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viernes, 5 de junio de 2020

Bob Watson, Primer Gerente General Negro del beisbol, fallece a los 74 años de edad.

Alfonso L Tusa C

Adjuntos15:01 (hace 1 hora)
para natural30, Cco:

   Un antiguo pelotero grande liga, derrumbó una barrera racial en 1994 con los Astros de Houston. Dos años después, fue Gerente General de los Yanquis en el inicio de una dinastía campeonil.
Richard GoldsteinThe New York Times15 de mayo de 2020.

  Bob Watson, el gran bateador, primera base y jardinero quien se convirtió en el primer gerente general afroamericano en las grandes ligas, con los Astros de Houston de 1994, y luego ayudó a llevar a los Yanquis de 1996 al primer campeonato de Serie Mundial en 18 años como nuevo gerente general, falleció este jueves 14 de mayo en Houston.

   Los Astros anunciaron su deceso.

   Watson tenía fallas renales y se estaba sometiendo a diálisis desde 2016. “Mis dos hijos ofrecieron donarme sus riñones”, le dijo él a The Daily News a principios de 2018, “les di a ambos la misma explicación: ‘He tenido una buena vida y no quiero quitarle un riñón a alguien joven que lo necesita y todavía tiene su vida completa por delante’”.

Watson jugó 19 temporadas en las ligas mayores, la mayor parte del tiempo con los Astros, participó dos veces en el juego de estrellas. Pasó 45 años en el beisbol de grandes ligas como pelotero, ejecutivo, entrenador y también trabajó en la oficina del comisionado.

  Luego de varias temporadas como asistente del gerente general en Houston, fue promovido al cargo principal en octubre de 1993.

   “Es algo que la población de las minorías puede señalar ahora y decir, si, hay un hombre negro, o una persona de las minorías, en el cargo de tomar decisiones para un equipo de ligas mayores”, le dijo a The New York Times. “Pero no quiero ser clasificado como un pionero. Quiero ser clasificado como un tipo que fue el hombre adecuado para ese trabajo”.

   Watson se sometió a cirugía de cáncer de próstata en julio de 1994 y trabajó a medio tiempo para los Astros durante las siguientes semanas, antes de reanudar sus deberes a tiempo completo.
    Sus Astros, dirigidos por Terry Collins, futuro manager de los Mets, tenían marca de 66-49  cuando una huelga de peloteros terminó la temporada de 1994 en agosto. En 1995 los Astros  cayeron por debajo la marca de .500, cuando Watson fue obligado por la alta gerencia a cambiar peloteros valiosos para reducir costos de nómina.

   Se fue de los Astros en octubre de 1995 para convertirse en gerente general de los Yanquis, al acordar un contrato garantizado de dos años con una opción del equipo por dos años más. Los Astros le habían permitido hablar con los Yanquis mientras estaba bajo contrato, luego lo dejaron libre en el año final.
   
   Aunque Watson fue un pionero racial en el beisbol como gerente general, Bill Lucas, un afroamericano, manejó la mayoría de los cambios y negociaciones de contrato de los Bravos de Atlanta a finales de los años 1970s como vicepresidente de operaciones de beisbol. El dueño de los Bravos, Ted Turner, ocupaba formalmente el puesto de gerente general.

   Poco después que el dueño de los Yanquis, George Steinbrenner empleó a Watson, también nombró a Joe Torre como su manager de campo para 1996, reemplazando a Buck Showalter.
    Luego que los Yanquis perdieron ante los Marineros de Seattle en los playoffs de 1995, Gene Michael había sido movido desde gerente general a director de scouts. Pero mantuvo un importante papel, junto a Steinbrenner, al trabajar con Watson para armar la nómina de 1996. Con Derek Jeter, nombrado Novato del Año, en el campocorto, Mariano Rivera comenzando a surgir como el relevista más grande del beisbol, un recién llegado Tino Martínez en primera base y una rotación de pitcheo liderada por Andy Pettite, los Yanquis de 1996 vencieron a los Bravos de Atlanta en una Serie Mundial de seis juegos, su primer campeonato desde que derrotaron a los Dodgers de Los Angeles en 1978.
    Pero Watson renunció como gerente general después de la temporada de 1997, cuando los Yanquis fueron derrotados por los Indios de Cleveland en los playoffs. Fue reemplazado por Brian Cashman, su asistente, quien empezó una larga trayectoria como gerente general, una posición que aun conserva.
     Al reflexionar sobre su renuncia en medio de una turbulenta reacción de Steinbrenner, Watson le dijo a The Times en 2016, “No podía lidiar con la presión diaria de que iba a ser despedido, los gritos y la peleadera”.

    “Mientras crecía, siempre fui uno de los tipos más fuertes de mi vecindario”, le dijo a Texas Monthly en 1997, “y sabía que si no mantenía mi compostura, podía lastimar a alguien. Y en dos ocasiones, cuando estuve en situaciones amenazantes, desafortunadamente lastimé a algunos tipos. Así que trabajé duro para controlar mis impulsos. Y eso tuvo mucho que ver con mi consistencia como pelotero y como ser humano. De hecho, si no fuera la clase de tipo que soy, probablemente me habría derrumbado aquí el año pasado, especialmente con Mr. Steinbrenner”.

    Robert José Watson nació el 10 de abril de 1946, en Los Angeles, y creció en el vecindario South Central. Sus padres se separaron antes de que él naciera, y fue criado por sus abuelos, quienes fomentaron su pasión por el beisbol.
     Fue cátcher en la John C. Fremont High School cuando esta ganó el campeonato de la ciudad de Los Angeles en 1963, un equipo donde también jugaban los futuros jardineros de ligas mayores Willie Crawford y Bobby Tolan. Asistió a Los Angeles Harbor College, luego firmó con la organización de los Astros en enero de 1965.
     Watson casi renuncia al beisbol mientras jugaba con el equipo de ligas menores de los Astros ubicado en Savannah, Ga., donde la segregación le impedía compartir con sus compañeros de equipo en restaurantes y hoteles. Pero fue persuadido por la gerencia de los Astros para que perseverara.

     Debutó en las ligas mayores en 1966, al participar en un juego con los Astros en septiembre.
    De contextura corpulenta, Watson era conocido como el “Toro” (“Bull”). Era un bateador de líneas derecho, pero despachó 184 jonrones a pesar de jugar en el Astródomo, un estadio favorable a los pitchers, durante la mayor parte de los años 1970’s. Fue convocado al juego de estrellas en 1973 y 1975. En mayo de 1975, Watson anotó la que fue indicada como la millonésima carrera en la historia de las ligas mayores, un hecho muy promocionado por Major League Baseball. Recibió un millón de caramelos Tootsie Rolls, el cual donó a los Boy Scouts Girl Scouts, y un millón de pennies (monedas de centavo de dólar), el cual obsequió a la caridad, pero conservó un reloj Seiko. Sin embargo, la veracidad de la supuesta carrera millonésima no ha sido verificada formalmente.

   Watson fue el primer pelotero que bateó la escalera, sencillo, doble, triple y jonrón en un juego, en ambas ligas, Nacional y Americana, al hacerlo con Houston en 1977 y con los Medias Rojas de Boston en 1979.

   Los Astros lo cambiaron a Boston durante la temporada de 1979. Llegó a los Yanquis como agente libre en 1980 y bateó para .307 con 13 jonrones. El próximo año largó un jonrón de tres carreras ante Jerry Reuss de los Dodgers, en el primer inning del primer juego de la Serie Mundial, pero Los Angeles terminaron venciendo a los Yanquis en seis juegos.
  Los Yanquis negociaron a Watson a los Bravos en abril de 1982. Se retiró después de la temporada de 1984 con 1.826 imparables, 989 carreras empujadas y promedio vitalicio de .295.

   Watson fue coach de los Atléticos de Oakland por cuatro años, luego fue a la oficina principal de los Astros. Fue vicepresidente de las grandes ligas a cargo de la disciplina, reglas y operaciones de terreno desde 2002 hasta 2010 y trabajó con USA Baseball para seleccionar el equipo de Estados Unidos que fue a los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Ese equipo ganó la medalla de oro.

   Recibió un premio por logros vitalicios del Baseball Assistance Team, conocido como Bat, en 2017, por sus años como miembro del escritorio y comité de concesiones de la organización, la cual auxilia a antigua figuras del beisbol en situaciones difíciles.

Watson había estado viviendo en Houston. Sus sobrevivientes incluyen a su esposa, Carol Watson; su hija, Kelley; y su hijo, Keith.

 Watson le dijo al sitio web de Major League Baseball en 2014 que el juego necesitaba seguir adelante con el empleo de miembros de grupos minoritarios como gerentes generales y managers de campo. “Todavía tenemos un largo camino por recorrer”, dijo él. “La oficina del comisionado ha empleado una cantidad de mujeres y muchas minorías en la oficina principal del beisbol central, pero eso no ha drenado hasta el terreno de juego”.

Traducción: Alfonso L. Tusa C. 05 de junio de 2020.

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