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sábado, 4 de febrero de 2023

LOS HECHOS PROBADOS DE DANI ALVES: Un futbolista estelar se enfrenta a una sólida acusación por agresión sexual

 

Dani Alves, hechos probados (ella es una chica de 23 años, sin ningún apuro económico, que asegura sólo buscar justicia)

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 sin protección, no duerme, está recibiendo tratamiento

 psicológico...

Dani Alves, hechos probados (ella es una chica de 23 años, sin ningún apuro económico, que asegura sólo buscar justicia)
  • «La mentira más común es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo» (Friedrich Nietzsche)

Dani Alves juega al fútbol sala en la cárcel de Brians 2. «Desde la ventana de su celda solo se ve un patio interior y algo del cielo», nos cuentan quienes conocen el sitio de su encierro. No puede lucir sus prendas de jugador millonario, va en chandal... «Va a su ritmo, como tratando de adaptarse». Quizás sin ser consciente que su caso marcará un antes y un después en la manera de investigar una violación. La sensación de impunidad del futbolista -saturación de noticias falsas, incluidas- han permitido que entre en prisión. Y que su pronta libertad, a pesar de contratar a uno de los más célebres penalistas de Cataluña, sea casi una quimera, a menos de que haya un vuelco enorme en este proceso.

Como acusado, lo ha hecho todo mal: ha mentido varias veces, tanto a la juez como a los investigadores. Incluso a su mujer, quien creía a ciegas en su Dani. Las cámaras han corroborado que sus declaraciones estaban llenas de falsedades. Los testigos han ratificado los claroscuros. Así, fue precisamente no contarle la verdad a su esposa, Joana Sanz, lo que permitió que volviera a España desde México, justamente de un país del que hubiese sido extremadamente complejo extraditarle. No había forma, sin relatar que lo que estaba pasando era grave, que pudiera evitar asistir al entierro de su suegra.

A pesar de todo, de las innumerables pruebas contra él, aún hay quienes le defienden y siembran dudas sobre el férreo testimonio de una chica de 23 años que le acusa de violarla en un lavado de la zona más de elite, dentro de la propia área VIP, de la exclusiva discoteca Sutton. Había un aura de frivolidad en sus acciones, tanto antes como después. Pero Alves se ha encontrado con una joven inteligente y decidida. Con la suficiente estabilidad económica para no acceder a un acuerdo, con un entorno familiar y de amigos que la asesorado y protegido bien tras lo acontecido. Con una mujer que solo quiere, en palabras de su defensa: «Justicia, sin ninguna indemnización...». Lo ratificó: «Si no es así, no te contrato».

El descalabro de la cambiante versión de Alves se basa en hechos probados, los que recopilamos a continuación...

15 A 17 MINUTOS

En las distintas zonas VIP de Sutton reina el dorado y el azul. Cada una patrocinada y bautizada por marcas de champagne, vodka y whisky. Las áreas más íntimas son las denominadas VIP Top Hits Room y la Suite. Se puede degustar una botella de 15.000 euros o contratar un espectáculo privado por 24.000. Aquí estaba Dani Alves el 31 de diciembre, pasadas las 3 de la mañana. La seguridad es máxima. Dentro de los recovecos, entre lo dorado, está la Suite, la que cuenta con baño privado. Para un mortal, hay un paquete epic que cuesta la friolera de 10.000 euros si uno quisiera acceder, con derecho a ese mismo monto en la consumición. Para las celebrities hay un trato especial.

Alves, ex jugador del Barcelona y dos veces ganador de la Champions, está acusado de cometer una violación en la zona más exclusiva de Sutton. Hay distintas cámaras de seguridad cubriendo la zona. Pocas escapan a su control, excepto las zonas de los servicios. En ellas se puede ver con nitidez cómo interactúan la joven de 23 años con el futbolista de 39. También cómo él y ella desaparecen del control de vídeo por entre 15 y 17 minutos. Eran cerca de las 4:30 de la mañana.

DE BUENA FAMILIA Y CON CAPACIDAD ECONÓMICA

La veinteañera, una chica educada, de buena familia, a quien llamaremos X. -no daremos más datos sobre ella para preservar su intimidad-, nunca pensó que le podía pasar algo así en un lugar como Sutton. Sólo fue a pasarlo bien, a un local en la lista de los clubes más finos del mundo. Su testimonio de lo que ocurrió en ese lapso describe que primero él la invita a pasar a una zona a la que muy pocos pueden acceder y ella no sabía dónde iba. «Yo no sabía qué había detrás de esa puerta, pensé que habría otra zona VIP». Cuando ya estuvo cerca, la obligó a entrar y bloqueó la puerta. Ella rehusó seguirle el juego al mundialista por Brasil. Repetidas veces lo hizo: «Le pedí que parara y me dejara salir». Siempre según su testimonio, eso no sucedió. Todo fue a más. Utilizó su físico de deportista de élite para reducirla y maniatarla. «Quiso que le hiciera una felación». Se negó todo lo que pudo. Ella asegura que Alves la golpeó. La forzó y eyaculó. No usó preservativo. La chica de 23 años quedó en estado de shock y solo quería salir. «Primero yo», le diría, según su testimonio. Así Alves sale y después se toma algo en la barra. Esto último lo corroboran las cámaras. No hay contradicciones en el relato de ella. Tiene un informe médico y fue auxiliada por el personal de la discoteca. Ellos son quienes activan el protocolo anti agresiones sexuales.

La suite de la lujosa zona VIP de la discoteca Sutton Barcelona.
La suite de la lujosa zona VIP de la discoteca Sutton Barcelona.

X. actuó siguiendo correctamente todas las pautas. «Al llegar al hospital le pidieron que dejara su ropa interior; otra mujer podría haber ido a casa, darse una ducha, tal vez por la sensación de asco de llevar puesta esas prendas», ha descrito su abogada a UOL. «Todo sucedió esa misma madrugada: un guardia de seguridad, al ver el estado en que se encontraba mi clienta, preguntó qué había pasado, la llevó a una habitación aparte y fue allí donde le explicó lo sucedido. Debido a que tenía unas heridas, llamaron a la ambulancia y a la policía, la llevaron al Hospital Clínic, que es un hospital de referencia en el tratamiento de las agresiones sexuales en Barcelona... La policía ya ha comenzado a hacer las investigaciones, para interrogar a los profesionales de la discoteca, para recoger pruebas en el interior del recinto, captando imágenes de las cámaras del circuito de seguridad. Esta acción inmediata fue lo que llevó a que la investigación tuviera pruebas abrumadoras muy rápidamente. Eso es lo que debe pasar: cuando una mujer es agredida, la acción debe ser inmediata». Y X. dentro del drama actuó con una fortaleza inusitada.

LAS FALSEDADES DE DANI ALVES

Frente al relato de X., que con cada nueva prueba y testimonio se refuerza su versión, la otrora estrella culé mintió reiteradas veces. Mentira 1. «Me gustaría desmentir todo, todo, primero. Yo estuve ahí, en ese sitio, con más gente, disfrutando. Todo el mundo sabe que me encanta bailar. Disfrutando, pero sin invadir el espacio de los demás y siempre respetando el entorno. Después, cuando eliges ir al baño, no preguntas quién está en el baño para ir al baño. Lo siento mucho, pero no sé quién es esa señorita, no sé quién es, no sé su nombre. No la he visto nunca en mi vida... Ya basta, están haciendo daño», suelta en una grabación que se retransmite en el programa Y ahora Sonsoles. Además, junto a este testimonio, se da el dato erróneo de que sólo estuvieron allí 47 segundos y después salieron. Una absoluta falsedad que únicamente ha servido para intoxicar. Las cámaras de Sutton desmienten todo lo que dice Alves y el tiempo que transcurrió.

No sólo mintió en un programa de máxima audiencia. Lo hizo ante las autoridades policiales y judiciales, hecho que le compromete y pone en duda la verosimilitud de todo su relato. Después se ha filtrado que Alves se propasó con ella y una de sus acompañantes antes. Incluso frotando la mano de X. en su glande. Es decir, la conoció e invadió su intimidad antes de lo sucedido en el pequeño y lujoso lavado de Sutton. A la jueza le dijo que estuvieron juntos en el baño pero ni la tocó. Al ministerio público, que ella intentó seducirle y que él se quedó impávido. Acorralado por la defensa, reconoció haber mantenido relaciones sexuales, una felatio, pero que había mentido «para protegerla». En menos de una hora, se acorraló él mismo. En cambio, la declaración de X. era tan minuciosa que describió un tatuaje que sólo podría haber visto alguien que le hubiera visto desnudo.

HUIDA A MÉXICO Y RETORNO A ESPAÑA

Mientras X. lloraba y le contaba a los Mossos y a los miembros de seguridad quién la había violado, Alves huía del lugar. Voló a México, donde jugaba por el Pumas (ya ha sido despedido). Por mentir, mintió hasta en el monto de su salario a la magistrada: dijo que cobraba 300.000 anuales, eran mensuales, a sabiendas que este tipo de casos se resuelven -con las celebrities- con indemnizaciones millonarias.

La versión de que X. era una cazafortunas fue lo que insinuó su mujer Joana Sanz, quien salió en su defensa inmediatamente. Enamorada de Alves, en un principio, no dudo de él y le defendió. Ella estaba en Tenerife, cuidando a su madre. Sólo le excusó, con declaraciones altisonantes y nada feministas: «Él salió a bailar y a intentar disfrutar de la música como bien le gusta y punto. No hay nada de malo de ello. Yo he visto muchas veces cómo mujeres se acercan al reservado, atrevidas, a intentar algo con mi marido en mi cara. Si lo hacen en mi presencia no me quiero ni imaginar cuando yo no estoy... Hablando claro y pronto, el valor que tiene hoy en día la mujer es menor que un chupito de un euro. ¡Basta ya!».

El ex jugador culé Dani Alves ha mentido a la opinión pública, a los investigadores, al ministerio público y a la magistrado que lleva su caso. Ha pasado de ni siquiera conocer a quien le señala como su violador, a reconocer que tuvo sexo consentido.
El ex jugador culé Dani Alves ha mentido a la opinión pública, a los investigadores, al ministerio público y a la magistrado que lleva su caso. Ha pasado de ni siquiera conocer a quien le señala como su violador, a reconocer que tuvo sexo consentido.

En descargo de Joana Sanz, cabe señalar que cuando hace esta declaración su madre acababa de morir. Y este hecho fue clave para que Alves volviera a España desde México. Ella repetía su versión, Dani era el último pilar de su vida, y se aferraba a él. Después, tras el extraordinario trabajo de la la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS) de los Mossos, parece haberse rendido ante las evidencias. Ha eliminado las fotos de él de sus redes sociales.

LAS CONSECUENCIAS DE UNA VIOLACIÓN

X. padece un infierno. No duerme. Pero tiene una firmeza que la hace intachable: «Tengo la suerte de tener buenas condiciones de vida, y no quiero una indemnización, quiero la cárcel». Eso le ha dicho a su letrada. Pero no lo está pasando nada bien: «Está recibiendo apoyo psicológico a través de una entidad pública, especializada en el tratamiento de víctimas de violencia. El Hospital Clínic prescribió un tratamiento completo destinado a evitar cualquier tipo de enfermedad infecciosa, ya que no se utilizó preservativo. También tiene tratamiento farmacológico con ansiolíticos para poder dormir, pero me dijo que no ha podido desde lo que pasó... También estamos tratando de mantenerla lo más alejada posible de los medios, que no vea televisión ni escuche nada, para que no se enoje, pero es difícil. El caso está en toda la televisión porque él es el personaje que es. Hay violaciones todas las semanas, pero no tiene esa repercusión. Tiene miedo a ser identificada. Esto lo quiere evitar a toda costa».

CAMBIO DE ESTRATEGIA

La defensa de Alves ha sido, hasta su encierro, un completo desastre. Ha tenido que recurrir in extremis al penalista Cristóbal Martell. El abogado de los Pujol y de Leo Messi buscará encontrar una fisura en el caso. Ha estado trabajando contrarreloj para conseguir la libertad provisional del centrocampista. Es ya un juego de ajedrez donde ha tenido que confesar que hubo una infidelidad a su mujer. Así ha justificado Martell las contradicciones del actual preso del modulo 13 de Brians 2. Se ha filtrado que está dispuesto incluso a ponerse una pulsera telemática para ser controlado.

Mientras duran las investigaciones y ante el riesgo de fuga, Alves puede permanecer preso a la espera de juicio, un año (la defensa espera que no sea más de un mes). La pena, de ser encontrado culpable, oscila entre los cuatro y los 12 años.

Los que le ven en prisión no notan «ningún rasgo ni de depresión ni tristeza». Por eso, por ahora no se ha aplicado ningún protocolo antisuicidio. Poco a poco va perdiendo apoyos. Su hermano habla, sin pruebas, de una «trampa demoniaca». Por ahora, todos los indicios corroboran lo dicho por X. Dos pruebas de ADN -la del vestido y la del suelo del baño donde todo pasó- serán decisivas. Mientras, ella sólo quiere no ser reconocida. Y que se haga justicia. Parece otro hecho probado.

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