Al
conocer este lunes 15 de enero de 2018 la noticia del deceso de otro de
aquellos amigos invisibles que frecuentaba cada noche en las transmisiones
radiales de los juegos de beisbol, fue inevitable rememorar aquella temporada
1971-72 cuando Rubén se las ingenió para llevar a los Tigres de Aragua a su
primer campeonato en LVBP, luego de despedir a cinco importados que exigían más
dinero para jugar el playoff. También sus apasionantes anécdotas del beisbol
amateur venezolano, de las grandes ligas, su paso por el circuito radial de
Cardenales de Lara, por la gerencia de Caribes de Oriente en sus primeras
temporadas, su trabajo en la oficina de la Confederación del Caribe, su trabajo
como gerente y asesor en Bravos de Margarita. Pero lo que más burbujeaba en mi
mente era esto:
Todavía
recuerdo uno de los libros que más busqué de Rubén, trataba de un episodio de
su segunda estadía como gerente general de los Navegantes del Magallanes hacia
finales de la década de 1980. El título era algo así como “La vez que Magallanes
entrenó en Miami”. Allí Mijares relataba como había armado la
importación, detallaba como se reunió con los peloteros en Estados Unidos y
viajó con ellos hasta Valencia. Rubén fue llamado en 1989 por el Dr. José
Ettedgui para que se encargara de la gerencia general. Una de las primera
decisiones que tomó fue cambiar al recién llegado Fred Manrique a los Tigres de
Aragua por Oswaldo Olivares. Esa temporada (1989-90), el manager fue Marv Foley
y Magallanes terminó primero en la ronda eliminatoria. La temporada siguiente,
el manager fue Rick Down y terminó segundo en la temporada regular. En esa
estadía Rubén Mijares también llevó a Benito Malavé y firmó a Eddy Díaz y a
José Francisco Malavé.
En la
temporada 1969-70, lo primero que hacía al abrir la página deportiva de El
Nacional, era buscar la pelota descosida dibujada al tope de una columna
llamada “Beisbol por Dentro”. Allí Rubén Mijares desmenuzaba con una prosa
enceguecedora la rutina de Enzo Hernández con su guante antes de los juegos, la
obsesión de Neudo Morales por usar las mismas medias sanitarias mientras se
mantenía bateando imparables, la reflexividad de Dámaso Blanco al hablar de sus
batazos más inesperados, la tranquilidad de Clarence Gaston al explicar como
hacía para batear esos jonrones agónicos.
Luego me
tocó escucharlo en el circuito radial magallanero, junto a Felo Ramírez y Leo
Nazar, una noche comparó la jugada del boleto intencional fingido por Dick
Williams con Rollie Fingers y Gene Tenace para ponchar a Johnny Bench en la
Serie Mundial de 1972, con una jugada similar de la temporada 1972-73.
A mediados
de 1974 me enteré de que Dave Parker vendría a jugar con Magallanes. Varios
años después escuché a Rubén Mijares explicar cómo había negociado con las
Águilas Cibaeñas de República Dominicana para que Parker viniese a jugar con
los Navegantes a cambio de Bob Darwin. Ese año Mijares también trajo a Don
Baylor y al relevista Kent Tekulve. Y en el playoff trajo a Bob Veale.
La
temporada siguiente Mijares consiguió traer a uno de los prospectos de pitcheo
más prometedores de los Orioles de Baltimore: Mike Flanagan. También repitió a
Wayne Garland, Larry Demery y a Tekulve.
Siempre
tenía un as bajo la manga, un recurso de última hora que hacía lucir
competitivos a sus equipos. En algún comentario radial o en algún
párrafo de sus columnas o libros, expresó que estuvo a punto de traer para
Magallanes al mismísimo Dave Winfield a mediados de los setenta y al
antesalista Matt Williams en los ochenta.
Lo que más me
impresionaba y siempre extrañaré de Mijares era su gran disposición para
relatar anécdotas. Los textos de “Beisbol por dentro” estaban escritos con esa
misma pasión narrativa, quizás por eso asociaba su lectura con el “Viaje al
centro de La Tierra” de Julio Verne. Quizás por eso aún recuerdo la emoción con
que Mijares relataba la forma como lo miraba Bob Darwin una vez que se topó con
él en un aeropuerto estadounidense cuando aun estaba muy reciente el cambio por
Dave Parker. Quizas por eso aun recuerdo un texto suyo en el diario La
República donde dsecribía con tanta o más emoción las incidencias de un
campeonato nacional de beisbol juvenil, como si fuese el séptimo juego de la
Serie Mundial.
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