Bruce Markusen.
Detroit Tigers.
A través del año, estaré examinando algunas de las barajitas de beisbol más notables de peloteros y managers de los Tigres de Detroit. Examinaremos una variedad de barajitas (y las personas que hay en ellas) que han salido desde que empezó la era de Topps en 1952.
Para empezar, la barajita de 1964 del pitcher de los Tigres, Phil Regan, nos ofrece una mirada a una clásica Topps de los años ’60. Primero, es una foto de entrenamiento primaveral, completa, con cielo azul claro; Topps viajaba a cada campamento cada primavera para procurar fotos de perfil y otras imágenes de poses para sus colecciones anuales. (Las fotos de acción no llegarían hasta 1971). Segundo, el uniforme de Regan nos da alguna idea de la moda beisbolera de ese tiempo. Mientras Regan adopta una clásica pose de pitcheo, manos sostenidas arriba de la cabeza mientras aprieta una pelota imaginaria, también se nota que usa un sweater grueso debajo del uniforme. Aunque raramente vemos peloteros lucir así en la actualidad, el sweater debajo del uniforme era un uso común de los peloteros durante los años ’60.
Sospecho que los peloteros hacían eso por dos razones. El clima de Florida podía ser un poco frío a principio del entrenamiento primaveral, así que el sweater proveía algo de calor adicional. Y si un pelotero necesitaba desprenderse de unas libras durante la primavera, podía quitarse el sweater durante los ejercicios y esperar sudar algo del exceso de peso. Y en el caso de Regan, él podría haber usado ese sweater para guardar una sustancia de contrabando. Hablaremos de eso más adelante.
Ocho años antes de que esta barajita fuese impresa, la carrera profesional de Regan empezó en la organización de los Tigres. Un producto de la Wayland Union High School de Michigan, donde destacó en tres deportes, él firmó con los Tigres en 1956 y empezó a forjarse su camino gradualmente en el sistema de granjas de Detroit. Hizo paradas en lugares como Jamstown, Durham, Birmingham, y Denver antes de llegar finalmente a los Tigres en 1960. Los Tigres le dieron una mirada de mediados de temporada al espigado joven de 23 años, lo usaron en el bullpen y la rotación. No lo hizo bien, permitió que se embasaran 95 corredores en 78 innings mientras dejaba un record de 0-4 y efectividad de 4.50.
Aún así, los Tigres vieron algo en Regan para confiarle el papel de abridor ocasional y relevo largo en 1961. Tuvo dificultades en una temporada de expansión donde los bateadores de la Liga Americana dominaron a sus contrapartes del pitcheo. Regan caminó a casi tantos bateadores como los que ponchó y vio su efectividad empeorar hasta 5.25.
Con un repertorio que incluía una recta que se hundía y slider, Regan mejoró mucho en 1962 y ’63, mientras los Tigres le daban más oportunidades en la rotación. Lanzó 171 innings en 1962, y bajó su efectividad en más de una carrera. La temporada siguiente, ganó 15 juegos y ponchó 115 bateadores, mientras emergía como el tercer abridor detrás del as Jim Bunning y el zurdo Hank Aguirre.
A los 26 años de edad, Regan parecía haberse establecido en el comienzo de una larga pasantía en la rotación de los Tigres. Sorpresivamente, la temporada de 1964 trajo disgusto. Él lanzó tan pobremente que empezó a perder terreno ante dos jóvenes abridores, Mickey Lolich y Denny McLain. Al ganar solo cinco de 15 decisiones, Regan vio su efectividad subir hasta 5.03.
La situación empeoró en 1965. Regan lanzó de manera inefectiva en 51 innings y se ganó un boleto de vuelta a la pelota AAA. Mientras lanzaba para el equipo filial de los Tigres en Syracuse, Regan aprendió a lanzar otro pitcheo, más específicamente una pelota de vaselina. El pitcheo ilegal, el cual Regan y los Tigres trataron de disimular lo mejor posible, le dio movimiento adicional en la zona de strike. Años después, el relevista de los Cardenales, Al Hrabosky confirmó que Regan lanzaba un envío conocido como “slippery elm”.
Aún con la bola de vaselina (o bola de saliva) añadida a su repertorio, los Tigres no estaban conformes. Desanimados por los dos años de mala racha de Regan, lo pusieron en el mercado. En las reuniones invernales de 1965, ellos hicieron un trato, enviaron a Regan a los Dodgers por el infielder utility Dick Tracewski. Aunque Tracewski estaba cerca de iniciar una larga asociación con los Tigres como jugador y entrenador, ese fue un trato que los Tigres lamentarían a corto plazo, dado el resurgimiento de Regan.
Además de la adición de la bola de saliva, los Dodgers también hicieron un cambio importante a Regan que revitalizaría su carrera. Lo movieron hacia el bullpen, donde emergió como el nuevo as de relevo de Walter Alston. Apareció en 65 juegos, tuvo efectividad de 1.62, alcanzó un impresionante WHIP de 0,93, y lideró la Liga Nacional con 21 salvados. Quizás tan significativo como eso, ganó 14 juegos y perdió solo uno para ayudar a los Dodgers a ganar el banderín de la Liga Nacional. En varias ocasiones él llegaba a juegos donde los Dodgers estaban empatados o perdían, rápidamente veía a los Dodgers tomar la delantera, y entonces se apuntaba la victoria. Debido a esa tendencia su compañero de equipo en los Dodgers, Sandy Koufax, empezó a llamarlo “El Buitre”. El colorido apodo se quedaría con él por el resto de su carrera.
Aunque algunos observadores usaban en apodo despectivamente, los periodistas formales de la Liga Nacional sentían de otra manera. Votaron por él para terminar séptimo en la elección del jugador más valioso, por detrás de Juan Marichal y delante de Hank Aaron, Matty Alou y Pete Rose. Esa elección completó una temporada que también vio a Regan ganar el premio Regreso del Año mientras ganaba un lugar en el equipo de estrellas de la Liga Nacional. También apareció en su primera y única Serie Mundial, lanzó un inning en blanco como relevo.
Regan no pitcheó tan bien en 1967 y perdió su papel de as de relevo ante Ron Perranoski. Aún así le dio a los Dodgers 96 innings de relevo decente y mantuvo su efectividad debajo de 3.00. También incrementó su fama de lanzador de una pelota de saliva. De acuerdo a un artículo de Sports Illustrated, aproximadamente un cuarto de los pitchers de las ligas mayores lanzaba la pelota de saliva en 1967. El artículo indicaba los principales practicantes, Don Drysdale, Gaylod Perry, Bob Shaw, y por supuesto, Regan. Al contestar una pregunta acerca de su reputación como pitcher de la bola de saliva, Regan dio una respuesta colateral: “No puedo venir y decirte que ahora lanzo la bola de saliva”, le dijo Regan al reportero, “pero diría: No la uso tanto como muchos piensan”.
Aunque la bola de saliva mejoró la efectividad de Regan, Perranoski se había establecido claramente como el nuevo as de relevo delante de su compañero. Para abril de 1968, los Dodgers sintieron que no podían darse más el lujo de tener dos relevistas de alta calidad para los últimos innings. Los Dodgers enviaron a Regan y el toletero Jim Hickman a los Cachorros por el jardinero Ted Savage y el pitcher derecho Jim Ellis. Al darse cuenta de lo que tenían, los Cachorros convirtieron a Regan en su cerrador y lo vieron salvar 25 juegos para el final de la temporada. Por eso ganó su segundo premio Apagafuegos del Año.
El año de 1968 también trajo controversia. Durante un relevo de tres innings en un juego a finales de agosto, el árbitro principal Chris Pelekoudas gritó repetidamente a Regan, le pidió ver varias de las pelotas que lanzaba el derecho. Como siempre, Regan insistió en que estaba lanzando su slider, la cual él decía que podía romper tanto como 15 pulgadas, y no era una pelota de vaselina o de saliva.
Regan siguió efectivo en el papel de as de relevo en 1969, aún cuando los Cachorros desperdiciaron la considerable ventaja que tenían a mitad de temporada sobre los Mets. Siempre el caballo de batalla, Regan apareció en 71 juegos y acumuló 112 innings. El manager Leo Durocher lo usaba con mucha frecuencia, lo desgastaba y dañaba su actuación durante la carrera por el banderín.
La temporada de 1969 puede haberle pasado factura a Regan. El año siguiente, empezó a mostrar un declive significativo. Eso era comprensible, por el exceso de trabajo y el hecho de que había cumplido 33 años. Mientras su efectividad se desvanecía, el pasó a labores de relevo largo y permaneció ahí hasta junio de 1972, cuando los Cachorros vendieron su contrato a los vecinos Medias Blancas. Al aparecer en solo 10 juegos durante las siguientes siete semanas, Regan determinó su despido incondicional de los Medias Blancas. Ese movimiento terminó su carrera de 13 temporadas, lo dejó en 96 triunfos, 92 salvados, y una respetable efectividad de 3.84.
Al terminar sus días de jugador activo, Regan permaneció en su estado nativo de Michigan y empezó a trabajar como entrenador principal en Grand Valley State University. Permaneció allí hasta 1982, cuando regresó a la escena de las Grandes Ligas como coach de ligas menores con los Marineros. A partir de ahí, él fue scout con los Dodgers y entonces encontró su nicho como coach de pitcheo de Grandes Ligas, primero con los Indios, luego los Orioles y Cachorros. Su punto culminante como técnico fue un breve período como manager de Baltimore en 1995. También dirigió un poco en los niveles bajos del sistema de granjas de los Tigres.
Es difícil de creer, pero Regan aún enseña el juego. Más allá de su retiro, el hombre de 76 años continua trabajando en el sistema de granjas de los Mets. Como coach de pitcheo de los Mets de St. Lucie, él ha trabajado con Matt Harvey, Zach Wheeler, y Noah Syndergaard, los tres valiosos derechos quienes representan el futuro de la rotación de los Mets en Nueva York.
Me gustaría saber si Regan les dio lecciones de cómo lanzar la pelota de vaselina. Los viejos hábitos son difíciles de purgar.
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