elegir su futuro, es un grandísimo futbolista con una carrera envidiable”, había dicho el entrenador José Mourinho tres semanas atrás.
De esta forma, el ex jugador de Barcelona, Milan, Juventus y París Saint-Germain, entre otros, culminó su periplo en el United, con el que disputó 53 partidos y marcó 29 goles desde su llegada en julio de 2016. En este lapso fue campeón de la Europa League y de la Copa de la Liga de Inglaterra en 2017 y de la Community Shield en 2016.
La salida anticipada de Zlatan parece directamente asociada a su mudanza a Estados Unidos. Según dos fuentes anónimas citadas por la agencia AP, el futbolista ya habría firmado un contrato por dos años con Los Angeles Galaxy y se sumaría de inmediato al equipo que está disputando la temporada de la MLS que comenzó el 3 de marzo.
Ibrahimovic había jugado muy poco durante esta temporada. Tras sufrir en abril pasado una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha que lo mantuvo inactivo durante siete meses, volvió a la actividad en noviembre. Desde entonces, disputó apenas siete encuentros (dos como titular y cinco ingresando desde el banco) y marcó un gol.
La desvinculación también se puede haber visto facilitada por la situación de Manchester United hasta el cierre de la temporada. Eliminado de la Champions League (la semana pasada cayó ante Sevilla en los octavos de final), con la clasificación a la próxima edición de ese certamen prácticamente asegurada y casi sin chances de consagrarse campeón de la Premier League (está a 16 puntos de Manchester City a ocho fechas del final), al conjunto de Mourinho solo le queda por pelear la FA Cup: el 21 de abril jugará una de las semifinales ante Tottenham.
La llegada a la MLS podría ser el trampolín que Zlatan necesita para volver al seleccionado sueco y anotar su nombre entre los 23 futbolistas que disputarán el Mundial de Rusia. Si bien el jugador había anunciado su retiro del combinado nacional en junio de 2016, tras la disputa de la Eurocopa de Francia, hace tres semanas dio a entender que le gustaría regresar.
“Me resulta difícil ver a los compañeros y no estar ahí. Extraño la Selección. No le he cerrado la puerta a nada. Veremos qué sucede, vamos paso por paso”, dijo entonces el máximo goleador histórico del seleccionado sueco (62 anotaciones en 116 compromisos internacionales).
Perteneció a una “raza”de futbolistas que, al menos en nuestro medio, sólo tuvo dos nítidos ejemplos: el primero fue Orestes Omar Corbatta. El segundo, él. René Orlando Houseman. Se podría extender ese mismo concepto a un tercero, igualmente grandioso en cuánto a su excelencia futbolística, su cuota de “locura”, su aparente displicencia. Su genialidad. Nos referimos a “Mané” Garrincha, brasileño, claro. Fueron aquellos “punteros derechos” que deslumbraron por su habilidad, por sus arranques sorpresivos, por enloquecer a sus defensas y conmover a sus hinchas. Eran los fenómenos desequilibrantes , que abrían defensas inexpugnables, generaban los goles para los delanteros de punta (el “centro forward”) o deslumbraban ellos mismos.
La vida fue dura para Garrincha y Corbatta, en especial cuando el fútbol terminó. También la vida le deparó momentos a Houseman, en su niñez o en su final futbolística, pero -afortunadamente- encontró quienes le protegieran muchas veces. Afectos familiares, amigos o el propio César Luis Menotti, a quien llamó “mi padre”. Houseman pudo superar después de mucho tiempo las huellas que le dejó la bebida. En cambio, un cáncer que le atacó en 2017, a sus 64 años, fue fulminante. A pesar de su lucha, su valentía, su entrega y los mensajes de apoyo que le llegaban de todo el mundo futbolero.
Hasta los últimos días Houseman fue a ver a Huracán. (Juan Manuel Foglia)
Houseman había nacido en La Banda (Santiago del Estero), pero tenía apenas dos años cuando su padre Walter -albañil- se trajo a toda la familia a Buenos Aires. Entre sus changas y sus problemas, poco podía hacer, vivían en la Villa del Bajo Belgrano. Y ese fue “el lugar ene l mundo” para René. El lugar donde disfrutó y padeció, el que siempre sintió como “su” pertenencia, al que siempre volvía, aún cuando -llegado a la primera división del fútbol- disponía de facilidades para un ambiente mejor.
Quedó huérfano de su padre, su mamá Elba trató de cuidarlo como podía, prefería los interminables picados en el barrio antes que el colegio. “Vivir ahí fue lo mejor que me pasó, en ningún lado estaba tan tranquilo como en la villa. Yo era un pibe feliz al que no le faltaba nada. Me pasaba el día entero pateando contra el paredón. Muchos critican a la gente de la villa pero, para mí, era un orgullo. Siempre seré villero, y lo digo sin drama”, le contó a El Gráfico. Enseguida, se advirtió que tenía una habilidad y unas condiciones futbolísticas poco comunes. Se fue a probar a Excursionistas y no quedó pero, en cambio, sí lo incorporó el rival del barrio, Defensores de Belgrano, el viejo y querido Defe.
Menotti le hace el nudo de la corbata a Houseman.
“
En clubes el Loco Houseman totalizó 349 partidos, con 129 goles: 0,37 de promedio.
“Fui con tres amigos. El coordinador de las inferiores, Arce Gómez, me vio jugar 15 minutos y me dijo: váyase a duchar. Creí que me rajaba. Pero cuando salí del vestuario, me esperaban con los papeles para que firme”, contó. Debutó con 16 años en la Primera, en un partido contra Dock Sud. Y en 1972 salió campeón de Primera C con Defe. “Me fue a ver Poncini, el ayudante de Menotti en Huracán. Parece que le gusté, porque enseguida me contrataron”, otro recuerdo.
Aquel 1973 queda grabado en la historia de Huracán, su año glorioso. El equipo que Menotti condujo al título, que tenía a Brindisi y Babington como sus figuras (y patrones del mediocampo). Y a un Houseman, en la punta derecha, directamente deslumbrante. Campeón metropolitano, primer y -hasta hoy- único título del Globito en la categoría superior en el profesionalismo.
Apenas cobró su primer sueldo en Huracán, Houseman lo repartió entre sus amigos de la Villa. “¿Cómo no lo iba a hacer? Si ellos me dieron un plato de comida cuando yo no tenía ni para un vaso de leche”, se justificó.
Osvaldo Ardizzone lo describió en El Gráfico: “Houseman no existe. En realidad es El Loco Corbatta. Es Oreste en el piante, en la picardía, en los inventos, en la habilidad, en la gracia, en la precisión para pegar, en el amague. Es Corbatta, el mismo Loco que ahora decidió vestirse con la casaca de Huracán”. Era la descripción del Houseman en la cancha.
Fuera de allí -conflictivo, rebelde, poco afecto a los entrenamientos- empezaban los problemas. Pero, como había escrito Osvaldo Pepe por aquella época “Houseman se hizo jugador en una villa. Alma de villero al fin, se negó a dejarla cuando era campeón del mundo, figura en Huracán y cuando los doctores en moral le sugerían que los índices del progresos se miden por pertenencias materiales”. Y explicaba: “Nunca le perdonaron a Houseman su fidelidad al destino villero, su compromiso -consciente o inconsciente, espléndido en los dos casos- con los afectos cotidianos y su desapego a la acumulación en una sociedad que castiga y penaliza cualquier esfuerzo desprovisto de sentido productivo”.
“Ese flaquito desgarbado que ustedes vieron hoy va a ser la figura del fútbol argentino” profetizó Menotti, después de que Houseman la rompiera en un clásico contra San Lorenzo. El pronóstico estuvo cerca de cumplirse, pero aquella inconstancia y unos cuántos problemas físicos resintieron su campaña. Pero el Houseman juvenil que brillaba en el Huracán campeón mereció -y recibió- una justa convocatoria a la Selección Nacional.
Para el Mundial 74 de Alemania, un equipo de caótica conducción (tres técnicos, desorganización permanente en el fútbol argentino de esa época), Houseman fue uno de los que escapó a la medianía. En especial, en el 1-1 ante la poderosa Italia, que abrió el camino de la clasificación a segunda ronda. Marcó un golazo en el Neckarstadion, cuando amagó hacia adentro, enganchó para afuera e hizo chocar de frente a dos colosos (Benetti y Fachetti), que quedaron en ridículo.
Cuando Menotti asumió en la Selección y sentó las bases de su organización rumbo al Mundial 78, siempre contó con Houseman. Lo mimó y lo protegió. Fue más paciente con sus recaídas y lo incluyó entre los 22 para la cita máxima, inclusive entró como titular ante Hungría en el 2-1 del debut. Pero no estaba en su mejor nivel, sobre todo en lo físico, y tuvo que relegar protagonismo. Aún así, alcanzó a entrar en varios partidos y a disfrutar la gloria del consagratorio 3-1 ante Holanda, donde jugó la última y trepidante media hora en el Monumental. “Menotti me sacó bien, yo era irregular. Pero teníamos un equipazo”.
Pero el Houseman juvenil, imparable y genial de aquella aparición, no volvería a lucir. Huracán ya tenía sus propias crisis -fue intervenido por los militares a principios de los 80- y Houseman pasó fugazmente por River en 1981. Ni siquiera compartir plantel con estrellas como Fillol, Passarella, Alonso, Merlo, Tarantini o J. J. López le alcanzó para devolverle motivación. “Demostraré que no estoy acabado, este es un desafío” dijo al llegar a préstamo pero 100 mil dólares. Pero a fines de temporada, no hicieron uso de la opción. “Las pocas veces que jugó no lo hizo a la altura de lo que pretendíamos. Faltaba a los entrenamientos y cuando pasa esto, es mejor cortar por lo sano”, sentenció Aragón Cabrera, el mandamás de River.
René Orlando Houseman. (Archivo Olé)
Estuvo por irse a Australia, finalmente jugó en Sudáfrica y Chile (Colo Colo), para volver al país (tres partidos en Independiente de 1984) y la despedida -finalmente- en el Excursionistas del barrio, que le había rechazado mucho tiempo antes. Después se las rebuscó, pasó momentos más duros, pero salió adelante. Y estuvo como ayudante de Cappa en otro Huracán que acarició el título, hasta la caída con Vélez. Nunca pretendió ser más, nunca perdió su sencillez ni su alegría. Y se definió a sí mismo: “Un simple ser humano que tuvo la suerte de ser jugador de fútbol. Fui un jugador, sólo que tuve la fortuna de llegar a la Selección”.
Ficha personal
Nació el 19 de julio de 1953 en La Banda, Santiago del Estero.
En la Primera División argentina jugó en Huracán (campeón metropolitano 1973), River e Independiente: 109 goles en 281 partidos. Y en Segunda, para Defensores de Belgrano y Excursionistas. En el exterior: Chile (Colo Colo) y Sudáfrica (Amazulu).
Estuvo en la Selección Argentina entre 1973 y 1979.
Un festejo en el Mundial 78 que no fue completo
René Houseman jugó dos Mundiales : Alemania 1974, Argentina 1978. Paradójicamente, brilló en el primero, donde la Selección tuvo un desempeño irregular, deslucido. Y René no alcanzó su mejor nivel en el 78 pese a lo cual, tuvo la oportunidad de disfrutarlo más: fue la primera vez en la historia que la Argentina se proclamaba campeón del mundo.
Houseman peleaba la titularidad del equipo y, de hecho, así comenzó en el partido inaugural con Hungría (2-1). Pero no jugó bien y desde allí Menotti (“mi padre futbolístico”) decidió utilizarlo como alternativa para la delantera. Ingresó, por ejemplo, en el aquella recordada goleada contra Perú que significó el pase a la final con el 6-1 y marcó el quinto gol. Y también tuvo su media hora final en la apoteosis de la consagración 3-1 ante Holanda, al ingresar en lugar de otro habilidoso, Oscar Ortiz.
Un grande, el Loco Houseman, murió a los 64 años. (Archivo)
“Menotti me sacó bien del equipo titular, yo era muy irregular. Y no anduve bien en esos partidos. Pero teníamos un equipazo y fuimos merecidos campeones”, recordó. Houseman había lamentado aquella actuación con Hungría (“fue uno de los partidos más pobres que jugué en mi vida. No estaba nervioso, quería olvidarme enseguida”). Con el tiempo, admitió que la falta de un mejor estado físico en ese momento fue lo que le jugó en contra.