No puedo escribir de deportes cuando una de mis islas Canarias, La Palma, se llena de lava y fuego y unos cuantos miles de sus habitantes viven en el desespero.
No por anunciafo ha sido menos duro. La erupcion del volcán de Cumbre Vieja nos aterroriza a todos. Y más cuando comienzan a circular las tremendas predicciones de agoreros, y hasta de científicos serios.
Hoy vivimos momentos de incertidumbre, dolor, congoja y desamparo. Tú has hecho tu casa con miles de sacrificios y de la noche a la mañana la naturaleza despierta enfurecida y se lleva todo por delante. Eso hay que sufrirlo para valorarlo, aceptarlo. Pero no se puede. Como dijo una damnificadas, Dios no existe en La Palma. Y es que ese dios tiene muchos frentes a los que acudir. Damasiado trabajo para cualquier deidad al uso.
Los problemas deportivos del Barcelona, la ruina económica drl fútbol o la lesión de Messi deben quedar hoy atrás ante esta tragedia que vivimos los isleños.
Somos ocho islas y todas han tenido representación en la economía venezolana. No podemos olvidar la aportación de los palmeros a la agricultura criolla. Hoy tenemos que estar con todos ellos, y con todos los isleños , porque si el volcán termina por derrumbar Cumbre Vieja y otras montañas, desapareceremos. No es broma. El sunami espera agazapado para asestar la mordedura mortal en cuanto menos lo esperemos.
Que así no sea.
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