Tomado del blog vinotintoorbital.blogspot.com de Rafael Lastra Veracierto, "El Pibe Lastra"
Rafael Lastra Veracierto
La memoria omite la exactitud, pero será muy difícil olvidar esa Copa América de Brasil 1989, cuando la Vinotinto se sacudió el complejo y enseñó los dientes de la rebeldía.
Aquella fue la primera vez que se jugó por bajo, con influencia suramericana, mostrando asociaciones acompasadas y al desamparo de los atavismos.
Además, se exhibió el talento de Carlos Fabián Maldonado, quien con sus cuatro dianas al tope de la tabla de goleadores, junto a Bebeto, obligó a los reporteros gráficos a ubicarse detrás de los arcos para donde atacaba el equipo venezolano.
Seguramente, nos preguntarán si los resultados se correspondieron con la filosofía del DT argentino Carlos Horacio Moreno (+) y la hazaña de Maldonado.
No, fueron tres derrotas y un empate. Último puesto del grupo en el que se enfrentó a Brasil, Colombia, Perú y Paraguay: cuatro goles a favor y 11 en contra.
Evidentemente, los registros estadísticos suelen ser gélidos, pero acá hubo episodios a destacar.
“Esa selección jugó sin miedos, pese a las diferencias técnicas e históricas. Lamento que no hubiéramos podido obtener mejores resultados”, nos confesó Moreno muchos años después en una conversación en el Olímpico de la UCV.
Al compás del Caribe
La inédita maravilla visual se apreció desde el debut copero en el estadio Fontenova, en Salvador, donde la transmisión internacional de TV no censuró el descontento popular con el adiestrador Sebastiao Lazaroni, quien había apartado del Scratch a Charles, joven promesa del equipo local Sport Bahía.
Quien escribe tenía 18 años y aún no iniciaba los estudios de periodismo en el Alma Mater, cuando sus ojos advirtieron el radicalismo de la protesta en los graderíos: un grupo de aficionados incineró la bandera amazónica para luego enarbolar el pabellón amarillo, azul y rojo con las 7 estrellas.
Ese 1º de julio de 1989, hubo silbatinas y la fiestaverdeamarelha ni siquiera estalló cuando al minuto dos Bebeto mandó un bombazo rastrero e inatajable para“Guacharaca” Baena.
Más bien, la incredulidad se apoderó de los torcedores, en la medida que se dieron las salidas desde el fondo, con balón dominado, de los centrales Andrés Paz y Pedro Acosta, en conexión con Laureano Jaimes, Carlos Maldonado, Pedro Febles, Bernardo Añor y un carajito llamado Stalin Rivas, de 17 años de edad.
Incluso, atestiguamos cómo un volante de marca, Roberto Cavallo, se unió a los instantes de magia y toques certeros, que no resultaron indiferentes para Romario, Branco, Valdo, Silas, Tita, Baltazar y compañía.
Cavallo tuvo una destacada copa. En la foto junto a Valderrama |
Era un sueño inconmensurable no atinar al reloj y suponer un nuevo presagio, distinto a la humillación de siempre.
Lo anterior, que hoy pudiera parecer un consuelo de tontos, se consolidó al minuto 63 con el gol de Maldonado: la habilitación por el centro del área no fue repelida por Ricardo Gomes y el criollo eludió al guardameta Taffarel, mediante una gambeta antológica, antes de marcar la primera diana oficial de Venezuela frente a una selección A de Brasil.
La pasional narración del hecho, de parte de Lázaro“Papaíto” Candal, en medio de la transmisión de RCTV, todavía está represada en la psique de no pocos venezolanos: “Es el primer gol contra Brasil en 20 años de historia de enfrentamientos”, exclamó el periodista de origen gallego y exjugador del club La Salle en Venezuela.
“Claro que me di cuenta de lo que representaba ese gol, pero estaba más preocupado por llevar la pelota al centro y procurar algo más en ese juego”, rememoró Maldonado en una entrevista en 2010 en el estudio de la emisora Z-100 FM, en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.
El 6 de junio de 2008, en un cotejo amistoso en elGillette Stadium de Boston, su hijo Giancarlo, igualmente, le anotó a la selección brasilera, camino a una clamorosa, y hasta ahora única victoria de Venezuela por 2-0.
La ilusión de competir
Ídolo sempiterno del Deportivo Táchira de tardes gloriosas de Copa Libertadores, Carlos Fabián materializó un doblete en el pórtico de René Higuita y su insurgente Colombia, que doblegó 4-2 a Venezuela en Salvador.
Esa tarde no se jugó con la motivación del match contra Brasil. Reaparecieron los temores y los neogranadinos cobraron sus cuentas. Hasta Higuita, histrión impenitente, transformó un penal.
Frente a Perú, Maldonado devolvió la esperanza de un triunfo, algo no experimentado por Venezuela desde el certamen de 1967 en Montevideo, cuando se había derrotado 3-0 a Bolivia. Pero, un minuto después sobrevino el empate y todo se desvaneció.
Ya eliminada de la copa, la selección nacional ensayó una despedida digna el 7 de julio en Fontenova. La perseverancia de Moreno de apostar al juego elaborado y sin ceder al balonazo, arrinconó a los paraguayos, quienes se refugiaron en su parcela, custodiada por el mejor guardameta de América: Roberto “El Gato” Fernández.
Fue un gran primer tiempo para Jaimes y Cavallo, motores de las incursiones vinotinto, junto a Ildemaro Fernández y por supuesto, Maldonado.
Hasta que el contragolpe guaraní, siempre letal, urdió en una goleada inmerecida de 0-3.
Recordamos al término de ese encuentro, la frustración que denotaba el rostro de Maldonado. En todas sus entrevistas, manifestaba el anhelo de que sus goles se tradujeran en victorias para Venezuela.
El perfume del gol
En definitiva, aquellos cuatro cañonazos lo igualaron a Bebeto en la ronda inicial del certamen y no fue sino por la clasificación de Brasil a la fase decisiva que se le desplazó finalmente como máximo artillero del evento, adjudicado al anfitrión en una final de infarto ante Uruguay (1-0) en el Maracaná.
El desempeño de Maldonado en la copa refrendó la experiencia de 1988 en el Deportivo Armenio de Argentina, al tiempo que proyectó sus éxitos en el Independiente Santa Fe de Colombia y Fluminense de Río de Janeiro.
Carlos Maldonado fue estrella en el Flu de Brasil |
Así fue la primera vez que una selección adulta de fútbol de Venezuela capturó los elogios de la prensa internacional por su idea técnica colectiva, por haberle marcado al todopoderoso Brasil y obsequiar cada factura de gol de Carlos Fabián, el papá de Giancarlo, otro exponente de la raza vinotinto.
Twitter: @rala1970
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